Santiago — Chile será el país con una recuperación más rápida en América Latina, pero eso no le salva de las secuelas económicas de la pandemia. El Banco Central proyectó que el IPC (Índice de Precios al Consumidor) llegaría a 5,7% para el cierre de 2021, y continuaría por encima del 5% durante los primeros seis meses del próximo año.
“La inflación es una amenaza real”, dice el economista Alejandro Guin-Po, Larraín Vial Asset Management. Y comienza a ser el quebradero de cabeza de la región, donde economías como Brasil, Colombia, México, y Perú experimentan alzas en sus precios.
Guin-Po lo denomina el “gran impuesto” de las personas más vulnerables, aquellos que no cuentan con las “herramientas” necesarias para protegerse de los embates económicos.
En Chile, el temor a un incremento del IPC se disparó con un posible cuarto retiro de fondos de pensiones debatido en el Congreso. Para Sergio Lehmann, economista jefe de BCI Estudios, no cabe duda de que un nuevo desembolso desde las AFP (Administradores de Fondos Previsionales) aumentaría las presiones inflacionarias, producto del impulso que provocaría en el consumo.
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El proyecto ya superó su primer trámite en la Cámara de Diputados y ahora continúa su curso dentro del Legislativo. Pero de ser aprobado este año, BCI estima una cifra superior a la proyectada por el Banco Central. “Bajo ese escenario estimamos que la inflación cerraría el año en 6,5% anual y se mantendría elevada en 2022. Ello ciertamente tiene un alto costo en materia de bienestar, especialmente en los segmentos más vulnerables de la población”, explica.
Por la crisis se perdieron cerca de 2,4 millones de empleos en Chile, de los cuales solo se recuperó 1,1 millón de puestos de trabajo y cientos de personas optaron por trabajos informales. Las tres rondas de retiros anteriores significaron un alivio para algunas familias y un impulso para la economía durante los meses más duros de la pandemia. Hasta finales de agosto se había desembolsado US$48.765 millones de ahorros de pensiones.
Desde el gobierno se extendió el programa Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) universal hasta noviembre, efectuándose el último pago en diciembre, y ocasionando más gasto fiscal. A diferencia de los fondos parciales de las AFP, los subsidios estatales no han beneficiados a todos los sectores sociales, sino a las clases con menores recursos.
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Patricio Mansilla, economista de Clapes UC, justifica los subsidios estatales: “Eran totalmente necesarios para apoyar a las familias y a las empresas durante esta pandemia, pero estamos a tiempo de evitar el exceso de liquidez y no fomentar el cuarto retiro de las AFP”.
Mario Marcel, presidente del Banco Central, explicó que el crecimiento económico está “sesgándose cada vez más hacia el consumo y eso, en buena medida, ha sido producto de los sucesivos retiros de ahorros previsionales y de las transferencias fiscales que han aumentado de un modo importante la liquidez de los hogares”. Según el BCCh, los hogares están gastando una proporción mayor de los ingresos que estarían recibiendo.
Para frenar la inflación el ente emisor subió en 75 puntos base su tasa de interés en su Reunión de Política Monetaria, la cual llegó a 1,5% y que, de acuerdo con estimaciones del mercado, podría continuar en aumento.
Un escenario distinto
Los economistas coinciden en que un próximo retiro de ahorros desde las AFP beneficiaría a las familias de menores ingresos. Marcel aseguró que las personas que pueden acceder a más fondos anticipados de pensiones no están en los estratos más pobres, sino que se encuentran en el 20% más rico de la población. “Los retiros se han ido concentrado crecientemente en ese grupo de personas, y un cuarto retiro se va a concentrar aún más que los anteriores”, respondió a la diputada del Partido Comunista Karol Cariola que defendió el proyecto durante un debate en el Congreso.
Para Cecilia Cifuentes, directora ejecutiva del Centro de Estudios Financieros en el ESE Business School de la Universidad de los Andes, el contexto político influyó en un gasto por encima de lo estimado. Considera que existe un “populismo exacerbado” que habría empujado a un “exceso de liquidez” en el país.
Según la economista, la caída de ingreso de los chilenos estaba estimada cerca de US$7.000 millones, pero se inyectó US$80.000 millones. Señala que ante esa desproporción, que atribuye a un “populismo no visto desde hace tiempo en Chile”, parecía “bastante inevitable” alcanzar altos niveles de liquidez.
Distintos organismos prevén una desaceleración relevante para 2022. Lehmann dice que desde el BCI esperan una expansión de 2,1% para ese año. Detrás de esto reconocen tres elementos importantes: “El primero, puramente estadísticos, recoge una base de comparación, sobre todo del lado del consumo, extremadamente exigente. El segundo factor se asocia al hecho de que el gasto público debería retroceder de forma significativa, en la medida que se retiran las medidas de apoyo, al tiempo que la política monetaria dejará de ser un impulso para la actividad acorde con las señales que ha entregado el Banco Central. Como tercer factor, vemos que la incertidumbre política hoy presente en Chile lleva a que la inversión tendrá un débil desempeño hacia 2022″.
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