“Enhebrar la aguja”: el desafío de la Fed para evitar una recesión en EE.UU.

Aunque el peligro de una contracción ha aumentado, esta todavía no es un número puesto. Los análisis que prevén una recesión y los que son más optimistas

La Fed se enfrenta ante una tarea complicada para evitar una recesión
Por Rich Miller
04 de junio, 2022 | 03:28 PM

Bloomberg — Si uno escucha algunas de las conversaciones que tienen lugar en los mercados financieros y en los despachos de las empresas estadounidenses, una recesión en Estados Unidos parecer ser inminente e inevitable.

No tiene que ser necesariamente el caso.

Aunque el peligro de una recesión ha aumentado a medida que el crecimiento económico se vuelve más lento, la mayoría de los economistas sostienen que es poco probable que se produzca una contracción en el futuro cercano, dada la continua fortaleza del mercado laboral y los más de US$2 billones de exceso de efectivo que se cuentan en los balances de los hogares.

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Lo que más les preocupa es el 2023, ya que las continuas subidas de tasas por parte de la Fed son cada vez más efectivas y la inflación, en su nivel más alto en décadas, se come el mencionado excedente de efectivo.

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Pero incluso en ese caso, el declive económico no es un número puesto. El ex funcionario de la Reserva Federal y economista del Deutsche Bank AG, Peter Hooper, fue uno de los primeros en pronosticar una recesión, y sitúa las probabilidades de que se produzca el próximo año en más del 70%. Sin embargo, dice que todavía puede ver algunos escenarios en los que se pueda evitar.

El mercado laboral, así como el efectivo en poder de los ciudadanos, sigue en niveles altos

Para ello, en palabras de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se necesitaría tanto suerte como habilidad por parte de la Fed en su lucha contra la inflación. El éxito también dependerá de fuerzas que escapan al control del banco central, algo que el propio presidente Jerome Powell ha señalado, en medio de las perturbaciones de las cadenas de suministro causadas por la pandemia y la invasión rusa a Ucrania.

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Basándose en la suposición de que lo peor del impacto económico del Covid-19 y la guerra está atrás, el economista jefe de Moody’s Analytics, Mark Zandi, apuesta por que la Fed puede lograrlo.

“Sigo pensando que vamos a salir adelante sin recesión. Pero obviamente va a ser muy, muy ajustado porque los riesgos son muy altos”, dijo.

Hay mucho en juego. Una recesión podría dejar sin trabajo a cientos de miles de estadounidenses y desencadenar otra gran caída del mercado bursátil. También supondría un nuevo problema para el presidente Joe Biden, cuyo partido ya está en la cuerda floja a la hora de defender las escasas mayorías en ambas cámaras del Congreso en las elecciones de mitad de mandato de noviembre.

La opinión de Biden

El viernes, Biden resaltó la más reciente señal de fortaleza del mercado laboral, aunque reconoció que es probable que quede eclipsada en las mentes de los estadounidenses por el dolor que causa la inflación.

Las grietas están empezando a aparecer en una economía que el año pasado alcanzó la tasa de crecimiento más alta desde 1984. El mercado de la vivienda se tambalea bajo el impacto de una gran subida de tasas de las hipotecas, impulsada por la Reserva Federal, y las ventas de viviendas nuevas se desplomaron en abril en la mayor proporción en casi nueve años.

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Las empresas tecnológicas que prosperaron durante el apogeo de la pandemia se están reduciendo y recortando personal. Y minoristas como Walmart Inc. (WMT) y Target Corp. (TGT) están recortando sus previsiones de beneficio mientras luchan contra el aumento de los costos.

Esto ha hecho sonar las alarmas en Wall Street. El Nasdaq Composite (CCMPDL) se ha hundido en un mercado bajista, mientras que los diferenciales de los bonos corporativos se han ampliado para reflejar un creciente riesgo de recesión.

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Algunos altos funcionarios de empresas también han mostrado su preocupación en público. Jamie Dimon, Elon Musk y Gary Friedman, director del minorista de muebles RH, expresaron esta semana su cautela ante la posibilidad de una recesión.

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Megan Greene, economista jefe mundial del Instituto Kroll, afirma que estas preocupaciones son prematuras. Los consumidores de EE.UU., que son el baluarte de la economía, todavía tienen mucha fuerza financiera acumulada del momento de la pandemia, cuando estaban encerrados en casa y recibían cheques de estímulo del gobierno federal.

A la potencia colectiva de los consumidores se suma el aumento del número de personas empleadas en toda la economía: el informe sobre empleo de mayo muestra un aumento de 390.000 puestos de trabajo y una tasa de desempleo que se mantiene cerca de un mínimo de medio siglo.

Lo que dice Bloomberg Economics

“La solidez de los balances de los hogares y las empresas mantendrá un crecimiento positivo durante los próximos 12 meses. Si miramos más allá, hasta finales de 2023, nuestro modelo muestra que los riesgos de recesión son elevados. Un aterrizaje suave no es imposible. Es difícil que sea el caso base”.

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-- Anna Wong y Andrew Husby, economistas

Todo ello permite a los consumidores seguir gastando frente a la subida de los precios de los alimentos, la gasolina y más. Una vez descontada la inflación, el crecimiento de los gastos de consumo se aceleró en abril, según datos del 27 de mayo.

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Buena forma

“Los consumidores están en buena forma”, dijo el CEO de Bank of America Corp. (BAC) Brian Moynihan, a Bloomberg Television el 24 de mayo. “¿Qué va a frenarlos? Nada en este momento”.

Pero la inflación seguirá carcomiendo los ahorros de los hogares, lo que hará que las perspectivas del próximo año sean más complicadas.

“No creo que vayamos a entrar en recesión en los próximos 12 meses”, dijo Greene. “Son los 12 meses siguientes los que me preocupan”.

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El destino de la economía en 2023 dependerá, en última instancia, de lo que ocurra con la inflación y de lo mucho que la Fed tenga que subir las tasas para reducirla a niveles aceptables. La medida de inflación favorita de la Fed subió un 6,3% anual en abril, más del triple del objetivo del 2% del banco central.

El rumbo de la Fed

Hooper, del Deutsche Bank, afirma que la Reserva Federal podría tener que elevar las tasas a corto plazo hasta el 5% para drenar la inflación. Esta cifra sería la más alta desde 2007 y estaría muy por encima del rango objetivo actual de la Fed, entre el 0,75% y el 1%.

“Para aliviar la presión inflacionista en el mercado laboral va a tener que aumentar la tasa de desempleo”, dijo Hooper, manteniendo su apuesta por una recesión.

La economista jefe de Oxford Economics en Estados Unidos, Kathy Bostjancic, se sitúa en el otro lado de la balanza. Sitúa las probabilidades de recesión en un 35%, argumentando que la relajación de las tensiones en la cadena de suministro y la afluencia de trabajadores a la fuerza laboral ayudarán a aliviar las presiones inflacionistas sin requerir un endurecimiento de la Fed que rompa la economía.

Otra ventaja para la Fed: Los inversores, los consumidores y las empresas parecen convencidos de que, con el tiempo, el banco central podrá controlar la inflación, según muestran las encuestas y los indicadores del mercado de bonos. Esto significa que los responsables de la política monetaria podrían no necesitar una “recesión punzante” para exprimir la psicología inflacionista de la economía, dijo el economista jefe de JPMorgan en EE.UU., Michael Feroli.

Esto no significa que la tarea de la Reserva Federal vaya a ser fácil. Feroli ve que el crecimiento se ralentizará hasta un mero 1% en la segunda mitad de 2023, a medida que el endurecimiento de la política monetaria se extiende por la economía.

“La Fed tiene que enhebrar la aguja para mantener el crecimiento por debajo de lo normal, pero todavía positivo”, dijo. “Podemos evitar una recesión, pero definitivamente tenemos un riesgo elevado de una”.