Mayor fortaleza del dólar amenaza con agrietar el control de China sobre el yuan

Si bien el banco central chino tiene numerosas herramientas para defender su moneda, no está tomando medidas mientras el yuan sigue depreciando

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Bloomberg — La cantidad de bancos centrales que están interviniendo para proteger sus monedas ante la cada vez mayor fortaleza del dólar sigue aumentando, pero hay una ausencia notable: China.

Si bien el Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) tiene numerosas herramientas para defender su moneda, no está tomando medidas mientras el yuan se deprecia a sus niveles más bajos desde los primeros días de la pandemia: no ha estado tan cerca del extremo inferior de la banda fija para la moneda desde 2015.

El argumento oficial tiene que ver con respetar al mercado: Wang Chunying, un vocero del gobierno para el área de cambio de divisas, le dijo a la televisión estatal que las fluctuaciones a corto plazo son difíciles de predecir. Un medio respaldado por el gobierno dijo el viernes que el yuan se estaba negociando dentro de un rango “razonable”.

No obstante, las presiones están creciendo mientras la aversión al riesgo se extiende por los mercados junto con el ciclo de endurecimiento de las tasas de interés de la Reserva Federal.

El problema es que intervenir directamente -como han hecho países como Japón, Filipinas e India- sería un gran paso para los responsables de formular políticas, aún magullados por un episodio de devaluación chapucero hace siete años. Esto hace pensar que una depreciación ordenada puede ser lo mejor a lo que pueden aspirar los responsables políticos.

“Se está produciendo una tormenta perfecta”, dijo Peter Kinsella, jefe global de estrategia de divisas de Union Bancaire Privee UBP SA en Londres. “Sospecho que otro movimiento del 4% en los próximos 6 meses no sería del todo descabellado”.

La medida más notable que ha tomado el PBOC hasta ahora es la publicación de tasas de referencia más fuertes que los estimados para el yuan en un tramo récord de 22 días. El yuan sigue siendo una moneda gestionada, por lo que el banco central puede dictar su dirección con el fixing -que restringe el movimiento en un 2% a cada lado- y puede hacer subir el costo de las apuestas contra ella con derivados. Recientemente, el PBOC redujo la cantidad de moneda extranjera que los bancos deben mantener en reserva, lo que aumenta la liquidez en dólares onshore.

Ninguna de estas medidas ha sido lo suficientemente contundente como para sugerir una línea en la arena para China. El yuan ha caído casi un 12% frente al dólar este año y va camino de encadenar un séptimo mes consecutivo de descensos, el tramo más largo desde el apogeo de la guerra comercial de Trump en 2018. Rompió más allá de las 7 unidades por dólar a principios de este mes sin mucho drama, lo que sugiere que el número históricamente clave carece de importancia para los responsables de formular políticas y los operadores por igual.

Subir la apuesta e intervenir directamente sería una decisión de alto riesgo. Está vivo el recuerdo del episodio de devaluación de hace siete años, cuando parecía que China iba a quedar atrapada en una espiral interminable de salidas de capital y debilitamiento del yuan. Se estima que US$1,7 billones salieron del país en 2015 y 2016. Desde entonces, China ha cerrado algunas de las vías más fáciles para que el capital salga del país, mientras que la política de Cero Covid también está ayudando a mantener a los residentes y su dinero en China.

Desde el punto de vista político, el presidente Xi Jinping no tiene mucho que ganar si hace algo que pueda añadir dramatismo a los mercados financieros chinos. Su gobierno ha hecho de la estabilidad una prioridad de cara al congreso del partido que se celebrará en octubre y en el que se espera que consiga un tercer mandato sin precedentes.

Y en lo que se está convirtiendo en un entorno mundial de riesgo cada vez más extremo, China ha logrado un sutil éxito al asegurar la depreciación ordenada del yuan frente al dólar. No hay señales de pánico: un indicador que mide las oscilaciones esperadas en el yuan y un indicador de opciones bajistas están muy por debajo de sus máximos del año, y nunca alcanzaron los niveles vistos tras el movimiento de shock de Pekín en 2015.

“Mientras persista el interés bidireccional en el USD/CNY, le da al PBOC cierto margen de maniobra”, dijo Eugenia Fabon Victorino, jefa de estrategia para Asia de SEB AB.

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