Bloomberg — Sólo hay una persona a la que Javier Milei obedece incondicionalmente, incluso después de convertirse en el hombre más poderoso de Argentina. Una persona a la que llama El Jefe, y a la que pide consejo sobre todo tipo de asuntos personales y gubernamentales.
Tan grande es la influencia de Karina Milei sobre su hermano mayor que muchos observadores creen que su decisión de dar el salto y sumergirse en la política vino de su querida hermana. Ella le acompaña el miércoles en una serie de reuniones y presentaciones en el Foro Económico Mundial de Davos.
A quienes intentan comprender su singular relación, Milei les ofreció una vez la siguiente explicación: “Moisés era un gran líder, pero no era bueno difundiendo la palabra. Así que Dios envió a Aarón para que lo hiciera”, dijo en una entrevista televisiva, citando a figuras clave del judaísmo, la religión que está abrazando. “Bueno, Karina es Moisés y yo soy Aarón. Sólo soy un mensajero”.
Aunque la comparación puede resultar desconcertante para quienes no conozcan a los hermanos, ayuda a explicar el carácter intrépido de la campaña de Milei para el cargo más importante de Argentina, así como su disposición a lanzarse con propuestas radicales para remodelar el país. Karina Milei se negó a hacer comentarios para este artículo.
Karina ha sido una fuente de apoyo emocional para su hermano a lo largo de su vida, sobre todo durante su turbulenta educación, cuando su padre solía pegarle. Ella lo reconectó con sus padres tras la muerte de Conan, un perro al que consideraba su hijo. El año pasado, tomó el timón de su campaña presidencial y, tras su aplastante victoria en noviembre, se consolidó como su guardiana.
Incansable y detallista
Como secretaria general de la Presidencia, cargo que obligó a Milei a cambiar un decreto que prohibía el nombramiento de familiares en puestos gubernamentales, Karina tiene ahora pleno control sobre la agenda del Presidente.
Incluso los miembros de su gabinete tienen que pasar por ella antes de hablar con su jefe, según personas familiarizadas con la nueva estructura gubernamental. Y Milei suele hablar con ella antes y después de las reuniones, dijeron esas personas, que pidieron no ser identificadas al hablar del funcionamiento interno de la administración.
Karina es incansable y obsesiva con los detalles. En los actos públicos, indica dónde se sienta cada persona. En las reuniones internas, ordena que los teléfonos móviles se dejen fuera de la sala o dentro de un sobre. Durante la toma de posesión, se aseguró de que los fotógrafos tuvieran acordonada una zona específica del Congreso desde la que sus fotos pondrían en evidencia la papada de Milei, un rasgo que a él le disgusta especialmente.
Karina, de 50 años, es soltera y sin hijos, como su hermano, de 53 años. Es tía de los “hijos de cuatro patas” de Milei, cinco mastines ingleses de 90 kilos a los que atiende por el nombre de los economistas que forjaron su visión libertaria del mundo: Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas. Todos ellos fueron clonados de Conan, el primer perro de Milei.
Karina, que tiene un perro llamado Aaron, se considera una “médium espiritual”, capaz de establecer conexiones entre seres vivos y espíritus, incluidos los de mascotas como Conan. Es licenciada en relaciones públicas y eventos empresariales y gubernamentales. Hasta 2020, vendía pasteles en Instagram a través de una tienda llamada “Sol Sweet”.
“Mi hermana es la pureza moral”, dijo de ella Milei en otra entrevista. “Tiene unas normas morales poco convencionales y superlativas y es mucho más inflexible que yo. Es mejor ser humano que yo, sin maldad”.
A diferencia de su hermano, que saltó a la fama en televisión, Karina no disfruta del foco mediático. Rara vez habla con periodistas y ha sugerido que no pierdan el tiempo intentando hablar con ella. Una aparición fue en un programa de televisión de entretenimiento allá por 2016 con su perro Aaron, un pastor suizo.
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