OCDE le propone a Colombia desgravar nóminas de ingresos bajos y pensión universal

Bloomberg Línea habló con Jens Arnold, economista jefe de la OCDE para Colombia, sobre las fórmulas para la reforma tributaria, la pensional, elecciones y cómo aumentar el empleo

Jens Arnold, economista jefe de la OCDE para Colombia, Chile y Argentina
16 de junio, 2022 | 05:50 AM

El pasado 8 de junio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) o el llamado club de las buenas prácticas compartió nuevas proyecciones económicas de los países que comprenden este grupo, entre los cuales destaca Colombia liderando, con un crecimiento económico de 6,1% para 2022. Pero hubo una contradicción: el mismo organismo señala que el país está en entre los cinco países con las tasas de desempleo más alto de los países que han llegado a esa organización.

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¿Cómo lidiar con un crecimiento alto y, al mismo tiempo, que esto impacte favorablemente a los más desfavorecidos? Bloomberg Línea habló con Jens Arnold, economista jefe de la OCDE para Colombia, sobre las fórmulas que ha planteado la organización para Colombia.

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Arnold insistió en que Colombia debe organizar mejor sus gastos en transferencias a los más necesitados; en una nueva reforma tributaria se debe ampliar el número de personas que declare y pague renta; se debe reducir las cargas impositivas para las nóminas de ingresos bajos para poder incrementar el empleo formal en el país.

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La OCDE prevé que el crecimiento de Colombia sea el más alto este año. ¿Qué es lo que lo impulsa?

El fuerte crecimiento de este año se debe a dos factores: primero, el año arrancó bastante fuerte. De hecho, nosotros pensamos al inicio del año que había una cierta debilidad de la economía porque vimos que la confianza de los consumidores bajó fuertemente. Entonces eso nos llevó a pensar inicialmente que tal vez se arrancaría un poco menos fuerte, pero cuando vimos el resultado del primer trimestre del PIB esos temores no tenían ningún fundamento.

Lo que ayudó a Colombia fue la respuesta de las políticas macroeconómicas a la pandemia. Tuvo una respuesta relativamente fuerte, muy importante. Vimos las transferencias adicionales, vimos lo de ingreso solidario que fue una buena respuesta por parte de la política monetaria primero durante la pandemia cuando había que empujar la economía y después también cuando empezaron a surgir las presiones inflacionarias yendo para el otro lado con la política monetaria. En la coyuntura actual también hay que tomar en cuenta que ser exportador de petróleo es algo que ayuda en la situación que estamos viendo actualmente. Proyectamos que el precio del petróleo seguirá relativamente alto, incluso en el 2023 cuando tomarán efecto las acciones de la Unión Europea contra el petróleo ruso lo cual es otra fuerza más para un alto nivel del petróleo. Entonces creemos que este beneficio que está teniendo Colombia en este momento por parte de los términos de intercambio seguramente va a durar y va a seguir siendo algún apoyo para el crecimiento incluso para el 2023.

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¿Cuál es la perspectiva para el 2023?

Es como una vuelta más a la normalidad a un crecimiento moderado. Evidentemente, Colombia no puede sostener un crecimiento de 6% durante varios años.

Se vienen elecciones en Colombia, para ustedes la perspectiva cambia o este crecimiento se ve amenazado por quien llegue a la Casa de Nariño. Por una parte, Gustavo Petro quiere terminar las nuevas exploraciones de petróleo y el plan económico de Hernández, según analistas, no es tan claro. ¿Cuál es su lectura?

Creo que es un poco temprano para especular sobre esto en este momento. Me parece que habrá que esperar el resultado de las elecciones y después ver cuáles son los programas económicos que se implementarán en Colombia. Yo creo que es normal que en este momento en que nos encontramos haya una cierta incertidumbre sobre las políticas económicas que se van a implementar y eso pasa en todos los países. Esto puede tener efectos temporales como que ciertos inversores van a decir mejor esperemos tener un poco más de claridad sobre las políticas antes de hacer grandes proyectos de inversión. Ese tipo de efectos temporales es algo completamente normal y la incertidumbre electoral pasa en todos los países.

Pero creo que un elemento que sí me parece clave es que tenemos hoy en día unos planes fiscales para Colombia que van obviamente más allá del mandato del actual gobierno. Colombia está con sus planes fiscales actuales tratando de implementar una consolidación fiscal, lo cual tiene todo el sentido después de los gastos extraordinarios que trajo la pandemia y el aumento de la deuda pública que vino con eso. Y es importante que en algún momento se reduzca ese déficit y que se tomen medidas para estabilizar la deuda pública en relación al PIB. Esa parte de los planes fiscales me parece muy importante que un futuro gobierno mantenga el compromiso con una senda de consolidación porque eso es muy importante para el cuadro macroeconómico de los próximos años.

Precisamente ustedes han recomendado una reforma estructural, porque la que se alcanzó hacer en este gobierno, según los expertos, no lo es. ¿Cómo se imagina esa reforma?

Estoy de acuerdo con que la reforma tributaria que se hizo fue justo lo necesario como para mejorar un poco los resultados fiscales sin realmente tocar los problemas de fondo que tiene la estructura tributaria en Colombia. Yo creo que ahí hay que tener una buena discusión sobre todo sobre los efectos distributivos que tiene el sistema actual y qué es lo que uno quiere tener. Lo que vemos hoy, por ejemplo, es que muy poca gente paga el impuesto a la renta, comparado con el resto del mundo es exorbitante cuán poca gente lo paga. Esto se debe a dos cosas principalmente: por un lado, muchas exenciones, muchas reglas específicas que, en general, benefician más que nada a sectores de la población con mayores ingresos.

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Por el otro, también hay un mínimo imponible muy elevado en Colombia. Es el más elevado de hecho de todos los países de la de la OCDE, y eso refuerza ese efecto. Todo esto le resta fuerza a este instrumento que es el impuesto a la renta de las personas que normalmente tienen características bastante positivas porque es el impuesto que nos permite implementar una cierta progresividad en la tributación de las personas. Uno puede aplicar una tasa más elevada a aquellos que tienen más ingresos y menos a aquellos que tienen menos, pero de todas formas hay un cierto beneficio de integrar mucha gente en este sistema. Digamos que este instrumento está insuficientemente aprovechado en Colombia en este momento.

¿Qué piensa de las exenciones al IVA?

Las exenciones al IVA donde hay que realmente mirar con un ojo muy crítico y hay que mirar todos los detalles. Por un lado, las exenciones a bienes de consumo básico es cierto que aumentan el poder de compra de los hogares de bajos ingresos, pero al mismo tiempo también significa mucho menos recaudación de parte de gente que sí podría pagarlo. Si uno tiene exenciones para todos los alimentos también ahí incluye bienes que no son tan de consumo básico y de todas formas se pierde mucho ingreso que podría venir de parte de hogares más acomodados. Entonces, en general, la conclusión de los economistas es que muchas veces es más fácil recompensar los hogares de bajos ingresos a través de transferencias sociales, pero bien direccionadas a aquellos hogares que realmente se encuentran en los estados bajos de la distribución de ingreso, y no tanto con exenciones al IVA. O sea uno puede tener más efecto redistributivo con menos recursos final fiscales usando transferencias en lugar de exenciones de impuestos.

Hoy en Colombia con sus niveles de ingreso tiene la posibilidad de reducir la pobreza si hace transferencias sociales bien direccionadas, contrario a lo que sucede hoy. Entonces, me parece que organizando mejor se puede eliminar la pobreza y tener un impacto distributivo sin que eso cueste fortunas”

Las empresas se quejan de los altos impuestos que deben pagar…

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Está todo el efecto distorsivo que tiene el sistema tributario sobre el comportamiento de las empresas y de los hogares. Uno está tentado a pensar esto como una lucha entre empresas y hogares; las empresas siendo ricas y los hogares siendo pobres, pero en realidad el mundo real es un poco más complejo que eso porque también las empresas son las que crean puestos de trabajo y donde las familias después consiguen sus ingresos. Entonces, la idea es tener un sistema impositivo que tenga sentido tanto para las empresas como para los hogares con el fin de que no tengan cargas impositivas innecesarias, que no distorsione las decisiones de las de las empresas y ahí creo que Colombia también tiene bastante margen para trabajar.

Colombia es la que más crece, pero es la que más desempleo tiene. ¿Cómo generar empleo en este contexto y aprovechar todo el momento de crecimiento?

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Un punto importante es que los incentivos que dan los impuestos y las contribuciones sociales a la formalización de los trabajadores. Colombia es uno de los países en la región de América Latina con el mayor porcentaje de trabajadores informales y eso afecta más al 60% de la población, y eso es algo que me parece realmente muy prioritario pensar en cómo se podría reformar esto porque esto afecta a la mayoría de los trabajadores y los aleja de todo lo que ofrece teóricamente la protección social como las pensiones o seguros al desempleo. Mantener a la mayoría de la población excluida de ese tipo de beneficios me parece algo muy grave.

Nuestro diagnóstico es que no va a ser posible reducir la informalidad de manera importante si no se está dispuesto a revisar las contribuciones sociales, sobre todo para aquellos trabajadores con salarios cercanos al salario mínimo, me parece que ahí habría que repensar el sistema de protección social, desgravar estas nóminas formales de ingresos bajos y pensar en usar más bien recursos de la tributación General para financiar una protección social básica y universal para aquellos hogares que lo necesitan y que esa protección no tome en cuenta de si un hogar trabaja en el sector formal o en el sector informal.

En Colombia, el costo de un empleo formal es muy elevado. Al empresario se le aumenta el 54% del salario. O sea, si el trabajador se lleva 100, al empresario le cuesta 154 crear este puesto de trabajo.

Entonces, se insiste en que el costo de tener empleados formales en Colombia es muy elevado…

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En Colombia, el costo de un empleo formal es muy elevado. Al empresario se le aumenta el 54% del salario. O sea, si el trabajador se lleva 100, al empresario le cuesta 154 crear este puesto de trabajo. Eso hace por un lado que se emplee menos y también hace que algunas empresas lo hagan de manera informal para ahorrarse una parte de ese costo. Y me parece que ahí es donde hay que trabajar: desgravar las nóminas bajas en el sector formal para reducir el desincentivo. Este círculo vicioso hay que quebrarlo de alguna manera y, básicamente, la única manera de hacerlo de manera eficaz es reduciendo las cargas sociales sobre las nóminas bajas en el sector formal. Entonces, básicamente, hay que pensar en pensiones universales, pagadas con recursos de tributación general y que no tomen en cuenta si la persona está en el sector formal o informal. Simplemente cada persona que cumpla con los requisitos de edad tendría que tener derecho a una cierta pensión mínima en Colombia. Y uno puede pensar en un segundo pilar, que pueda complementar estos ingresos que obviamente todavía van a estar en un nivel relativamente modesto.

En Colombia y en diferentes partes de la región se habla de la necesidad de empezar a desmontar los subsidios y los beneficios que se tuvieron que crear por el Covid porque no son fiscalmente sostenibles. ¿Se deben desmontar? ¿Cómo hacerlo?

Cuando llegó la pandemia, el Estado tuvo que actuar de manera muy rápida. Tuvo que inventar un instrumento para dar un apoyo a una población amplia tocada por la pandemia y en muy poco tiempo. Esto se hizo en Colombia y se hizo relativamente bien. El mayor instrumento ahí fue el llamado ingreso solidario. Eso está muy bien. Ahora la economía se recuperó. Estamos de vuelta a los niveles de PIB que teníamos antes de la pandemia, el mercado de trabajo también se ha recuperado en gran medida, entonces ahora es el momento para pensar en normalizar las políticas fiscales, porque también este gasto extraordinario no es sostenible en el tiempo, vimos cómo aumentó la deuda pública. Esto se puede hacer por uno o dos años, pero no se podrá hacer para la eternidad.

¿Cómo hacer esta normalización?

Lo mejor sería implementar un nuevo sistema de protección social que no deje tanta gente afuera, que tenga un carácter universal, tanto en protección para la vejez y a las personas que están en condición de pobreza. Un sistema que sea fiscalmente sostenible y que ataque la pobreza. Hoy en Colombia con sus niveles de ingreso tiene la posibilidad de reducir la pobreza si hace transferencias sociales bien direccionadas, contrario a lo que sucede hoy. Entonces, me parece que organizando mejor se puede eliminar la pobreza y tener un impacto distributivo sin que eso cueste fortunas. Hay que gastar mejor y no gastar más. Brasil tiene un programa de transferencias condicionadas que tiene una cobertura casi universal a todos los hogares en situación de pobreza y esto tuvo un impacto enorme sobre la pobreza en Brasil y no hay ninguna razón porque Colombia no podría hacer exactamente lo mismo.