Bloomberg Línea — El enfrentamiento diplomático entre Estados Unidos y Colombia terminó el domingo en la noche cuando Bogotá acordó aceptar vuelos de deportación que transportan migrantes desde EE.UU., horas después de que el presidente Donald Trump impusiera duros aranceles y restricciones de visa a la nación sudamericana, que ahora han sido postergados.
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Las tensiones entre Colombia y Estados Unidos aumentaron bruscamente durante un lapso de nueve horas, después de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, anunciara que no permitiría que los vuelos de deportación estadounidenses aterrizaran en su país. Petro dijo en X: “Estados Unidos no puede tratar a los migrantes colombianos como criminales... Estados Unidos debería establecer un protocolo de trato digno a los migrantes antes de recibirlos”.
En represalia, Trump anunció en su plataforma de redes sociales Truth Social varias medidas, incluyendo un arancel del 25% sobre los productos colombianos, que se elevaría al 50% en una semana, la prohibición de viajar y la revocación de visas de todos los funcionarios del gobierno colombiano, así como de los “aliados y simpatizantes”, y sanciones de visa a los miembros del partido, familiares y partidarios del gobierno colombiano.
Otro de los momentos que dejó el enfrentamiento fue el extenso mensaje que Petro escribió a Trump en X como respuesta a las medidas punitivas. Su carta, publicada a las 16:15 (hora Colombia) hace referencia a la resistencia histórica de los pueblos de Colombia y de toda América Latina a los intentos de Estados Unidos de controlar y dominar.
Este es el contenido de la carta de Petro a Trump, editada para facilitar su lectura:
Trump, a mí no me gusta mucho viajar a los EE.UU., es un poco aburrido, pero confieso que hay cosas meritorias, me gusta ir a los barrios negros de Washington; allí vi una lucha entera en la capital de los EE.UU. entre negros y latinos con barricadas, que me pareció una pendejada, porque deberían unirse.
Confieso que me gusta Walt Whitman y Paul Simon y Noam Chomsky y Miller.
Confieso que Sacco y Vanzetti, que tienen mi sangre, en la historia de los EE.UU., son memorables y les sigo. Los asesinaron por líderes obreros con la silla eléctrica, los fascistas que están dentro de EE.UU. como dentro de mi país.
No me gusta su petróleo, Trump, va a acabar con la especie humana por la codicia. Quizás algún día, junto a un trago de whisky que acepto, a pesar de mi gastritis, podamos hablar francamente de esto, pero es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano.
Así que si conoce alguien terco, ese soy yo, punto. Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado como hicieron con Salvador Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted. No quiero esclavistas al lado de Colombia, ya tuvimos muchos y nos liberamos. Lo que quiero al lado de Colombia, son amantes de la libertad. Si usted no puede acompañarme yo voy a otros lados. Colombia es el corazón del mundo y usted no lo entendió, esta es la tierra de las mariposas amarillas, de la belleza de Remedios, pero también de los coroneles Aurelianos Buendía, de los cuales soy uno de ellos, quizás el último.
Me matarás, pero sobreviviré en mi pueblo que es antes del tuyo, en las Américas. Somos pueblos de los vientos, las montañas, del mar Caribe y de la libertad
A usted no le gusta nuestra libertad, vale. Yo no estrecho mi mano con esclavistas blancos. Estrecho las manos de los blancos libertarios herederos de Abraham Lincoln y de los muchachos campesinos negros y blancos de los EE.UU., ante cuyas tumbas llore y recé en un campo de batalla, al que llegue, después de caminar montañas de la toscana italiana y después de salvarme del Covid.
Ellos son EE.UU. y ante ellos me arrodillo, ante más nadie.
Túmbeme presidente y le responderán las Américas y la humanidad.
Colombia ahora deja de mirar el norte, mira al mundo, nuestra sangre viene de la sangre del califato de Córdoba, la civilización en ese entonces, de los latinos romanos del mediterráneo, la civilización de ese entonces, que fundaron la República, la democracia en Atenas; nuestra sangre tiene los resistentes negros convertidos en esclavos por ustedes. En Colombia está el primer territorio libre de América, antes de Washington, de toda la América, allí me cobijo en sus cantos africanos.
Mi tierra es de orfebrería existente en época de los faraones egipcios y de los primeros artistas del mundo en Chiribiquete.
No nos dominarás nunca. Se opone el guerrero que cabalgaba nuestras tierras, gritando libertad y que se llama Bolívar.
Nuestros pueblos son algo temerosos, algo tímidos, son ingenuos y amables, amantes, pero sabrán ganar el Canal de Panamá, que ustedes nos quitaron con violencia. Doscientos héroes de toda Latinoamérica yacen en Bocas del Toro, actual Panamá, antes Colombia, que ustedes asesinaron.
Yo levanto una bandera y como dijera Jorge Eliécer Gaitán, así quede solo, seguirá enarbolada con la dignidad latinoamericana que es la dignidad de América, que su bisabuelo no conoció, y el mío sí, señor presidente inmigrante en los EE.UU.
Su bloqueo no me asusta; porque Colombia además de ser el país de la belleza, es el corazón del mundo. Se que ama la belleza como yo, no la irrespete y le brindará su dulzura.
Colombia, a partir de hoy, se abre al mundo con los brazos abiertos. Somos constructores de libertad, vida y humanidad.
Me informan que usted pone a nuestro fruto del trabajo humano 50% de arancel para entrar a EEUU, yo hago lo mismo.
Que nuestra gente siembre maíz que se descubrió en Colombia y alimente al mundo.