Hay dos videos que reflejan cómo Hamás ha perdido la guerra de imágenes del último sábado.
En el primer video, aparece una mujer joven, casi sin ropa, tendida en la parte posterior de una camioneta. Su cara está de espaldas a la cámara. Hay dos hombres sentados detrás de ella; uno sujeta un lanzagranadas propulsado por cohete y le pasa despreocupadamente una pierna por encima; otro parece sujetarle un puñado de su cabello trenzado. Más atrás hay otros dos hombres, uno de los cuales agita un fusil de asalto en el aire. Todos gritan “¡Allahu akbar!”, así como los que se han reunido alrededor del vehículo. Al alejarse el vehículo, un hombre se acerca para escupir a la mujer.
En el otro video, una anciana vestida con una camiseta de color canela y cubierta con lo que aparenta ser un mantel rosa con estampados sentada en un carrito de golf, se muestra entre desafiante y perpleja. A sus espaldas, un hombre ataviado de negro empuña un fusil de asalto. En una moto que va delante del carrito, el pasajero también porta un arma. A medida que este pequeño grupo avanza despacio, se escuchan gritos de júbilo fuera de cámara.
Cuando estas escenas se grababan en vídeo, supuestamente en Gaza, los festejantes expresaban su júbilo ante lo que quizá pudieran considerar la principal victoria de Hamás: un ataque brutal en el que sus combatientes asesinaron a más de 1.000 israelíes, la mayor matanza en un solo día de la historia del país, hirieron a miles de personas más y secuestraron al menos a 150 personas. A las pocas horas del ataque, Hamás publicó vídeos para presumir de su sorprendente “éxito”. Como en las operaciones cinéticas, deseaba ser el protagonista de la guerra de imágenes para inspirar a sus partidarios y desmoralizar a su enemigo.
Pero los vídeos de las dos víctimas femeninas tuvieron el efecto contrario. Las mujeres fueron rápidamente identificadas como civiles: la turista alemana Shani Louk , en la camioneta, y la israelí Yaffa Adar, residente del kibutz Nir Oz, cerca de la frontera con Gaza. Al momento de escribir este artículo, no sabemos si alguna de ellas está viva.
El trato que recibieron de sus captores provocó repulsión y reprobación generalizadas y, en todo caso, fortaleció la determinación israelí de imponer represalias. Debido a los vídeos, Hamás perdió todo derecho a afirmar que el ataque fue una manifestación de “resistencia legítima”. En cambio, el grupo quedó expuesto ante el mundo horrorizado como la organización terrorista que siempre ha sido.
Al hacer de estas dos mujeres un espectáculo, Hamás perdió la guerra de las imágenes antes de que terminara su día de triunfo. Y lo peor estaba por venir. Las fotografías y vídeos de noticias que han aparecido en Israel desde el fin de semana muestran un patrón de ataques contra civiles en las aldeas y kibutzim cerca de Gaza. Especialmente atroz fue el ataque al Festival Nova, un concierto de música que se celebraba en las afueras del Kibbutz Re’im, donde Louk había estado divirtiéndose . Hamás masacró allí al menos a 260 personas.
En lugar de demostrar la resistencia patriótica de los valientes combatientes palestinos, las imágenes invitaban a comparaciones con los brutales terroristas del Estado Islámico. Era difícil no establecer paralelismos entre el Festival Nova y el Bataclan de París, donde un ataque del IS (por sus siglas en inglés, Estado Islámico) en noviembre de 2015 mató a casi 90 personas que asistían a un concierto de rock. Cualquiera que vea el vídeo de Louk en ese camión tampoco podría no recordar a las mujeres yazidíes capturadas por el IS en Sinjar, en 2014.
A medida que en los próximos días surjan las identidades de los rehenes (muchos de ellos se cree que son mujeres y niños), Hamás se parecerá cada vez más al IS. La amenaza del grupo de matar a rehenes, ante la cámara, si Israel ataca viviendas civiles en Gaza tiene ecos de las ejecuciones del Estado Islámico .
La derrota de Hamás en la guerra de las imágenes tendrá consecuencias para la guerra real que Israel ha declarado contra el grupo y para los civiles palestinos que, como siempre, son los más afectados por la venganza de Israel. En casos anteriores de ofensivas israelíes contra Gaza, Hamás podía contar con imágenes de lamentables víctimas no combatientes para atraer la simpatía internacional y presionar a Israel para que pusiera fin a sus ataques.
Con el equilibrio de simpatía ahora del lado israelí, el mundo probablemente tardará más en intervenir. Muchos más palestinos morirán como resultado de esos dos vídeos.
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