Bloomberg Línea — Con dieciséis años en el mercado y US$5.500 millones bajo gestión, la gestora global Lightrock acumula 90 empresas en su cartera de private equity. Se centra en soluciones que combinan tesis de crecimiento, tecnología e impacto. Existe un cuarto criterio que se utiliza como línea divisoria para la inversión: la rentabilidad.
“Buscamos empresas que ya sean económicamente viables y atractivas. No invertimos en activos creyendo que dentro de dos años pagarán un ‘green premium’, no lo valoramos”, explicó Tatiana Sasson, jefa de impacto de Lightrock en América Latina, en una entrevista con Bloomberg Línea.
El “green premium” es un concepto que aplica un múltiplo de entrada más alto a las empresas sostenibles, estimando que tendrán un mejor rendimiento a largo plazo.
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Entre los motivos se encuentran posibles regulaciones más favorables, incentivos gubernamentales y la preferencia de los inversores y consumidores en el futuro.
Uno de los ejemplos de sectores asociados al “green premium” es el hidrógeno verde, considerado una de las alternativas más prometedoras para la descarbonización, ya que no emite CO₂.
Sin embargo, la solución tiene un costo elevado, carece de infraestructura y aún cuenta con una demanda limitada, lo que la hace dependiente de los incentivos gubernamentales y la voluntad política.
“Otro ejemplo es el mercado regulado de carbono en Brasil. Lo seguimos muy de cerca y sabemos que tendrá un impacto relevante en muchas de las tesis que observamos. Pero Lightrock no realizará inversiones que solo serán viables una vez que se haya implementado el sistema brasileño de mercado de emisiones”, afirmó Sasson.
La gestora prefiere no invertir en soluciones en fase inicial, que proporcionan el capital necesario para que el negocio consolide sus bases: se decanta por empresas en fase de crecimiento. Sasson también defiende que, en el caso de las iniciativas climáticas, el punto de inflexión necesita la ayuda del llamado capital catalítico.
Liderado en general por gobiernos, organismos multilaterales y fundaciones, el capital catalítico acepta un riesgo mayor o rendimientos más modestos que las inversiones tradicionales para financiar iniciativas de impacto.
“El BNDES [Banco Nacional de Desarrollo de Brasil] financió gran parte de la capacidad de energías renovables de Brasil, por ejemplo. Si tuviera la mentalidad del private equity, en busca de rentabilidad, no funcionaría. Por lo tanto, hay espacio –y demanda – para todo tipo de capital en la financiación de esta agenda”, afirmó.
Lightrock invierte, por lo tanto, en soluciones que ya han dejado de ser novedad.
“Nos gusta el etanol, la biomasa, la economía circular, temas que no son tan atractivos como los metales críticos, por ejemplo, pero que están avanzando muy bien”.
La gestora cuenta actualmente con unos US$700.000 millones bajo gestión en América Latina, con 15 empresas en las que invierte, diez de ellas en Brasil. Entre las más conocidas se encuentran Buser, Creditas y Dr. Consulta.
Sasson también citó la inversión en ComBio Energia como ejemplo de combinación entre impacto económico y medioambiental. La startup utiliza biomasa para la generación térmica, sustituyendo las calderas de gas o petróleo por calderas de biomasa.
Además de la esperada reducción de las emisiones de CO₂, la solución también tiene la ventaja económica de ser más barata para los clientes de ComBio y, por lo tanto, más atractiva.
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COP30 como acelerador
Sasson espera que la COP30, celebrada recientemente en Brasil en noviembre, dé un nuevo impulso a las iniciativas orientadas a las soluciones climáticas, especialmente las brasileñas.
“Brasil tiene una combinación de ventajas competitivas muy singulares con su matriz energética y su naturaleza. Hay un buen flujo de oportunidades aquí, y la COP ayuda a atraer la atención de otros inversores, creando una espiral positiva, ya que el país está en el punto de mira”, afirmó.
El siguiente paso sería atraer capital catalítico que impulsara los negocios hasta el punto de madurez suficiente para recibir capital de actores en busca de rentabilidad, como la propia Lightrock. Los cheques de la empresa suelen ser de, como mínimo, US$30 millones.
En materia forestal, la conferencia recibió un importante anuncio de capital catalítico: el lanzamiento del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés), propuesto por Brasil y una de las principales apuestas del gobierno para la COP30.
El TFFF es una iniciativa de financiación combinada que busca atraer inversiones públicas y privadas para la preservación de los bosques tropicales. El fondo se lanzó durante la Cumbre de Líderes, previa a la COP, y ya sumaba 6700 millones de dólares en recursos, según la última actualización. El objetivo es alcanzar los US$10.000 millones para 2026.
“Somos optimistas. Este es el tipo de capital que permitirá que, en poco tiempo, Lightrock se sienta más cómoda invirtiendo en soluciones forestales. Se está ampliando el abanico de oportunidades de inversión”, afirmó.
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