Bloomberg Línea — La competencia en los mercados podría convertirse en una de las herramientas más poderosas para impulsar el crecimiento económico y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe, según el informe “Mercados para el desarrollo: mejorando vidas a través de la competencia” publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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“El informe demuestra que los mercados no son simplemente un elemento contextual en el desarrollo, sino que desempeñan un papel activo en impulsarlo”, afirmó Ilan Goldfajn, presidente del Grupo BID.
El organismo señala que un aumento de la competencia tendría efectos directos sobre el bienestar, el empleo, la productividad y los ingresos de millones de personas en la región.
La competencia como motor de crecimiento
El BID concluye que la región enfrenta un nivel de concentración de mercado aproximadamente cuatro veces mayor al de las economías avanzadas.
Esta realidad se traduce en precios más altos, menor innovación, productividad limitada y salarios más bajos. Según el informe, una mejora sustancial en la competencia podría elevar el PIB per cápita en un 11% en el corto plazo, mientras que una convergencia hacia los niveles de competencia de los mercados más avanzados podría llevar a aumentos de hasta 25% en el largo plazo.
El organismo también subraya que un grado mayor de competencia permitiría que más empresas formales y productivas ingresen al mercado, generando empleo de calidad y ampliando las oportunidades para los consumidores.
Impacto en la desigualdad y el bienestar
Además del crecimiento económico, el informe destaca efectos significativos sobre la equidad social. Una mayor competencia podría reducir la desigualdad de ingresos en un 6%, gracias a la creación de empleos formales, el aumento de los salarios y la reducción de los precios de bienes esenciales.
El BID sostiene que estos avances tendrían un impacto directo en los hogares más vulnerables, que destinan una mayor proporción de sus ingresos a productos y servicios afectados por mercados concentrados.
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Tres prioridades para impulsar mercados más competitivos
El BID identifica tres áreas clave para promover la competencia en América Latina y el Caribe:
1. Reducir la fragmentación de los mercados
La región enfrenta altos costos logísticos, barreras regulatorias y diferencias en normas que dificultan la integración de los mercados internos.
Esta fragmentación limita el ingreso de nuevos competidores y reduce el tamaño efectivo de los mercados. Superar estos obstáculos permitiría expandir oportunidades para empresas y consumidores.
2. Diseñar mejores regulaciones
El informe advierte que muchas regulaciones existentes restringen innecesariamente la competencia. El BID plantea la necesidad de modernizar marcos normativos, eliminar requisitos que favorecen a ciertos actores y promover reglas que incentiven la eficiencia sin sacrificar objetivos públicos como la seguridad o la calidad.
3. Fortalecer las agencias de competencia
Las instituciones encargadas de vigilar y promover la competencia requieren mayor independencia, recursos técnicos y capacidades sancionatorias.
Para el BID, un fortalecimiento institucional permitiría detectar prácticas anticompetitivas, desmantelar barreras artificiales y garantizar que los mercados funcionen en beneficio de toda la población.
Reformas que ya han dado resultados
El informe presenta diversos ejemplos donde políticas procompetencia generaron mejoras tangibles. Entre ellos se destacan:
- La portabilidad numérica en telecomunicaciones, que impulsó mejoras en calidad y reducciones de precio.
- Las reformas que facilitaron pagos digitales, permitiendo mayores opciones para empresas y consumidores.
- La portabilidad de préstamos, que amplió alternativas de crédito y aumentó la competencia entre entidades financieras.
- La competencia en compras públicas, que contribuyó a reducir los costos de insumos clave como la insulina.
Una oportunidad para transformar los mercados
En su diagnóstico, el BID enfatiza que América Latina y el Caribe enfrentan un rezago histórico en productividad y crecimiento, y que la competencia puede ser un catalizador para cerrar esa brecha.
Mercados más abiertos permitirían impulsar la innovación, elevar los ingresos, reducir la informalidad y mejorar las condiciones de vida de millones de personas.
El organismo concluye que promover la competencia no solo es una política económica, sino una estrategia de desarrollo inclusivo.
Con decisiones regulatorias adecuadas, la región podría fortalecer su estructura productiva, aumentar el bienestar y reducir la desigualdad de forma sostenida.
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