Tres trucos de café esenciales para el viajero global

El director creativo Jimmy Lau comparte sus consejos de viaje para disfrutar el continente de Asia sin perder la rutina del café

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Bloomberg — En Bloomberg Pursuits nos encanta viajar. Y cuando podemos hacerlo de nuevo, queremos asegurarnos de que lo hacemos bien. Por eso hablamos con trotamundos de todos nuestros campos de lujo (comida, vino, moda, coches, bienes raíces) para conocer sus trucos de alta gama, sus consejos para ahorrar tiempo y sus experiencias fuera de lo común. Estos son los distinguidos Travel Hackers.

Jimmy Lau es cofundador y director creativo de la marca de accesorios Stuart & Lau; su socio en ese negocio es Matthew Stuart.

A los 20 años, la primera carrera de Lau fue la de consultor, sobre todo trabajando en China para ayudar a los minoristas extranjeros a entrar en ese mercado. Después, Lau optó por crear su propia empresa de moda como diseñador autodidacta de bolsos y maletines (aribuye a las horas pasadas al lado de su madre mientras ella usaba su máquina de coser su formación en el mundo real). Su razonamiento era sencillo: Ni él ni Stuart, que viajaban constantemente en sus carreras anteriores, pudieron encontrar un maletín que fuera lo suficientemente resistente y elegante a la vez para llevarlo a todas partes. Así que empezaron a fabricarlos.

Lau vive en Tokio y es fiel a United Airlines desde hace una década, habiendo recorrido al menos 75.000 millas en avión y muchas más en tierra, ya que es aficionado de ir en tren siempre que puede.

Estos son los consejos de viaje de Lau.

Los viajeros deberían llevar dos carteras. He aquí el motivo.

Lleva una billetera señuelo si vas a un lugar donde los carteristas son conocidos por ser más activos. Yo he llevado una barata de velcro, la cual le meto unos cuantos dólares y ha sustituido a mi cartera normal. Si te la roban, no tendrás las de perder, ¿verdad? No lloras por perder tus objetos de valor. En zonas más concurridas sólo llevo un tarjetero con una tarjeta de crédito y suficiente dinero en efectivo para un día. Si sólo voy a volar a un país, llevo un cinturón para el dinero, uno que va alrededor de la cintura porque es más fácil de acceder.

Llevar el equipo para hacer café es un ritual y una oportunidad.

Me gusta todo el proceso y el ritual, porque es una rutina cuando me encuentro en el extranjero. Siempre la mantengo para mi primer día después de llegar. Mi equipo de café suele ser un molinillo de café Krups. Es muy fácil de transportar, sin ornamentos, con un solo ajuste. Y luego tengo un filtro de café pour over drip (colador por goteo), un cono de plástico rojo. No tengo ninguna preferencia por el café, siempre y cuando sea fresco. Suelo tomar cualquier tipo de café gourmet de una tienda de Nueva York. Pero uno de los recuerdos de los viajes que me traigo es el café: Cuando vuelvo (de algún sitio), siempre compro para llevarme los granos locales de allí.

Olvídese de Shibuya y Shinjuku. Lau, que lleva mucho tiempo en Tokio, tiene algunas alternativas.

Si te gustan las compras vintage, Koenji es el centro para conseguir de estos artículos. Hay tiendas de segunda mano repartidas por toda la ciudad; allí es donde los lugareños van a comprar. Intente Safari y Treasure Style Factory. En Shimokitazawa hay una buena cultura del café. Cada vez que voy, me tomo un espresso en Bear Pond; son fantásticos y muy conocidos. Pero también me gusta Bookends Coffee Service.

Ve más allá de Pekín y Shanghái: El rincón más atractivo de China podría sorprenderle.

Vaya a Yunnan, en el suroeste de China, que limita con otros países del sur de Asia, como Laos y Vietnam. Hay una gran diferencia de temperatura entre las selvas tropicales, con un clima más ecuatorial, y las montañas nevadas cuando se empieza a viajar más al norte. Muchas minorías indígenas de China también se encuentran por allí, y conservan muchas de sus costumbres y tradiciones. Cuando uno está en las grandes ciudades de China, rodeado de gente de la etnia Han, todo parece igual; pero cuando uno se adentra en el suroeste de China y ve a estas minorías, se da cuenta de lo vasta que es China y de que las culturas son tan diferentes de las que uno conoce a través de los chinos de la etnia Han. Todo el mundo es muy acogedor, y viajar de un pueblo a otro a pie, recorriendo los mismos senderos que utilizan los aldeanos, sigue siendo la forma de desplazarse. Existe una larga historia en la que los aldeanos abren sus casas para que los excursionistas se queden cada noche en el pueblo mientras viajan, lo que permite ver una forma de vida completamente diferente. Sin embargo, hay que ir en invierno u otoño, porque para esa época las zonas del sur no son tan calurosas.

Lau es un obsesivo del café, y utiliza esa pasión como punto de entrada a cualquier lugar que visite.

La cultura del café es muy diferente en todo el mundo, y te da una ventana a la vida local. Es una forma estupenda de obtener una visión agradable de la vida (cotidiana). Por ejemplo, Vietnam. En Nueva York, el café vietnamita es como la leche condensada: fuerte y dulce. Pero cuando estuve en Vietnam, experimenté su especialidad local, donde lo hacen con una yema de huevo. Sale espumoso y cremoso. Y Vietnam también tiene un gran café instantáneo.

Si viaja solo, ésta es la comida con la que más fácilmente se pueden hacer amigos.

Definitivamente, creo que mantener conversaciones durante el desayuno es algo que resulta más natural. Por la noche, cuando la gente está probablemente en sus propios grupos, es un poco más intrusivo (hablar), supongo. Pero el desayuno es una costumbre tan local que es fácil señalar algo y preguntarle al desconocido que está a tu lado: “Oh, ¿qué estás comiendo? ¿Qué pediste? Parece interesante”. Así es como tengo un montón de buenos consejos de viaje locales.

No hay ningún lugar mejor para esquiar que Japón.

Me encanta esquiar en Japón. La nieve es súper fresca y profunda. Y las estaciones de esquí están muy bien gestionadas. En medio de las pistas hay estaciones en las que se puede parar y tomar unos bocadillos o una comida; instalan pequeños vendedores dentro de estos depósitos de comida. Y también hay baños calientes, onsens, en las estaciones, para que puedas aprovecharlos después de una larga jornada de esquí. Por alguna razón, la mayoría de los empleados son australianos, así que el idioma no es un problema. Todo es súper eficiente, muy tranquilo, y las pistas de montaña nunca están tan llenas. Realmente no hay ningún factor que lo convierta en una mala experiencia. Niseko, en la isla de Hokkaido, es uno de mis lugares favoritos para esquiar. Alójese en el Hotel Niseko Alpen, que está justo al pie de las colinas, y coma algo de curry en Tsubara Tsubara o fideos en Rakuchi Soba.

Lau ha viajado a 20 de las 23 provincias chinas, casi siempre en tren. Lo recomienda de todo corazón en lugar de volar.

El tren es la única forma de viajar y admirar el paisaje al mismo tiempo; los autobuses de larga distancia suelen andar de noche, por lo que no se tiene ninguna vista. En China siempre he optado por la segunda clase, en la que estás en la cabina del tren con todo el mundo: tres niveles de literas. Me gustaba porque te mezclas con los lugareños. Es casi como un rito de paso si llevas mucho tiempo viajando o residiendo en China. Hablar de eso y experimentarlo es algo que creo que todo expatriado ha hecho antes. La ruta que más aprecié fue la que va de Xiamen a Yunnan, de unas 35 horas. Básicamente, ves cómo el paisaje cambia de las tierras de cultivo llanas a esta super elevación, a miles de kilómetros sobre el nivel del mar.

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Este artículo fue traducido por Andrea González