Crisis del peso argentino eleva tasas hipotecarias a 15% y sacude la agenda de Milei

Al dispararse las tasas de interés y secarse el crédito, el estatal Banco Nación desechó su viaje a Nueva York

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Bloomberg — Los ejecutivos del Banco Nación se preparaban para dirigirse a Wall Street, listos para empezar a hacer el lanzamiento de una venta de bonos que financiaría hipotecas de vuelta a casa en Argentina.

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Hubiera sido un acontecimiento bastante anodino para los banqueros de la mayoría de los demás países. Pero en Argentina -donde los residentes se han visto obligados a comprar casas con montones de dinero en efectivo después de que décadas de inflación galopante, quiebras monetarias e impagos de deuda pusieran patas arriba la economía una y otra vez- era una señal de que por fin se avanzaba hacia algún tipo de normalidad.

Entonces la crisis estalló de nuevo.

Cuando el presidente Javier Milei sufrió una reciente derrota electoral que amenaza con descarrilar su programa de libre mercado, los inversores huyeron en masa, lo que provocó una corrida de la divisa tan feroz que la administración Trump prometió un salvavidas de US$20.000 millones para estabilizar los mercados argentinos.

Al dispararse las tasas de interés y secarse el crédito, el estatal Banco Nación desechó su viaje a Nueva York, según una persona familiarizada con el asunto. Y otros prestamistas casi triplicaron las tasas hipotecarias hasta un 15% por encima de la inflación, amenazando con cerrar un rincón del sistema financiero que sólo recientemente había vuelto a la vida.

Estos tasas son un golpe mortal para el mercado hipotecario”, afirmó Juan Manuel Truffa, economista de la consultora local Outlier, antes de los anuncios del Gobierno estadounidense.

El reciente tumulto del mercado fue un duro recordatorio de que, a pesar de los signos de un cambio de tendencia desde que Milei asumió el cargo hace menos de dos años, su éxito está lejos de estar asegurado. La terapia de shock del líder libertario ha controlado una inflación galopante, llevándola de los tres dígitos a alrededor del 34% mientras recortaba el gasto, despedía a trabajadores del gobierno y levantaba las regulaciones sobre amplios segmentos de la economía. Pero su popularidad se ha resentido, minada por los recortes en áreas como salud y educación, sumados a un escándalo de sobornos en ciernes que se extiende a su círculo más íntimo.

Después de que el partido de Milei sufriera una derrota por margen sorprendentemente amplio en elecciones locales en la provincia de Buenos Aires a principios de este mes, los inversores mundiales empezaron a sacar su dinero de activos del país, apostando a que su tambaleante posición estaba a punto de debilitarse aún más en una votación de mitad de mandato más crucial a nivel nacional, prevista para finales de octubre. La venta golpeó las acciones, los bonos y el peso hasta que el Departamento del Tesoro estadounidense intervino, tratando de evitar que una crisis asediara a un aliado ideológico en vísperas de las elecciones.

Más allá de que la agitación se calmó, el episodio ha ensombrecido la economía al hacer subir el costo del crédito. Justo antes de la venta masiva, la tasa de los préstamos bancarios a un día se se había disparado hasta cerca del 80% y la tasa de los préstamos corporativos a corto plazo superó el 100%. Desde entonces, esas tasas sólo han reducido parte del incremento.

En el mercado hipotecario, el Banco Ciudad ya había dejado de conceder nuevos préstamos, según personas familiarizadas con la pausa. Otros grandes prestamistas endurecieron las normas crediticias y elevaron bruscamente las tasas hipotecarias.

A Florencia, psicóloga escolar de 33 años, y a su marido, en agosto les aprobaron una hipoteca a 30 años para ayudarles a financiar la compra de una casa de US$85.000 con un dormitorio y un baño, al sur de Buenos Aires. Entonces, justo antes de que los resultados de las elecciones agitaran los mercados, su banco retiró la oferta - diciendo que su puntuación de crédito ya no era lo suficientemente alta como para calificar.

“Estábamos desolados. Era el proyecto de nuestra vida, después de tantos intentos fallidos anteriores”, dijo Florencia, que pidió que no se revelara su apellido por temor a que cualquier publicidad pudiera complicar su capacidad para conseguir un préstamo en el futuro. “Sólo espero que esto se estabilice. Vivir así da vértigo”.

El Banco Nación, responsable de cerca de la mitad de los préstamos hipotecarios de Argentina, es el único banco que no ha modificado las tasas hipotecarias. Pero personas familiarizadas con el asunto dijeron que casi duplicó el puntaje de crédito requerido para la aprobación y que canceló el viaje planeado a Nueva York para promover potenciales ventas de bonos que le permitirían aumentar sus préstamos.

Daniel Tillard, presidente del Banco Nación, negó haber aumentado los requisitos crediticios y apostó a que cualquier secuela de principios de mes durará poco. “Creemos que las fricciones son el resultado de un período electoral, tanto en el crédito hipotecario como en el resto de las tasas”, dijo. “Debería tender a normalizarse”.

Por ahora, sin embargo, la contracción del crédito está socavando lo que había sido uno de los primeros éxitos de Milei.

Cuando asumió el cargo, los préstamos hipotecarios estaban prácticamente extinguidos en Argentina porque su historia de inestabilidad política crónica y de inflación galopante daba a los bancos pocos incentivos para conceder préstamos a largo plazo. Los compradores también tenían motivos para evitarlos, porque las tasas están vinculadas al ritmo de la inflación, lo que significa que un repunte de los precios al consumo dispararía sus pagos mensuales.

En consecuencia, la mayoría de las viviendas se compraron con montones de dólares estadounidenses, la moneda que los argentinos prefieren utilizar desde hace tiempo para salvaguardar sus ahorros.

Una vez que la inflación empezó a bajar, los préstamos hipotecarios comenzaron a reactivarse. En 2024, los bancos concedieron US$1.300 millones de este tipo de préstamos, frente a los apenas US$40 millones de 2023, según la consultora local Empiria. Este año ha seguido aumentando hasta totalizar unos US$2.500 millones a finales de agosto.

Sin embargo, incluso antes de los estragos de este mes en el mercado, ya estaban surgiendo obstáculos. Las medidas de Milei para limitar la oferta de pesos - y reforzar así la moneda - tuvieron el efecto secundario de endurecer el crédito. Y a medida que el peso seguía deslizándose, las viviendas que normalmente se cotizan en dólares estadounidenses se hicieron cada vez más inasequibles.

“Esto siempre iba a ocurrir”, dijo Federico González Rouco, economista senior de Empiria. “Obviamente, el elevado riesgo complica las cosas. Esto durará unos meses en el mejor de los casos”.

Juan Pablo Rotger se considera afortunado. A finales del año pasado, él y su mujer compraron un apartamento de US$200.000 con dos dormitorios y dos baños al norte de la capital gracias a una hipoteca del Santander con una tasa de interés del 5,5% más uno variable que sigue la inflación local.

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“Nos metimos en el momento justo”, dijo Rotger, de 29 años. “Es una pena que durara tan poco”.

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