Para Merck, demanda justifica inversión de US$ 2,1 millones en Brasil

Peter Guenter, CEO global de salud de la alemana Merck, dice a Bloomberg Línea que Brasil y América Latina seguirán creciendo de forma estructural al explicar inversión en fábrica en Río

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Bloomberg Línea — En un ambiente de inflación y altos costos, la farmacéutica alemana Merck se prepara para captar el aumento de la demanda prevista para el mercado brasileño. El grupo invertirá 100 millones de reales (US$2,1 millones) de 2023 a 2025 en su fábrica en Jacarepaguá, estado de Río de Janeiro, para perseguir el crecimiento, dice el CEO global de salud de Merck, Peter Guenter, en una entrevista exclusiva con Bloomberg Línea.

“En los últimos dos años, América Latina ha mostrado el crecimiento más rápido dentro del grupo y la razón es muy clara, hay más diagnósticos y tratamientos disponibles. Estructuralmente, el sector farmacéutico, de salud, seguirá creciendo en la región y en Brasil”, dijo el ejecutivo.

A nivel mundial, los ingresos netos del grupo aumentaron un 12,9% en 2022, llegando a 22.200 millones de euros. Brasil representa el 33% del negocio de salud de Merck en América Latina.

Según Guenter, el escenario global ha afectado a toda la industria. “Como empresa global, monitoreamos las cuestiones geopolíticas, como la relación entre Estados Unidos, Europa y China. La inflación y los tipos de interés también nos preocupan, pues repercuten en nuestros costes, por lo que es importante que la empresa siga con disciplina para adaptar los precios”.

En Brasil, donde el grupo ha cumplido 100 años de actividades, el ejecutivo se muestra optimista ante la previsión de crecimiento de la demanda de los llamados medicamentos “establecidos”, utilizados para tratar enfermedades como la diabetes y los problemas cardiovasculares, por ejemplo.

“La demanda de estos productos es alta, tenemos que asegurarnos de que podemos mantener los volúmenes de mercado. Por eso estamos haciendo esta inversión”, aclara.

Guenter afirma que la planta de Rio, en funcionamiento desde los años 70, es de gran relevancia para el grupo. Entre 2020 y 2022, la empresa invirtió cerca de 180 millones de reales (US$37.600) en la planta, principalmente en la renovación de la infraestructura y el aumento de la eficiencia, reduciendo el consumo de energía y agua.

El plan para este año es producir 4.000 millones de comprimidos del medicamento para diabetes (165 millones de embalajes) en la unidad industrial de Río. “Nuestro medicamento para diabetes es líder en Brasil, vendemos tanto al mercado privado como al público, a través del programa Farmácia Popular [que distribuye medicamentos gratuitamente]”, señala.

Según la Unión de la Industria de Productos Farmacéuticos (Sindusfarma), la venta de medicamentos para el tratamiento de diabetes de fabricantes a farmacias totalizó 448,3 millones de cajas en los 12 meses terminados en abril de este año. La venta total de la industria a las farmacias, en 2022, totalizó 106.780 millones de reales (US$22.300 millones), según datos de la consultoría IQVIA.

Guenter dice que la mayor parte de los ingresos de la salud en la región proviene de los medicamentos establecidos, cuya demanda debe seguir creciendo. El segmento de medicamentos especializados, utilizados en el tratamiento de enfermedades como cáncer y esclerosis múltiple, también debe contribuir al crecimiento en Brasil y América Latina.

“Estamos muy contentos con los resultados en la región. Brasil es relevante no sólo por las ventas, sino porque tenemos la cadena de valor completa en el país”, dice Guenter, refiriéndose a la planta, la actividad comercial y la investigación clínica (área de I&D).

Él agrega que el portafolio de Merck está sistemáticamente expuesto a la investigación clínica en la región por medio de aproximadamente 160 puntos que contribuyen con los ensayos de la empresa. Son hospitales de enseñanza, universidades, entre otros, donde se realizan investigaciones a través de alianzas. “Si el país participa de los ensayos clínicos, se crea todo un sistema de apoyo a los pacientes y a la academia”.

Patentes

Guenter dice que en el área de nuevos productos, Merck está en fase avanzada de desarrollo (fase III) de un medicamento para la esclerosis múltiple, que debe llegar al mercado a mediados de 2025. Según el ejecutivo, el fármaco ha obtenido buenos resultados para tratar el avance silencioso de la enfermedad. “Si se aprueba, este fármaco podría cambiarlo todo”, afirma.

Otro fármaco que está avanzado (fase III) es el destinado al tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, que potencia la acción de la radioterapia y la quimioterapia. “También esperamos que llegue al mercado en 2025; el fármaco renovará nuestro negocio oncológico”, dice el ejecutivo, subrayando que la expectativa de llegada al mercado depende de las aprobaciones regulatorias en cada país.

Guenter señala que los medicamentos cuyas patentes ya han expirado son muy importantes para el negocio de la compañía, ya que siguen generando ingresos para financiar la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos.

“Cuando observamos nuestra cartera de productos establecidos, la patente de la mayoría de ellos ha expirado. Normalmente, en estos casos, llega la competencia con los medicamentos genéricos [comercializados sin el nombre comercial], bajan los precios y la empresa pierde algo de participación de mercado. Posteriormente, el mercado se estabiliza y tenemos crecimiento sobre una nueva base”, explica. “Algunos de nuestros productos de oncología y esclerosis múltiple siguen protegidos, pero están al final (del plazo de la propiedad intelectual). Por eso es importante la inversión en nuevos productos”, añade.

Sin embargo, El ejecutivo afirma que sin propiedad intelectual no habría innovación. “Si queremos innovación en el futuro, tenemos que asegurarnos de que haya un entorno en el que estemos protegidos, al menos durante un tiempo, para hacer las inversiones”, evalúa.

El CEO de Merck Healthcare pondera que no es posible garantizar que un medicamento en desarrollo llegue al mercado. “Ese es un riesgo inherente a nuestro negocio”.

En su opinión, otro riesgo para el sector es la inestabilidad política. “La industria farmacéutica trabaja con ciclos muy largos. Cuando decidimos invertir en la investigación de una nueva molécula, pasarán más de 10 años hasta que ese producto llegue al mercado”, afirma. “La estabilidad política y la previsibilidad son importantes, no podemos tener cambios draconianos en las políticas del sector. También es esencial continuar con buenos programas, como Farmácia Popular”.

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