Opinión - Bloomberg

Cuidado con los gigantes del reconocimiento facial

Reconocimiento facial
Por Parmy Olson
31 de enero, 2022 | 04:47 PM
Tiempo de lectura: 5 minutos

Bloomberg — Verificar la identidad de uno solía ser muy simple. Mostraba una foto de su licencia de conducir o pasaporte, dos objetos que vivían en su bolsillo o en un cajón de su casa. Hoy en día, puede ser identificado por una variedad de representaciones digitales de su rostro a través de empresas como Apple Inc. (AAPL), Microsoft Corp. (MSFT) y nombres menos conocidos como ID.me, que pronto escaneará los rostros de los ciudadanos estadounidenses que desean administrar sus impuestos en línea con el Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés).

En la superficie, estos servicios son simples, pero la cantidad de empresas que procesan huellas faciales también está creciendo, lo que plantea algunas preguntas difíciles sobre cómo queremos ser identificados, e incluso clasificados, en el futuro.

Una forma de imaginar la compleja red actual de proveedores de reconocimiento facial es pensar en Internet como si fuera la Galería Nacional de Retratos de Londres.

Los retratos públicos que se exhiben libremente son un poco como los miles de millones de fotos que la gente publica en las redes sociales, que algunos proveedores de reconocimiento facial recopilan. Clearview AI Inc. (CVW) es una empresa que hace esto abiertamente. Las agencias del gobierno y los departamentos de policía de EE.UU. usan su herramienta de búsqueda para examinar más de 10.000 millones de fotos públicas para ver si coinciden con ciertos sospechosos. PimEyes es otro motor de búsqueda que tanto los investigadores como los acosadores han utilizado para escanear las redes sociales en busca de coincidencias faciales.

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Luego, si se adentra en la Galería Nacional de Retratos, encontrará exhibiciones privadas que debe pagar para ver. Es similar en la web, con empresas como ID.me, Apple, Microsoft y otras contratadas para procesar y verificar caras de forma privada, actuando esencialmente como guardianes de esos datos. Por ejemplo, varios estados de EE.UU., incluidos Maryland y Georgia, recurrieron recientemente a Apple para almacenar identificaciones estatales y licencias de conducir en los iPhone de sus ciudadanos. Los rostros de las personas se convierten en huellas faciales, una representación digital que parece una cadena de números.

Finalmente, la Galería en Londres tiene una tienda de regalos con baratijas para llevar a casa y hacer lo que se quiera. El equivalente en línea son los proveedores de reconocimiento facial que simplemente venden las herramientas para analizar imágenes de rostros. AnyVision Interactive Technologies Ltd. de Israel vende software de comparación de rostros a los departamentos de policía y les deja configurar sus propias bases de datos, por ejemplo.

El más popular de los tres es probablemente el modelo de “exhibición privada” de empresas como Apple. Pero este espacio es donde las cosas se ponen un poco complicadas. Las diferentes empresas tienen huellas faciales diferentes para las mismas personas, de la misma manera que sus huellas digitales permanecen constantes, pero el sello de tinta que hacen siempre será ligeramente diferente. Y algunas empresas tienen diversos grados de propiedad sobre los datos. Apple no interviene y almacena huellas faciales en los teléfonos de los clientes; el mismo es el caso de Microsoft, que procesa los rostros de los conductores de Uber (UBER) para verificarlos y demostrar que están usando mascarillas, pero luego borra las huellas después de 24 horas.

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Por el contrario, ID.me, una empresa de verificación facial con sede en Virginia, administra un enorme conjunto de huellas faciales (16 millones, o más que la población de Pensilvania) de personas que subieron un video selfie para crear una cuenta. Pronto, el IRS requerirá que los estadounidenses eliminen sus credenciales de inicio de sesión para su sitio web y se verifiquen con una huella facial ID.me para administrar sus registros de impuestos en línea.

Estos sistemas han tenido fallas, pero generalmente funcionan. Los conductores de Uber han estado escaneando sus rostros con la tecnología de Microsoft durante algunos años y varias agencias estatales de desempleo de EE.UU. han utilizado ID.me para verificar las identidades de los solicitantes.

El gran interrogante es qué sucederá cuando más empresas comiencen a procesar y almacenar nuestras caras con el tiempo.

La cantidad de bases de datos que contienen huellas faciales está creciendo, según Adam Harvey, investigador y director de VRFRAME, una organización sin fines de lucro que analiza conjuntos de datos públicos, incluidos los que contienen rostros. Señala que se ha vuelto más fácil establecer un negocio como proveedor de verificación facial, con gran parte de la tecnología subyacente de código abierto y cada vez más barata de desarrollar y con miles de millones de fotos disponibles para extraer. Las empresas privadas que procesan y almacenan millones de huellas faciales tampoco tienen que ser auditadas de la misma manera que una agencia gubernamental, señala.

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A medida que más empresas manejen más huellas faciales, no es inconcebible que algunas de ellas comiencen a compartir datos faciales con otras para ser analizados, de la misma manera que las redes publicitarias intercambian montañas de datos personales para la orientación de anuncios en la actualidad. Pero, ¿qué sucede cuando la huella de tu rostro se convierte en otra forma de analizar las emociones? ¿O te convierte en un objetivo de los estafadores? El reconocimiento facial tiene el potencial de hacer que los sitios web como el IRS funcionen de manera más segura, pero el crecimiento de estas bases de datos plantea algunos de los mismos riesgos que acompañaban a las contraseñas: identidades falsificadas o robadas. Y a diferencia de las contraseñas, las caras son tokens mucho más personales que se comparten con las empresas.

Los guardianes de las huellas faciales de hoy en día prometen una seguridad estricta. El CEO de ID.me, Blake Hall, que supervisa la gran base de datos de huellas faciales para el IRS y otras agencias gubernamentales, dice: “Nunca daríamos acceso a nuestra base de datos a ninguna entidad externa ... Los datos biométricos solo se comparten cuando existe el robo y fraude de una identidad aparente”.

Pero Harvey y otros defensores de la privacidad tienen buenas razones para estar preocupados. El reconocimiento facial se ha equivocado en el pasado y los datos personales también se han extraído sin escrúpulos. Con el mercado de reconocimiento facial creciendo en financiación y participantes , la variedad de guardianes será más difícil de seguir y ni hablar de su entender. Eso por lo general no es un buen augurio.

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Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Miriam Salazar