Las startups que concentraron más capital en América Latina en 2025

El balance del año muestra un mercado con menos operaciones, pero con tickets más altos, una mayor preferencia por etapas avanzadas y un peso creciente del financiamiento no dilutivo.

Por

Bloomberg Línea — A medida que 2025 entra en su tramo final, el capital de riesgo en América Latina empieza a ofrecer una lectura más clara sobre quiénes lograron atravesar el ciclo de ajuste con acceso sostenido al financiamiento. Lejos de los años de euforia, el dinero volvió a moverse bajo una lógica más selectiva, concentrándose en un grupo reducido de startups capaces de levantar rondas de gran tamaño en un entorno marcado por la disciplina financiera.

El balance del año muestra un mercado con menos operaciones, pero con tickets más altos, una mayor preferencia por etapas avanzadas y un peso creciente del financiamiento no dilutivo. En este contexto, levantar capital dejó de ser una consecuencia automática del crecimiento y pasó a ser una señal de resiliencia, escala y previsibilidad.

Ver más: Startup salvadoreña explora cómo democratizar las inversiones en el mercados de capital

Los datos recopilados a lo largo del año por Dealroom, Crunchbase y un recuento anual elaborado por Cuantico VP confirman ese patrón. Durante el primer trimestre, las startups de la región levantaron US$1.100 millones, un crecimiento interanual del 45%, según Dealroom, impulsado principalmente por rondas Series B y C. Esa dinámica anticipó lo que vendría después: un año dominado por operaciones de mayor tamaño, pero protagonizadas por menos compañías.

A partir del segundo trimestre, el flujo de capital se mantuvo, aunque con una concentración cada vez mayor en México y Brasil. Ambos mercados volvieron a posicionarse como los principales destinos del venture capital en América Latina, reforzando una tendencia histórica que se había atenuado durante el periodo de contracción.

El capital vuelve, pero con nuevas reglas

En este nuevo ciclo, las startups a las que mejor les fue en recaudación no fueron necesariamente las más jóvenes ni las de crecimiento más acelerado, sino aquellas que lograron demostrar solidez operativa y un camino claro hacia la rentabilidad. En muchos casos, el acceso al capital estuvo ligado a la capacidad de estructurar financiamiento más sofisticado, combinando equity y deuda.

Uno de los ejemplos más claros fue Klar, el banco digital mexicano que cerró en junio una Serie C por US$190 millones, una de las mayores rondas de equity del año en América Latina, según datos de Crunchbase y Bloomberg. La operación se produjo en un momento en el que el financiamiento para fintech seguía siendo selectivo, lo que convirtió a la ronda en una referencia para el sector.

La magnitud de la operación y su timing reforzaron el posicionamiento de Klar como uno de los principales jugadores del sistema financiero digital mexicano, y confirmaron que los inversionistas seguían dispuestos a apostar por modelos de banca digital con escala y tracción comprobada.

Brasil aportó otra de las historias más representativas del año con Omie, startup de software de gestión en la nube para pequeñas y medianas empresas. En septiembre, la compañía levantó US$160 millones en una Serie D, una de las rondas más relevantes del año en el segmento de software B2B.

La operación destacó no solo por su tamaño, sino también por su estructura, que incluyó ventas secundarias. En un mercado todavía cauteloso, ese tipo de transacciones reflejó un mayor grado de madurez del ecosistema brasileño y una creciente sofisticación en la forma en que se estructuran las rondas de crecimiento.

La deuda como protagonista

El balance de 2025 muestra además un cambio en la composición del financiamiento. Según el recuento de Cuantico VP, varias de las mayores operaciones del año se estructuraron como financiamiento vía deuda, una alternativa que ganó terreno frente al equity en un contexto de valuaciones más ajustadas.

La mayor operación del año correspondió a CloudWalk, fintech brasileña especializada en pagos, que levantó US$780 millones en deuda en octubre. El monto se convirtió en el más alto registrado en la región en 2025 y subrayó la capacidad de ciertas compañías para acceder a financiamiento de gran escala sin dilución.

México volvió a aparecer con fuerza en este segmento. Plata, fintech enfocada en servicios financieros digitales, acumuló US$500 millones en financiamiento vía deuda hacia el cierre del año, además de rondas de equity relevantes durante el primer semestre. Más que una sola operación, el caso de Plata reflejó una estrategia financiera sostenida en el tiempo.

También Kavak, uno de los unicornios más conocidos de la región, aseguró US$400 millones en deuda en abril. La operación se produjo en un momento de mayor cautela hacia los marketplaces intensivos en capital y fue interpretada como una señal de que los inversionistas siguen respaldando compañías con escala regional, siempre que muestren avances en eficiencia operativa.

Los refugios

Más allá de las megarrondas, el año confirmó la centralidad del fintech como principal receptor de capital en América Latina. Operaciones como la Serie C de Celcoin por US$120 millones y la Serie G de Creditas por US$108 millones, ambas en Brasil, reforzaron la tendencia hacia soluciones financieras B2B y plataformas de infraestructura.

En paralelo, el software empresarial se consolidó como uno de los refugios preferidos para los inversionistas. Startups enfocadas en automatización, analítica avanzada e inteligencia artificial aplicada lograron cerrar rondas relevantes, aunque de menor tamaño, en línea con la preferencia por modelos con clientes corporativos y flujos de ingresos más predecibles.

Un ejemplo de esta dinámica fue Incidium, consultora brasileña especializada en datos e inteligencia artificial, que levantó US$40 millones durante el segundo trimestre. Sin competir por volumen con las megarrondas, la operación encajó en la lógica dominante del año: capital dirigido a soluciones B2B con aplicaciones concretas.

Redefiniendo el ciclo

Más que un ranking tradicional, el cierre de 2025 deja una radiografía del nuevo equilibrio del venture capital en América Latina. El capital volvió a la región, pero lo hizo bajo reglas más estrictas, con mayor peso de la deuda, menos tolerancia al riesgo y una clara preferencia por compañías en etapas avanzadas.

México y Brasil concentraron la mayor parte de las operaciones de gran tamaño, mientras que fintech y software empresarial se consolidaron como los sectores dominantes. La lectura de fondo es clara: en un mercado todavía lejos de la exuberancia, levantar capital se convirtió en una señal de fortaleza más que de expansión.

Ver más: Startup chilena Vambe cerró ronda de US$14 millones y suma a CEO de Rappi a su Junta Directiva

De cara a 2026, el desempeño de estas startups ofrece una pista sobre el rumbo del ecosistema. El venture capital en América Latina parece avanzar hacia un modelo más maduro, en el que el acceso al financiamiento está cada vez más ligado a la capacidad de demostrar escala, disciplina financiera y resiliencia operativa.

En ese contexto, 2025 quedará registrado no como el año del regreso masivo del capital, sino como el periodo en el que se definió quiénes lograron adaptarse al nuevo ciclo y concentrar los recursos disponibles.