Restringir las semillas transgénicas, una polémica iniciativa divide en Colombia

La mayor proporción de los cultivos transgénicos en Colombia corresponde a maíz genéticamente modificado y a algodón

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Bogotá — Un nuevo proyecto busca restringir el uso de las semillas transgénicas en Colombia, un país en el que solo el año pasado se sembraron más de 157.000 hectáreas de esos cultivos, lo que significó un aumento del 31% frente al 2020.

El proyecto de ley fue radicado el pasado 21 julio por el representante a la Cámara Juan Carlos Losada Vargas, quien manifestó que con este busca defender a los campesinos, las semillas nativas, el suelo y las prácticas ancestrales.

“El presente Proyecto de Acto Legislativo tiene por objeto modificar el artículo 81 de la Constitución Política de Colombia con el fin de prohibir el ingreso al país, la producción, comercialización, exportación y liberación de semillas genéticamente modificadas”, indica la presentación de la iniciativa que generó diversas reacciones.

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Si bien busca imponer varias restricciones a estas semillas, contempla ciertas excepciones en los casos “en los que su uso sea requerido para garantizar la seguridad alimentaria”.

“Esta excepción, en todo caso, estará atada a la presentación previa de estudios de bioseguridad, de riesgos ambientales, socioeconómicos y de salud, así como a la generación de conocimiento científico previo que tenga en cuenta las posibles afectaciones a prácticas ancestrales, a las semillas nativas y al suelo cultivable”, agrega.

De acuerdo a cifras del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) citadas por la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola (Agro-Bio), en el 2021 se registraron un total de 150.451 hectáreas de cultivos transgénicos.

De esa cifra, un total de 142.975 hectáreas corresponden a maíz genéticamente modificado, 7.464 a algodón y 12 hectáreas a flores azules.

Por regiones, se tiene que las zonas del país con la mayor proporción de estos cultivos hasta el 2021 son Meta (52.134 hectáreas), Tolima (38.913), Córdoba (19.228); Valle del Cauca (13.800) y el Cesar (7.325).

Desde Agro-Bio se tiene la percepción de que este es un proyecto armado con mucha desinformación que, de ser aprobado, puede causar impactos negativos para diferentes sectores diferentes al agrícola.

Luego de conocerse el proyecto, el vocero de la Fundación Movimiento Ambientalista Colombiano, Camilo Prieto, dijo en Twitter que “los cultivos producto de transgénesis no deben ser satanizados y en Colombia su participación es prácticamente marginal”.

Según el también profesor de Cambio Climático y Salud Ambiental de la Universidad Javeriana, “no existe evidencia científica de que los cultivos de semillas producto de transgénesis sean peligrosas para la salud”.

Y “si bien es importante impulsar las semillas nativas y promover áreas agroecológicas, no es una buena estrategia cerrarle las puertas a los OGM (organismos genéticamentes modificados. La biotecnología puede ayudar a que tengamos especies más resistentes a las sequías y también mejorar valores nutricionales”.

Luego de esta discusión, Losada Vargas respondió que estos puntos “nutren el debate” y dijo que serán tenidos en cuenta. “Vamos a dar la discusión pública abriendo las puertas para escuchar todas las posturas”, adelantó.

En la actualidad, Colombia importa unas 12 millones de toneladas de alimentos o el equivalente al 30% de lo que se consume en el país, según el informe de Greenpeace Manifiesto Nueva Cultura Alimentaria.

En este se advierte que la agricultura industrializada “requiere de un vasto uso ineficiente de agua dulce, abusa del uso intensivo de agroquímicos incluyendo fertilizantes nitrogenados que contaminan al suelo, al agua y a la atmósfera; y de plaguicidas y semillas transgénicas que pueden afectar a la biodiversidad asociada funcional en los cultivos incluyendo a los polinizadores y a los microorganismos en el suelo”.