Aunque Latinoamérica se ha convertido en un mercado clave para los festivales de música, solo 2 de cada 10 cantantes que se presentan en sus escenarios son mujeres o agrupaciones femeninas, revela un nuevo estudio. La brecha de género es aún más evidente entre los headliners o actos principales: apenas 0,4% de esos nombres son mujeres.
El estudio fue realizado por Ruidosa, la plataforma y festival fundados por la cantante de ascendencia chilena Francisca Valenzuela, en colaboración con la distribuidora musical Believe. Para obtener los resultados, se cruzaron datos de dos investigaciones: una que, entre 2022 y 2024, analizó 60 festivales masivos en ocho países de Latinoamérica y el circuito latino en EE. UU., y otra de 2025 que evaluó la presencia femenina en 114 empresas clave de la industria musical de la región.
Durante el periodo analizado, y en un momento en que la región alberga festivales como Corona Capital y Vive Latino en México, Lollapalooza Argentina o Rock in Rio en Brasil, los hombres siguen dominando la escena. Solistas y bandas masculinas acapararon el 72% de todas las presentaciones, mientras que las bandas femeninas tuvieron apenas 100 shows en tres años, lo que equivale a un 1% del total.
“Hay sistemas establecidos que son complejos de cambiar”, afirmó a Bloomberg Línea Alejandra Olea, Managing Director para América de Believe.
El sonido latinoamericano de la brecha de género
Aunque el panorama tiene un mismo tenor en la región, el estudio destaca algunas particularidades. Por ejemplo, Argentina es más equilibrado y contabiliza el 27% de solistas mujeres, una cifra impulsada por la ley Ley 27.539 de Cupo Femenino, que exige un mínimo del 30% de participación para mujeres y disidencias en festivales y eventos en vivo con tres o más artistas.
Colombia, en tanto, concentra 48,2% de solistas hombres mientras que Uruguay registra la ausencia total de solistas no binarios frente al 32,5% de bandas masculinas.
“Necesitamos que esto pase desde la dirección de una legislación a acciones de las empresas privadas para incentivar la creación de esos espacios” para mujeres, apuntó Olea, quien destacó que el estudio incluye una serie de recomendaciones para diversificar la escena.
Algunas sugerencias incluyen el monitoreo constante de datos, generar compromiso institucionales, la promoción de entornos seguros y fomentar el liderazgo femenino.
Una brecha más allá de los escenarios
La poca representación femenina también se extiende a nivel corporativo. En sellos discográficos, servicios de streaming, promotoras y editoras, solo 2 de cada 10 puestos de liderazgo están ocupados por mujeres, y mientras se asciende en la jerarquía, la presencia femenina disminuye.
“Es importante tener mujeres en puestos de liderazgo que quieran traer a otras a estar ahí”, destacó Olea. “Tenemos que crear una narrativa que resalte la importancia de construir comunidad”.
La región ya muestra ejemplos claros del impacto de la sororidad. La cantautora mexicana Natalia Lafourcade impulsó en sus inicios a Carla Morrison; ambas se han presentado en importantes festivales. Morrison, a su vez, ha trabajado con la colombiana Elsa y Elmar y han compartido escenarios masivos. “El ejemplo abre más camino que solo hablar de él”, concluyó la ejecutiva.