MENLO PARK, CALIFORNIA - 28 DE ABRIL: Un cartel se coloca frente a la sede de Meta el 28 de abril de 2022 en Menlo Park, California.  (Foto de Justin Sullivan/Getty Images)
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Bloomberg Opinión — En las dos décadas transcurridas desde el crash de las puntocom, los inversores se han preparado para el estallido de otra burbuja. Sin embargo, año tras año, empresas tecnológicas como Facebook (FB) y Alphabet Inc. (GOOGL) siguieron disfrutando de una expansión ininterrumpida y de la fe inquebrantable de sus inversores en que esta continuaría. Incluso la crisis financiera de 2008 apenas se registró como un bache. Pero ahora se habla seriamente entre empresarios e inversores de que la corrección que todo el mundo temía podría estar finalmente produciéndose.

Joseph Ruscio (@josephruscio): En caso de que te estés preguntando en qué estado de ánimo se encuentra el mercado, @datadoghq acaba de anunciar unos resultados trimestrales monstruosos, más movimientos en ciberseguridad, aumento de la orientación... y las acciones han bajado un ~7% hoy y un ~45% desde el máximo de 52 semanas.

Teniendo en cuenta lo intrínsecamente entretejida que la tecnología está en nuestras vidas (y cómo será pionera en nuevas vías a través de la realidad aumentada, los servicios de streaming, la inteligencia artificial y más), el amplio auge tecnológico de las últimas dos décadas parece que continuará a largo plazo. Pero los inversores, por ahora, deben navegar por algo novedoso: la incertidumbre. El Nasdaq 100 ya ha caído un 23% desde noviembre de 2021. Esa es una caída tan pronunciada como la que experimentó en marzo de 2020 con el inicio de los confinamientos globales por el Covid-19. Si se desliza un par de puntos porcentuales más, eso marcará su mayor caída en un solo año en la historia. Las llamadas acciones FAANG, entre las que se encuentran la matriz de Facebook, Meta Platforms Inc, Apple (AAPL), Amazon (AMZN), Netflix (NFLX) y Google, habían perdido el viernes aproximadamente US$2 billones en valor desde el comienzo del año.

Vale la pena señalar que los mercados nunca han experimentado una transición de una pandemia mundial que hizo que millones de personas quedaran confinadas en sus casas. No existe un punto de referencia histórico. Ahora las empresas y los inversores intentan procesar una explosión de demanda reprimida, en la que los consumidores se han apresurado a salir de los confines de sus casas para comprar cosas en tiendas físicas y planificar “revenge travels” (“viajes para vengarse de los confinamientos” o aumento de viajes a medida que se considere seguro viajar). The Walt Disney Co. (DIS) ha tenido más visitantes en su parque temático de Florida que antes de la pandemia.

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Mientras las empresas más perjudicadas por la pandemia ven cómo sus fortunas vuelven a territorio positivo, los favoritos del confinamiento están sufriendo una reevaluación del valor que podría parecer exagerada para algunos. Por ejemplo, Spotify Technology SA (SPOT). El viernes, las acciones de esta empresa pionera en el streaming de música cotizaban a un mínimo histórico de US$105, y habían bajado un 57% desde principios de año, a pesar de que acaba de anunciar su mayor crecimiento de beneficios en el último trimestre y un crecimiento anual del 15% en suscriptores, hasta los 182 millones.

Zoom Video Communications (ZM) ha perdido un 45% de su valor de mercado desde el inicio de 2022, a pesar del constante crecimiento trimestral de sus ingresos netos. La caída de Zoom parece especialmente extraña teniendo en cuenta lo mucho que las empresas siguen utilizando su producto para reuniones, incluso cuando su personal vuelve a las oficinas.

Pero aunque no todo el mundo merece sufrir una corrección más amplia, se veía venir. Muchas valoraciones tecnológicas eran indefendibles. ¿Debería Tesla Inc. (TSLA) valer realmente más de seis veces el valor de mercado combinado de General Motors Co. (GM) y Ford Motor Co. (F)? Y teniendo en cuenta que Apple Inc. tardó casi cuatro décadas en alcanzar una valoración de mercado de US$1 billón, ¿debería haber tardado menos de cuatro años en alcanzar los US$3 billones?

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Probablemente no. Ahora hay señales que apuntan a un cambio de humor entre las empresas tecnológicas y quienes invierten en ellas. Facebook está haciendo una pausa en la contratación de personal, algo que antes era impensable. La compañía culpó a los retos macroeconómicos y a los cambios en la privacidad de Apple de su menor crecimiento de ingresos en 10 años el pasado trimestre. Pero la caída de sus acciones y su reputación de causar daño psicológico a los usuarios de sus plataformas también están dificultando la atracción de ingenieros con talento, algo que Mark Zuckerberg necesita desesperadamente para hacer realidad sus ambiciones del metaverso. No es de extrañar que la empresa se adentre ahora con más cautela en el metaverso, habiendo dicho también que invertirá menos de lo que pretendía en realidad virtual.

Los SPAC (¿se acuerdan de ellos?, siglas en inglés para Compañía con Propósito Especial de Adquisición), por su parte, parecen haber disminuido en número, lo que ha provocado un número mucho menor de salidas en la última fase de las empresas tecnológicas en lo que va de año. Por más que se burlen de los patrocinadores de “cheques en blanco” de empresas que no tenían por qué salir a bolsa, es probable que hayan contribuido a evitar la corrección del mercado tecnológico que estamos presenciando durante al menos medio año o más.

Con muchos inversores de SPAC quemados por la desventura, los inversores de capital riesgo también podrían estar dispuestos a frenar su actividad en los mercados privados. Un inversor de capital riesgo de Londres dijo que en las últimas semanas habían visto fracasar tres acuerdos de financiación diferentes para empresas tecnológicas, por valor de unos US$5 millones cada uno. “Se trata de operaciones que habrían tenido lugar hace tres años”, dijo, solicitando el anonimato debido a su participación en la fundación de una nueva startup. “Todo el mundo está cerrando sus puertas”.

Los despidos, que la historia nos dice que tienden a convertirse en una bola de nieve en toda la industria, están apareciendo entre las nuevas empresas tecnológicas y las que acaban de salir a bolsa: La semana pasada, Cameo, la aplicación de shoutout (mensajes públicos de saludos o apoyo) de famosos, dijo que iba a recortar casi 90 puestos de trabajo; la semana anterior, Robinhood Markets Inc. (HOOD), la empresa más querida en el sector de las finanzas, dijo que iba a recortar alrededor del 9% de su plantilla de 3.400 personas.

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Lo más probable es que los descensos actuales no hayan terminado, ya que muchos de los factores que impulsan la caída (la alta inflación, la interrupción de la cadena de suministro y esa reevaluación del valor que se avecina desde hace tiempo) prometen mantenerse. Pero como los productos tecnológicos están tan integrados en nuestra infraestructura diaria, las valoraciones tecnológicas seguirán creciendo a largo plazo. Probablemente no sea el precursor de un estallido, sino una deflación temporal.

Esto significa que los inversores en acciones deben enfrentarse ahora a una nueva y desconocida era de dudas para la tecnología, mientras que los fondos de capital riesgo se apuntalan para aguantar los próximos dos años. Las empresas emergentes tendrán que hacer lo mismo. Será doloroso, pero no durará para siempre.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Andrea González