Denunciante de Hyundai que fue despedido tras enfrentarse al “Rey” gana US$24 millones

La victoria contra un conglomerado liderado por una de las familias más ricas de Corea del Sur es otro golpe para los chaebols, que han sido objeto de críticas en los últimos años por escándalos de corrupción.

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Bloomberg — Kim Gwang-ho pasó 25 años en Hyundai Motor Co., ayudando en última instancia a tomar decisiones sobre retiros, un puesto que requería experiencia técnica y buen juicio.

Luego, en noviembre de 2016, el ingeniero fue despedido por hacer lo casi impensable.

Kim reveló a los reguladores de Estados Unidos y Corea del Sur fallas de seguridad del gigante automovilístico. La compañía respondió y lo demandó por filtrar secretos comerciales, mientras que su casa fue allanada por la policía que investigaba el asunto.

En EE.UU., denunciar las delitos de las empresas es un gran negocio, ya que las agencias federales reciben miles de denuncias al año y los pagos recientes superan los cientos de millones de dólares. Pero en el resto del mundo, es poco frecuente, algo que es especialmente cierto en Corea del Sur, donde denunciar la mala conducta en las organizaciones se considera tabú. Una de las razones principales es que el país está dominado por conglomerados familiares, los chaebols, conocidos por su cultura empresarial jerárquica y despiadada.

“Los conglomerados son como un imperio en el que la familia propietaria actúa como un rey”, dijo Kim, de 59 años, en una entrevista en video desde Seúl. “Denunciar es un acto de traición y negación contra el rey. Plantear un problema equivale a pedir que te despidan”.

Para Kim, fue una apuesta calculada que acabó dando sus frutos.

El mes pasado, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EE.UU. le concedió más de US$24 millones por facilitar información relacionada con infracciones de seguridad en Hyundai Motor y su filial, Kia. Sus fallos llevaron a la retirada de casi 2 millones de vehículos en EE.UU. y Corea del Sur entre 2015 y 2017.

Un representante de Hyundai Motor declinó comentar si había más retiros, al tiempo que añadió que la filial estadounidense de la compañía creó el papel de jefe de seguridad a finales de 2019 para hacer cumplir la seguridad en toda la organización.

“Hyundai se toma en serio la seguridad y fomenta una cultura de transparencia y responsabilidad”, escribió el portavoz en un correo electrónico.

La victoria de Kim contra un conglomerado liderado por una de las familias más ricas de Corea del Sur (los Chung) es otro golpe para los chaebols, que han sido objeto de críticas en los últimos años por escándalos de corrupción. El heredero de Samsung Group, Jay Y. Lee, salió en libertad condicional de la cárcel a principios de este año tras una condena por soborno.

Kim se mostró inicialmente reacio a hacer público el asunto. Primero comunicó el asunto a los auditores de la empresa, informándoles de que sus colegas estaban tratando de reducir el tamaño y el alcance de los retiros debido a su alto costo. Tras un año de inacción, se puso en contacto con los organismos reguladores de EE.UU. y Corea del Sur, dijo. Hyundai Motor no quiso hacer comentarios.

“Por supuesto que tenía miedo, pero sentí que era algo que tenía que hacer”, dijo Kim. “Tuve una buena vida y beneficios mientras trabajaba en Hyundai Motor. Pero los clientes que compraban nuestros autos estaban expuestos a posibles peligros y no tenían ni idea de ellos”. Kim dijo que ganaba aproximadamente US$102.000 al año trabajando en la empresa.

Kim viajó a Washington en agosto de 2016 para entregar un alijo de registros internos que demostraban que Hyundai Motor no estaba haciendo lo suficiente para solucionar los defectos de los motores. Luego compartió la misma información con los reguladores y los medios de comunicación surcoreanos.

En marzo de 2017, Hyundai Motor y Kia realizaron cerca de 1,2 millones de llamadas a revisión en EE.UU., y más de 170.000 en Corea del Sur al mes siguiente. Se sumaron a las 470.000 llamadas a revisión de Hyundai Motor en EE.UU. en 2015. En mayo de 2017, el regulador de seguridad de EE.UU. abrió una investigación para determinar si las llamadas a revisión habían cubierto suficientes vehículos y se habían llevado a cabo de manera oportuna. Los resultados mostraron que tanto Hyundai Motor como Kia “llevaron a cabo retiradas inoportunas” y “comunicaron de forma inexacta cierta información”, lo que dio lugar a una multa de US$210 millones.

El pago de Kim es el primero que la NHTSA concede a un denunciante y representa el máximo permitido por la ley. En virtud de la Ley de Seguridad de los Vehículos, que el Congreso aprobó en 2015 para fomentar la denuncia de problemas, un denunciante que dé información significativa que resulte en una acción con sanciones de más de US$1 millón puede obtener hasta el 30% de las multas recaudadas.

Kim dijo que estaba motivado por el sistema de recompensas de EE.UU.

En marcado contraste con los millones de dólares que recibió allí, Corea del Sur le ofreció 200 millones de wones (US$170.000).

Su caso es el último de una serie de recompensas espectaculares en EE.UU. para quienes están dispuestos a arriesgar su vida y su reputación para revelar irregularidades. El programa de denunciantes de la Comisión de Valores, creado cinco años antes que el de la NHTSA, ha pagado un total de US$1.200 millones a más de 200 denunciantes desde su primera concesión en 2012. En octubre, la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas anunció un pago récord de US$200 millones. Aunque la agencia no identificó al informante, el individuo era un exejecutivo de Deutsche Bank AG que proporcionó información sobre el amaño del Libor, según personas familiarizadas con el asunto.

En Corea del Sur, donde el organismo anticorrupción del país recibió más de 5.500 informes en 2020, la recompensa media para un denunciante de prácticas de corrupción fue de menos de US$18.000 entre 2008 y 2020, según datos del gobierno.

“No puedes ser un denunciante en Corea del Sur a menos que seas de una familia rica como un chaebol. Tu vida se arruinará”, dijo Kim. “Requiere demasiado sacrificio y riesgo. Tengo una familia que mantener y no puedo renunciar a mi vida sólo para ayudar al público. Debe haber suficiente recompensa que te motive a soportar todas las dificultades”.

En Corea del Sur, las estructuras jerárquicas de los gigantes empresariales tradicionales impiden que los empleados desafíen a la autoridad, según Park Ju-gun, director de la empresa de investigación empresarial Leaders Index de Seúl.

“El caso de Kim es extremadamente raro porque es algo impensable aquí”, dijo, y añadió que es aún más difícil denunciar las irregularidades cuando el país está acostumbrado a ver cómo los jefes de chaebol que han sido declarados culpables de prácticas delictivas vuelven a dirigir sus empresas. “Lo que se valora más en las empresas chaebol es la lealtad, no lo bien que te vaya en el trabajo”.

En marzo de 2017, la Comisión Anticorrupción y de Derechos Civiles de Corea del Sur ordenó a Hyundai Motor la reincorporación de Kim. Él se reincorporó a la empresa, pero el fabricante de automóviles protestó por el fallo ante un tribunal administrativo, dijo Kim. Después de las discusiones entre ambas partes, Kim dejó el trabajo menos de un mes después de su regreso, y Hyundai Motor retiró las demandas contra él ese mismo año, dijo. El fabricante de automóviles no quiso hacer comentarios.

Kim utilizará parte de su nueva fortuna para crear una organización que ayude a los consumidores a conocer mejor las llamadas a revisión. También tiene previsto ayudar a otras personas que quieran denunciar, para que su experiencia como denunciantes sea satisfactoria, dijo.

“Todo el mundo está de acuerdo en que la denuncia es necesaria para el crecimiento sostenible de la sociedad”, dijo. “Pero estos pensamientos no pueden apoyarse sin unas buenas condiciones. Quiero darles esperanza”.

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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.