Bloomberg Línea — Unas 3.100 millones personas no se pueden permitir una dieta saludable a nivel mundial, lo cual refleja las repercusiones del incremento de los precios de los alimentos al consumidor durante la pandemia y de los fenómenos climáticos extremos más frecuentes que están perturbando las cadenas de suministro, según la FAO.
La FAO, a través del estudio El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022, estimó que el número de personas que no se podían permitir una dieta saludable en 2020 incrementó 112 millones de personas respecto de 2019.
Este incremento se explica principalmente por Asia, donde 78 millones de personas más no podían permitirse llevar este tipo de dieta en 2020, seguida de África (25 millones más), mientras que América Latina y el Caribe y América septentrional y Europa contabilizaron 8 millones y 1 millón de personas más, respectivamente.
Este estudio, hecho con aportes de investigadores de la Universidad de Tufts y el Banco Mundial, reveló que América Latina y el Caribe es la región donde una dieta saludable tiene el costo más alto, con US$ 3,89 por persona por día en 2020, seguida de Asia (US$ 3,72), África (US$ 3,46), América del Norte y Europa (US$ 3,19) y Oceanía (US$3,07).
Entre los países también hay grandes disparidades a la hora de adquirir alimentos sanos. En Colombia cuesta unos US$ 3 diarios por persona, mientras que en Panamá US$ 4,47 y en Jamaica hay que desembolsar más de US$ 6 diarios.
¿Por qué es más caro comer sano?
De acuerdo con el análisis, los países de ingresos altos y medianos altos apoyan fundamentalmente a los productores agrícolas tanto con medidas aduaneras como con subvenciones fiscales cada vez más desvinculadas de la producción.
En cambio, en los países de ingresos medianos bajos y bajos, el margen fiscal para conceder subvenciones es más limitado; además, estos países suelen utilizar las políticas comerciales para proteger a los consumidores más que a los productores.
En general, el apoyo a la producción agrícola se concentra principalmente en los alimentos básicos, los lácteos y otros productos ricos en proteínas, especialmente en los países de ingresos altos y medianos altos.
El arroz, el azúcar y las carnes de diversos tipos son los alimentos que más incentivos reciben a nivel mundial, mientras que los productores de frutas y hortalizas reciben menos apoyo o incluso son penalizados en algunos países de ingresos bajos.
Según el estudio, las intervenciones en el comercio y los mercados pueden actuar como obstáculos en la comercialización de alimentos nutritivos, socavando así la disponibilidad y asequibilidad de las dietas saludables.
En numerosos países, las subvenciones fiscales han permitido incrementar la disponibilidad de los alimentos básicos y sus derivados y reducir su precio, desalentando y haciendo relativamente más caro el consumo de alimentos con menos subvenciones o no subvencionados como las frutas, las hortalizas y las legumbres.
Más apoyo al agro
En los países de ingresos bajos, pero también en algunos países de ingresos medianos bajos donde la agricultura resulta esencial para la actividad económica, el empleo y los medios de vida, los gobiernos deben incrementar el gasto en servicios que apoyen la alimentación y la agricultura de manera más colectiva y otorgarle prioridad.
“Esto es crucial para subsanar las deficiencias de productividad en la producción de alimentos nutritivos y permitir la generación de ingresos a fin de mejorar la asequibilidad de las dietas saludables, aunque requerirá una financiación del desarrollo significativa”, dijo la FAO.
Un desafío clave para los responsables de las políticas en los países de ingresos bajos no sólo será alcanzar acuerdos a la hora de adaptar el apoyo alimentario y agrícola para lograr varios objetivos inclusivos de transformación agrícola que estén en consonancia plena con la reducción de los costos de los alimentos nutritivos.
Teniendo en cuenta sus bajos presupuestos, los gobiernos de estos países también tendrán que movilizar una financiación considerable para acelerar la prestación de apoyo relacionado con servicios generales en los casos en que este deba priorizarse para subsanar eficazmente las deficiencias de productividad en la producción de alimentos nutritivos.