Bloomberg Línea — El dato de inflación de noviembre se ha convertido en una de las piezas clave, en la antesala de una de las negociaciones más delicadas de los últimos años: la definición del salario mínimo de 2026.
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Los analistas llegan con perspectivas divididas, el Gobierno endurece su discurso y el Banco de la República insiste en que los aumentos que no estén alineados con la meta de inflación dificultan el proceso de convergencia a la meta.
Davivienda Corredores anticipa que, para noviembre, la inflación mensual “sería de 0,15%, lo que llevaría la variación anual a 5,39%”, una reducción de 12 puntos básicos frente al dato previo. El equipo señala que “esperamos la mayor contribución positiva en alojamiento y servicios públicos, que será impulsada principalmente por el aumento de las tarifas de gas, acueducto y alcantarillado además de los cánones de arrendamiento”.
También prevé una contribución negativa desde alimentos, “impulsada principalmente por descensos en los precios de las legumbres, frutas y cereales”.
En línea con los datos del mercado, Davivienda recuerda que la encuesta del banco central “revela que los analistas esperan, en promedio, una inflación de 0,21% en noviembre” y que las proyecciones apuntan a una inflación anual de 5,34% para el cierre de 2025 y de 4,43% para 2026.
La firma considera que sus propias proyecciones son levemente inferiores al consenso, y destaca que “esta variación mensual sería consistente con una inflación anual de 5,39%. Mientras que para el cierre del 2025 sería de 5,21%, nivel que es prácticamente igual al cierre del año 2024”.
Proyecciones: un 2026 tensionado por salarios y regulados
La discusión se calienta de cara al próximo año. Davivienda es explícita al advertir que, para 2026, la inflación podría cerrar en 4,33%, un nivel aún por encima del rango meta. Ese cálculo, dice, depende de que el aumento del salario mínimo “se dé en un nivel cercano a los cálculos técnicos basados en el comportamiento de la inflación y de la productividad”.
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El Grupo Cibest también prevé un cierre de año con presiones. Su estimación apunta a una inflación mensual de 0,26% en noviembre, con lo que la variación anual se desaceleraría marginalmente a 5,50%.
En su análisis, “en alimentos, la inflación mensual sería de 0,13%”. A su vez, en servicios, “la variación anual tendería a la baja, impulsada por las tarifas de arriendo y las comidas en establecimientos de servicio a la mesa”.
Sobre bienes, proyecta una inflación de 0,17%, y destaca que la variación anual “se desaceleraría por primera vez en diez meses”. Para la firma, noviembre llega con una inflación “alta en un entorno de riesgos al alza”.
Ese contexto técnico contrasta con el tono del Gobierno. El presidente Gustavo Petro lanzó una dura crítica al Banco de la República y aseguró que “la tasa de inflación se reduce señor Leonardo (Villar), acabando la especulación del gas y bajando la tasa de interés real de la economía”.
En su mensaje, afirmó que el Emisor tiene “una displicencia con la producción nacional” y cuestionó lo que califica como “un subsidio al rentismo de vivir de los bonos de la deuda pública sin trabajar”.
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El mandatario fue enfático al señalar que “los trabajadores no van a pagar el déficit fiscal de Colombia que creó Duque antes y la Comisión Tercera del Senado ahora, al lado de la junta directiva del Banco de la República”. El presidente Iván Duque (2018-2022) precedió al actual mandatario.
La declaración, de corte político y económico, anticipa la postura del Ejecutivo en la mesa de negociación del mínimo: aumentos significativos, incluso similares a los de años previos.
El Gobierno de Petro viene esquivando el cumplimiento de las metas fiscales al activar la cláusula de escape de la regla fiscal, lo que permitió un mayor gasto y llevó a que el déficit de este año se estime en el 7,1% del PIB. Meses antes de acudir a dicha cláusula, el Gobierno presentó una reforma tributaria que el Congreso no aprobó.
Salarios altos complican reducir la inflación
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, recordó que el aumento decretado para el salario mínimo de 2025 tuvo efectos inmediatos sobre la inflación.
Explicó que el ajuste fue “muy fuerte con respecto a lo que ya era la inflación en ese momento”, y detalló que, aunque el aumento nominal fue de 9,5%, sumado al alza en el subsidio de transporte, “hacía que el costo de contratar a una persona de salario mínimo aumentó 11%”.
Villar señaló que ese incremento se dio cuando la inflación era de 5,2% y la meta del Banco era de 3%. Añadió que el Gobierno ha manifestado que quiere “repetir eso” en su último año, lo cual “independientemente de la bondad hace más difícil bajar la inflación”.
Para el gerente, lo “indudable es que hace más costoso, y difícil bajar la inflación, cuando aumenta el salario mínimo de una forma tan separada tan distante de lo que es la meta”.
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Seguirá alta a comienzos de 2026
Las proyecciones de BBVA Research también muestran un camino complejo. Para su economista Alejandro Reyes, la inflación “cederá de manera gradual hasta 5,2% en diciembre de 2025, 4,5% en diciembre de 2026 y 3,8% en diciembre de 2027”.
Sin embargo, advierte que a comienzos de 2026 seguirá “relativamente alta por el aumento del salario mínimo, posiblemente a dos dígitos, además de la presión de precios regulados -en particular el gas-”.
Según Reyes, “la inflación mostró alivio hasta junio, por moderación en regulados y servicios. Desde julio, volvió a repuntar hasta 5,5% en octubre”. Agrega que los alimentos fueron la mayor presión, pero la canasta sin alimentos también repuntó por precios regulados y por el dinamismo de la demanda.
La firma cree que las condiciones llevarán a que la Junta del banco central mantenga la tasa de interés en 9,25% durante todo 2025 y 2026.
“La rigidez de la inflación, la fortaleza en el gasto y los retos fiscales han llevado a que el BanRep (banco central) frene su ciclo de rebaja de tasas”, señaló.
Un dato que condiciona la negociación
Con el IPC de noviembre a punto de conocerse, el país entra de lleno en la puja por el salario mínimo. El Gobierno promete un incremento importante; el banco central advierte sobre sus efectos en la inflación; y los analistas coinciden en que 2026 seguirá siendo un año de presiones, principalmente por regulados y salarios.
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La cifra de noviembre, más allá de su magnitud, será el punto de partida para una negociación que definirá buena parte del rumbo económico del próximo año.