Economía argentina en 2024: principales desafíos y urgencias que afrontarán Caputo y Milei

Economistas coinciden en que el principal interrogante de cara a 2024 es ver si la nueva administración es capaz de estabilizar la macro y reducir el déficit sin provocar un estallido social

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Buenos Aires — Las urgencias económicas no desaparecerán en este 2024. Más allá de la buena recepción inicial a las medidas implementadas por el equipo económico que lidera Luis Caputo, el horizonte todavía muestra algunas señales de alarma y posibles focos de turbulencias para el corto y mediano plazo.

Los vencimientos por casi US$4.000 millones que esperan en enero, la aceleración de la inflación tras la devaluación y el sinceramiento de precios reprimidos, la tolerancia social frente al ajuste planteado o la gobernabilidad surgen solo como algunos de los múltiples desafíos que deberá enfrentar el nuevo Gobierno. Tal vez por ello fue que tanto el presidente Javier Milei como el ministro de Economía, Luis Caputo, no dudaron en alertar que la administración anterior les había dejado “la peor herencia de la historia”.

Tras un 2023 de deterioros en las principales variables económicas, economistas privados coinciden en que el principal interrogante hoy es ver si la nueva administración será capaz de ir superando estos y otros escollos mientras apunta a dejar atrás el déficit y estabilizar las variables sin provocar un estallido social.

El ancla fiscal en primer plano

La principal urgencia es que lo fiscal salga bien y que eso genere la credibilidad que necesita el plan. Segundo, encontrar el ancla para estabilizar la inflación”, resume Andrés Borenstein, economista jefe de Econviews.

Los economistas Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria, y Santiago Bulat, de Invecq también ponen la parte fiscal por delante. “El principal desafío es la tolerancia social al ajuste planteado”, advierte el primero de ellos antes de subrayar que “la urgencia argentina era corregir el déficit”. Y agrega: “El ajuste es una condición necesaria, aunque no suficiente, para empezar el proceso de desinflación que el gobierno tiene que llevar adelante”.

El programa económico, señala Bulat, “se basa 100% en dar señales fiscales”. A través de esas señales, añadió, el equipo económico apunta en el corto plazo a mostrar capacidad y voluntad de pago de la deuda, recomponer reservas, y que los bonos suban manteniendo una brecha baja.

Al respecto, el economista de Invecq indicó que si se analiza cómo se compuso el ajuste “hay cosas que tienen mucho sentido”, como la reducción del déficit de empresas públicas, la reducción de subsidios energéticos y de transporte. Sin embargo, advirtió: “Pero otras que no se pueden mantener en lo estructural: Impuesto PAIS, derechos de exportaciones o cero obra pública”.

“El programa presentado está muy en línea con lo que creo que tenía que ser la corrección fiscal, por dónde tenía que ir el ajuste. Subsidios, transferencias a provincias, algo de aumento de ingresos, revertir el impuestos a las Ganancias… Eso se está resolviendo”, coincide Paolicchi. Pero el desafío principal, reitera, es que la sociedad tolere ese ajuste, que entienda que es necesario para bajar la inflación.

Francisco Ballester, de MindY-Economics, también cree que mirando a 2024 será importante observar cuánto del ajuste se puede llevar a cabo y si es sostenible en términos políticos y sociales dado que “una gran parte del ajuste es licuación de salarios, de jubilaciones, de programas sociales”. Esa licuación, advierte, se dará encima con una economía que en los primeros meses va a estar cayendo.

Dudas por la estabilidad cambiaria en el corto plazo

Sin embargo, Ballester pone la lupa sobre la parte cambiaria. “Paradójicamente, a pesar de lo que estamos viendo estos días, para mí un tema clave, sobre todo para el verano, es lo que pasa con el tipo de cambio y la brecha”, analizó.

Ocurre que, a su juicio, el esquema que está usando el Gobierno de mantener el crawling peg a 2% mensual, muy por debajo de la tasa de interés –que a su vez está muy por debajo de la inflación– genera incentivos para que los exportadores liquiden sus divisas y hagan tasa, mientras que para los importadores no tienen incentivos a apurar demanda de divisas. “Eso permite que los exportadores liquiden, con el esquema 80-20 y eso le da flujo al CCL, lo que está ayudando a mantenerlo bajo”, dice.

Pero además, agrega, la estacionalidad de la demanda de pesos hoy está jugando a favor pero se va a empezar a revertir durante el verano. “En primer lugar, porque el crawling peg del tipo de cambio oficial va a ser menos creíble y porque la estacionalidad de la demanda de dinero se da vuelta hacia febrero, entonces ahí es probable que empiecen a haber presiones sobre el tipo de cambio paralelo”, explica.

Inflación, pasivos del BCRA y la cuestión política

Por último, Paolicchi agrega que en materia monetaria “el gran desafío es hasta dónde el Banco Central puede acelerar el proceso de reducción de pasivos sin espiralizar la brecha”.

Bulat, en tanto, suma que “va a ser muy importante ver si el DNU pasa y queda tal cual”, al tiempo que consideró que también será importante observar si el equipo económico logra “mantener una brecha baja” y que la inflación muestre “una baja importante” después del bimestre diciembre-enero.

Sin embargo, a modo de conclusión, recordó: “Pero dudo que lo que conocimos hasta acá sea el plan para todo 2024″.