En la bonanza cafetera actual, tras años de producir a pérdida, ¿todos ganan en Colombia?

El café en la Bolsa de Nueva York se está negociando a US$4 la libra en medio de una demanda creciente y una oferta insuficiente. En Colombia, los productores más pequeños por fin ganan con los buenos precios.

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Bloomberg Línea — Colombia atraviesa un momento de bonanza cafetera tras décadas en las que producir el grano era, para muchos cultivadores, un negocio a pérdida.

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Los altos precios internacionales, impulsados por la escasez global de oferta y una demanda sostenida, han permitido que incluso los pequeños productores reciban ingresos por encima de los costos de producción. Al mismo tiempo, la cadena exportadora y los tostadores enfrentan un entorno de mayores costos, volatilidad y presión sobre los márgenes.

Estos precios del café son un gran beneficio para los cultivadores porque los precios que venimos teniendo tradicionalmente toda la vida eran de pérdida”, dijo Pedro Echavarría, productor y comercializador a través de la marca Pergamino. “Este precio es un gran beneficio y se debe a la escasez que hay tanto de robustas como de arábicas”.

El café en la Bolsa de Nueva York

Los precios en la Bolsa de Nueva York, referencia para el café arábica, se mantienen en niveles históricamente altos. En julio, el contrato “C” cerró en 295,1 centavos de dólar por libra, 24,8% más que un año antes, aunque con una caída de 12,1% frente a junio, según la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).

El informe más reciente de la Organización Internacional del Café (OIC) reportó en mayo un precio indicativo compuesto de 334,41 centavos de dólar la libra, 60,5% por encima del mismo mes de 2024.

En Colombia, el precio interno promedió COP$2,37 millones por carga en julio, un incremento de 26,3% con respecto a un año atrás, aunque 12,2% por debajo del mes anterior. Se trata de niveles récord en términos nominales para esta época del año.

Para mí como tostador no es bueno, porque estamos comprando una materia prima más costosa y se bajan los márgenes. Pero creo que eso es muy positivo para la base de la cadena, que son los caficultores”, dijo Jaime Andrés Moreno Motta, CEO de Café Quindío.

Un motor clave de la economía

El café sigue siendo uno de los principales motores de la economía colombiana. Según el Departamento Nacional de Estadística, el valor de la cosecha en julio ascendió a COP$2,17 billones, un salto del 67,3% frente al año anterior. En el acumulado de 12 meses, la cifra llegó a COP$22,8 billones.

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Las exportaciones también repuntaron: en junio sumaron 1,08 millones de sacos de 60 kilos, 5,9% más que el año anterior. En el acumulado anual, crecieron 14,5% a 12,97 millones de sacos.

El café verde excelso sigue siendo el principal producto de exportación, con más de 80% de participación.

Además de divisas, el sector cafetero es fuente de empleo para más de 500.000 familias, en su mayoría pequeños productores que dependen de manera directa del cultivo.

Los ganadores y los márgenes estrechos

El impacto del auge de precios no es homogéneo en la cadena. Mientras los caficultores celebran, los tostadores y comercializadores enfrentan márgenes más reducidos.

Nosotros como tostadores compramos directamente a caficultores o trilladoras. Sí, estamos recibiendo un precio más alto por la materia prima, pero eso baja el margen. Aun así, creemos que estos precios son necesarios para que el caficultor pueda sostenerse”, explicó Moreno Motta.

La volatilidad es otro desafío. “Lo que nos mata es esa variación. Hace unas semanas estaba mucho más bajo, ahora mucho más alto. Pero creemos que los precios altos vienen para quedarse”, agregó el empresario.

En el mercado internacional, Colombia enfrenta la competencia de Brasil, su mayor rival, aunque el panorama cambió con la decisión de Estados Unidos de imponer un arancel de 50% al café brasileño. Esto mejora la posición del café colombiano en su principal mercado.

La prima de los cafés especiales

El auge también refuerza el papel de los cafés especiales, que se venden con diferenciales por calidad. Echavarría explicó que los cafés de altura en regiones como Antioquia y Huila mantienen primas de hasta US$2 por libra sobre el precio de Nueva York.

El café especial mantiene sus diferenciales porque son cafés muy escasos, de gran altura y calidad. Eso siempre se ha vendido más caro que en Nueva York”, dijo.

La tendencia global hacia el consumo de cafés diferenciados se traduce en oportunidades de largo plazo para productores que invierten en calidad, trazabilidad y sostenibilidad.

Luces y sombras

La bonanza ocurre en un mercado internacional marcado por tensiones. La OIC reportó que en abril de 2025 las exportaciones mundiales de café verde sumaron 10,2 millones de sacos, una caída de 6,8% frente al año anterior.

Sudamérica lideró el retroceso, con una caída de 28,4% en los despachos, atribuida principalmente a Brasil.

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En contraste, África y Asia incrementaron sus exportaciones, aprovechando los precios elevados. Uganda y Etiopía registraron aumentos de 36% y 42%, respectivamente, mientras Vietnam elevó sus envíos en 9,5%.

La perspectiva de mayores cosechas en Brasil y Perú para 2025-2026 podría moderar los precios, de acuerdo con proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, lo que añade incertidumbre al futuro de la bonanza.

El futuro de la bonanza

Los expertos coinciden en que la sostenibilidad del auge dependerá de factores externos. La ausencia de un fenómeno de El Niño en 2025 favorece la producción en Sudamérica, mientras la normalización logística en puertos brasileños podría acelerar las exportaciones y aliviar la presión sobre los precios.

Aun así, la demanda se mantiene firme. El consumo en Colombia llegó a 213.000 sacos en julio, un 4,9% más que un año antes, según la FNC. A nivel global, la resiliencia del consumo en Estados Unidos y Europa, donde los hogares mantienen niveles de gasto estables, sostiene el mercado.

Para Echavarría, la oportunidad es clara: “Me da rabia que durante años el caficultor sufriera con precios bajos. Hoy el escenario es distinto, y no podemos desaprovecharlo”.

La pregunta es si esta bonanza será una ola pasajera o el inicio de un ciclo más prolongado. Por ahora, los caficultores colombianos disfrutan de un respiro largamente esperado, aunque el mercado global advierte que la volatilidad seguirá siendo la norma.

Las proyecciones más recientes

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé en un informe de junio de 2025 que la producción mundial de café crecerá alrededor de 4,2% en el año comercial 2024-2025, hasta un rango de entre 176 y 178 millones de sacos de 60 kilos.

Brasil será el principal responsable de este aumento, gracias a un repunte de la variedad arábica tras mejores condiciones climáticas.

El consumo global también aumentará, aunque a un ritmo menor, cercano al 1% o 2%. Esto generará un superávit moderado de café, con más producción que demanda, lo que podría influir en una estabilización de los precios internacionales y en una ligera expansión de los inventarios.

El informe sostiene que las exportaciones seguirán dominadas por Brasil, que refuerza su papel como primer proveedor mundial de arábica, mientras que Vietnam mantiene su liderazgo en robusta. Colombia, por su parte, tendría una leve recuperación en su producción y exportaciones, manteniéndose como referente en cafés suaves de alta calidad.

El USDA advierte que, pese al repunte global, persisten riesgos significativos. Factores climáticos como sequías, lluvias irregulares o heladas en países productores podrían afectar la floración y la calidad del grano. A esto se suman los altos costos de fertilizantes e insumos, que presionan los márgenes de los pequeños caficultores y limitan los rendimientos en varios países.

En cuanto a las existencias finales, el organismo proyecta un leve aumento de inventarios a nivel global, aunque con diferencias marcadas entre regiones. En algunos países productores las reservas siguen ajustadas, lo que los hace más vulnerables a choques de oferta o problemas logísticos.

En conjunto, la perspectiva del Departamento de Agricultura apunta a un mercado cafetero con mayor producción y disponibilidad para 2024-2025, pero con un balance delicado: el crecimiento de la oferta se enfrenta a una demanda más moderada y a riesgos externos que mantienen la incertidumbre sobre los ingresos de los productores.