Bloomberg — Los precios mundiales de los alimentos se estabilizaron en su nivel más bajo en más de dos años, ya que la mejora de la oferta de semillas oleaginosas y algunos cereales contrarrestó la escasez de azúcar.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un indicador del coste de los alimentos apenas varió en septiembre. La caída desde el récord alcanzado en marzo de 2022 debería ayudar a aliviar la inflación de los comestibles, que se ha disparado desde la invasión rusa de Ucrania, y ya hay indicios de ello en algunos países.
El abaratamiento de los aceites vegetales ha sido un importante motor de la caída de este año. Las cosechas de girasol en la región del Mar Negro y de palma en el sudeste asiático hicieron bajar los precios casi un 4% en septiembre.
Aunque los cereales subieron ligeramente, también se mantienen a la baja este año. La segunda excelente cosecha de trigo consecutiva de Rusia está amortiguando la oferta mundial, y se espera que las reservas mundiales de cereales alcancen un récord. Además, los precios del arroz asiático han retrocedido desde su máximo de 15 años, ya que las mejores perspectivas de cosecha en Tailandia ayudan a contener el impacto de las restricciones a la exportación impuestas por la India.
Sin embargo, los futuros del azúcar, otro alimento básico, alcanzaron el mes pasado su nivel más alto en más de una década. En la India se registraron las precipitaciones monzónicas más bajas de los últimos cinco años, lo que hace temer que el país restrinja las exportaciones de azúcar para controlar los precios locales antes de las elecciones nacionales del año próximo.
Los precios de los productos lácteos y la carne bajaron el mes pasado, según la FAO.
El descenso de los precios de los productos alimentarios tarda un tiempo en llegar a los supermercados, que han tenido que hacer frente a elevados gastos energéticos y laborales. Los precios al por menor de los alimentos en Gran Bretaña bajaron en septiembre por primera vez en más de dos años, aunque los costes han continuado subiendo en países como Turquía o Kenia.
--Con la ayuda de Megan Durisin.
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