Bloomberg — “Celebra la paz”, rezaban las dos pancartas que flanqueaban el escenario erigido en el paseo marítimo de Oslo para conmemorar la ceremonia de entrega del Premio Nobel de este año.
El hecho es que la galardonada de este año, la líder de la oposición venezolana María Corina Machado, es considerada por algunos como una defensora del conflicto militar para ayudar a lograr su objetivo de una transición del régimen autocrático del presidente Nicolás Maduro.
Se trata de una controversia que han aceptado los organizadores de la exposición del Centro Nobel de la Paz que conmemora la labor de toda una vida luchando por la democracia, motivo por el que se le ha concedido el premio. Bajo el título “La democracia al borde del abismo”, los organizadores reconocen que se trata de una elección controvertida, que ha generado “una atención inusual y fuertes reacciones”, según Henrik Treimo, director de exposiciones del centro.
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Así que, aunque la exposición —organizada apresuradamente en poco más de ocho semanas desde que el Comité Nobel anunciara al galardonado— incluye piezas como una fotografía de un mural de Hugo Chávez en Caracas que se está desvaneciendo, un bolso hecho con billetes de bolívar prácticamente sin valor y una papeleta electoral venezolana, también cuenta con una sala dedicada a la “cascada de opiniones contradictorias” que rodean al galardonado de este año.
El premio a Machado “ha provocado debate y críticas, tanto en Noruega como a nivel internacional”, afirmó Treimo estel martes en el Centro, situado a pocos pasos del ayuntamiento de ladrillo rojo de Oslo, donde se celebrará la ceremonia del Premio Nobel de la Paz el miércoles. “Acogemos con satisfacción ese debate”, añadió, ya que sienta las bases “para las conversaciones que necesitamos mantener”.
Hasta este martes por la tarde (hora de Oslo), aún no estaba claro si Machado, que se encuentra escondida en Venezuela, asistiría a la ceremonia en persona. Una rueda de prensa prevista con su participación se retrasó inicialmente, antes de que el Instituto Nobel de Noruega, organizador del evento, anunciara que no se celebraría el martes.
“La propia María Corina Machado ha declarado en entrevistas lo difícil que será el viaje a Oslo, Noruega”, afirmó el portavoz del instituto, Erik Aasheim, en un correo electrónico. “Por lo tanto, en este momento no podemos proporcionar más información sobre cuándo y cómo llegará a la ceremonia del Premio Nobel de la Paz”.
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Esto no es del todo inusual entre los galardonados con el Premio Nobel de la Paz. Andrei Sájarov no pudo salir de la Unión Soviética para recoger su premio en 1975; la galardonada de 2023, la activista de derechos humanos Narges Mohammadi, estaba y sigue estando en una cárcel iraní; el año anterior, el activista bielorruso Ales Bialiatski no pudo asistir porque fue encarcelado por las autoridades de su país.
Sin embargo, el contexto en el que se produce el reconocimiento de Machado es inusual.
La presencia de una armada de la Marina de los Estados Unidos que amenaza a Venezuela mientras captura a quienes, según el presidente Donald Trump, son narcotraficantes que transportan drogas con destino a Estados Unidos, ha dado lugar a acusaciones tanto en ese país como en Noruega de ejecuciones extrajudiciales. Las amenazas de Trump de utilizar la fuerza militar para derrocar a Maduro —y el apoyo de Machado a Trump y a cualquier acción de este tipo— han dado lugar a llamados para boicotear la ceremonia del Premio Nobel de la Paz en Oslo.
Su decisión de invitar a una serie de líderes latinoamericanos de derecha, entre ellos el polémico presidente argentino Javier Milei, es una señal de alarma adicional para la liberal Noruega, donde incluso los transbordadores que navegan por el fiordo de Oslo han abandonado los motores diésel en favor de los eléctricos.
El Consejo Noruego de la Paz, que normalmente organiza una procesión con antorchas en honor al galardonado, canceló su participación este año alegando que sus 17 organizaciones miembros consideraban que el premiado de este año no estaba en consonancia con sus valores, en lo que calificó como una “decisión difícil pero necesaria”.
Las declaraciones públicas de Trump, en las que afirma merecer el Nobel por lo que él considera sus exitosos esfuerzos para poner fin a ocho conflictos, son otro factor incómodo. La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que ridiculiza los valores fundamentales europeos, tal y como defiende Noruega, echa más leña al fuego de las tradicionales celebraciones.
“Celebra la democracia”
En la capital noruega, los preparativos para la ceremonia anual seguían adelante sin importar nada. Se estaban colocando barreras fuera del Ayuntamiento, con vistas al puerto. Las luces que proclamaban “Celebra la democracia” se proyectaban sobre los edificios tras las cortas horas de luz del día.
Según los medios de comunicación noruegos, la hija y la madre de Machado habían llegado a Oslo con una delegación familiar, pero el paradero de la premio Nobel seguía siendo un misterio.
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Machado recibió el Premio de la Paz por su “incansable labor en la promoción de los derechos democráticos” y “su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. La controversia sobre su elección como galardonada no disminuye la necesidad de concienciar sobre la fragilidad de la democracia en todo el mundo, según los organizadores de la exposición del Centro de la Paz.
“No estamos aquí para dar respuestas correctas a todo”, dijo el curador Asle Olsen. Más bien, el objetivo es generar debate entre los visitantes, dijo, tal vez incitándolos “a reflexionar sobre lo que ha sucedido en Venezuela y su propia postura cuando se trata de defender las democracias”.
*Esta historia fue actualizada a las 11:57 ET con declaraciones sobre María Corina Machado.
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