Bloomberg — Los diplomáticos que buscan revivir el acuerdo nuclear entre las grandes potencias globales e Irán están recibiendo ayuda de una economía deteriorada en el país de Medio Oriente, a medida que los problemas se acumulan para los funcionarios de Teherán.
Las condiciones de vida se deterioraron durante los nueve meses de negociaciones, en las cuáles las potencias y el gobierno de Ebrahim Raisi discutieron sobre cómo levantar las sanciones de EE.UU. a cambio de que Irán de pasos hacia atrás en su programa de enriquecimiento de uranio.
En medio de una situación social cada vez peor, los funcionarios de línea dura parecen haber cedido terreno, dejando la demanda de que EE.UU. remueva a las fuerzas militares de élite de Irán de su lista de organizaciones terroristas extranjeras.
Siguen habiendo obstáculos importantes, pero funcionarios europeos y de EE.UU. se ven más optimistas sobre la posibilidad de que un acuerdo efectivamente tenga lugar.
Lo cierto es que los iraníes están agotados por el aumento de los precios, alimentado en parte por las sanciones y la mala gestión de la economía. La inflación alcanzó el 52,5% en junio respecto a hace un año, según las cifras oficiales, uno de los ritmos más rápidos registrados. De mayo a junio, el aumento de los precios subió 13,2 puntos porcentuales.
“Lo que el pueblo quiere de nosotros es un resultado de estas negociaciones”, dijo el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian. “Han dicho que ya han hablado y negociado lo suficiente”.
Como poseedor de las segundas reservas más grandes de gas natural a nivel global y de las cuartas de crudo, Irán está en gran medida protegido de los precios de la energía que se dispararon tras la invasión rusa de Ucrania. Pero los costos de los alimentos clave importados se han elevado por la guerra, y se dispararon más en mayo cuando el gobierno dejó de proporcionar a los importadores divisas fuertemente subsidiadas.
La práctica se introdujo después de que la administración Trump saliera del acuerdo nuclear en 2018 en un esfuerzo por estabilizar los tipos de cambio. Pero se acusó a empresarios bien conectados de explotar los dólares más baratos para obtener enormes beneficios a través del mercado no regulado.
En Teherán, el precio de venta al público de la carne roja se ha disparado más de un 90% respecto a hace un año, mientras que el arroz basmati ha subido más de un 200%, según cálculos de Bloomberg. La inflación se ha visto avivada por el desplome del rial iraní, que perdió una cuarta parte de su valor frente al dólar en los mercados no regulados hasta junio, debilitándose hasta niveles récord. Se recuperó cuando la respuesta de Teherán a una propuesta de la UE para resucitar el acuerdo nuclear se consideró “constructiva” el 15 de agosto.
Profesores, pensionistas, trabajadores de refinerías de petróleo, ingenieros, agricultores y conductores de autobús protestaron el año pasado por los precios, el estancamiento de los salarios y la corrupción crónica. Funcionarios policiales y judiciales relacionaron el aumento de los robos y hurtos con el encarecimiento de los productos de primera necesidad, informó la Agencia de Noticias de los Estudiantes de Irán.
“Las condiciones económicas generales, que no se limitan a la inflación, impulsan sin duda a Irán a llegar a un acuerdo”, afirmó Cyrus Razzaghi, fundador y director ejecutivo de la consultora empresarial Ara Enterprise, con sede en Teherán.
El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del 3% este año, significativamente inferior al de los países productores de petróleo de la región.
“Tenemos cinco millones de trabajadores del gobierno a los que consideramos parte de nuestra clase media que ahora viven en el umbral de la pobreza”, dijo Saeed Laylaz, economista y ex asesor del ex presidente reformista Mohammad Khatami.
Las sanciones impuestas a Irán por el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, en noviembre de 2018 cortaron la línea de vida del petróleo de la economía y eliminaron la ya débil inversión extranjera. Irán respondió acelerando su programa atómico en un enfrentamiento que hizo tambalearse al Golfo Pérsico, exportador de petróleo.
En agosto de 2020, las exportaciones iraníes de crudo y gas condensado se habían desplomado de 2,5 millones de barriles diarios a unos 133.000, según datos recopilados por Bloomberg, la mayoría comprados por China.
Raisi respondió a las sanciones estadounidenses ampliando los lazos con sus aliados en Moscú y Pekín, e implorando a los iraníes una mayor autosuficiencia. También ha impuesto nuevos impuestos a los comerciantes, lo que ha provocado protestas en el Gran Bazar de Teherán, un pilar tradicional de apoyo al establishment de la República Islámica. Se aumentaron las ayudas mensuales en efectivo para los más pobres.
Bahram, de 48 años, psicólogo de formación, dice que llega a fin de mes con dos trabajos no relacionados con sus habilidades, incluido el de conductor para una aplicación de transporte por carretera en Teherán.
“Realmente ya no se puede sobrevivir, ni siquiera con dos o tres trabajos”, dijo, pidiendo no ser identificado al hablar con los medios de comunicación extranjeros. “Todo se remonta a las sanciones de una manera u otra”.
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