El giro hacia los mercados emergentes reactiva el atractivo de Colombia, Argentina y Brasil

La debilidad del dólar, el giro en la política monetaria de la Fed y el resurgimiento de China reactivan el flujo hacia economías emergentes. En América Latina, tres países se perfilan como beneficiarios.

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Bloomberg Línea — Las condiciones macroeconómicas internacionales apuntan a un entorno favorable para los activos de mercados emergentes en 2026. La combinación de un dólar estadounidense más débil, mayor liquidez global y el renovado dinamismo de China está reconfigurando las perspectivas de inversión, especialmente en América Latina.

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El ciclo actual presenta similitudes con el auge que vivieron los emergentes entre 2001 y 2010, cuando el índice MSCI Emerging Markets superó ampliamente al S&P 500. En ese período, la rentabilidad acumulada del MSCI EM fue de 344,4%, frente a solo 15,07% del índice estadounidense.

Malcolm Dorson, director del equipo de inversión activa y gestor senior de portafolios de mercados emergentes de GlobalX, considera que los elementos que impulsaron ese ciclo “podrían volver a respaldar a los mercados emergentes”.

Con este escenario, inversionistas institucionales comienzan a reajustar sus carteras. Dorson advierte que “la mayoría de los asesores con los que hablamos todavía tienen, en promedio, menos del 5% de exposición a acciones de mercados emergentes”, pero por primera vez en años se percibe preocupación por estar subexpuestos frente al 10.5% de ponderación del índice MSCI ACWI.

América Latina: oportunidad de valorización

Argentina emerge como uno de los focos más destacados dentro de los mercados emergentes para GlobalX. La consolidación del gobierno de Javier Milei tras su victoria en las elecciones legislativas de octubre de 2025 ha reforzado la confianza de los inversionistas.

“Las acciones se negociaban recientemente a aproximadamente 8,5 veces las ganancias futuras, muy por debajo de sus pares regionales, lo que potencialmente deja espacio para una expansión de múltiplos a medida que se fortalecen los fundamentos”, explica Dorson.

La analogía con el Brasil de los años 90 se hace presente. Dorson sostiene que “la inflación se está desacelerando, las reformas están cobrando fuerza y los mercados están despertando tras años de disfunción”.

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El enfoque reformista del gobierno argentino, junto con el alivio progresivo de los controles cambiarios y la posibilidad de una reclasificación en el índice MSCI, configuran un escenario de potencial entrada masiva de flujos institucionales.

Colombia representa otra oportunidad contracorriente. El país se encuentra en un punto de inflexión político y económico. Las elecciones presidenciales de mayo de 2026 podrían marcar un viraje hacia políticas más orientadas al mercado, tras un periodo de volatilidad institucional.

“Colombia tiene precios para el estancamiento, pero está posicionada para la recuperación”, señala Dorson. Además, factores externos como un posible cambio de régimen en Venezuela podrían ofrecer impulso adicional mediante mejoras en el comercio regional y flujos migratorios más ordenados.

Brasil se posiciona con fundamentos sólidos en materia monetaria y un panorama político abierto. Con una tasa de interés que cerraría 2025 en 15% y una inflación alrededor del 5%, el país ofrece una de las tasas reales más atractivas del mundo, ideal para estrategias de carry trade.

Dorson apunta que “esperamos recortes de tasas a partir del primer trimestre de 2026, lo que probablemente actuaría como una fuerza poderosa por sí sola para las acciones brasileñas”. El antecedente histórico refuerza esta tesis: en los últimos siete ciclos de recorte, el índice MSCI Brasil registró una subida media de 95% frente a una caída promedio de 15%.

El frente político brasileño también genera atención. Las elecciones presidenciales de octubre de 2026 podrían abrir espacio para un cambio de liderazgo, con señales de fortalecimiento de la centroderecha tanto en el Senado como en el Congreso. Esto amplía las probabilidades de un candidato orientado a políticas fiscales responsables y favorables al mercado.

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El nuevo ciclo de los emergentes

El debilitamiento del dólar y el inicio de un nuevo ciclo de relajación monetaria en Estados Unidos actúan como catalizadores para los mercados emergentes. En los primeros diez meses de 2025, el dólar cayó alrededor de 8% según el índice DXY.

“Una Reserva Federal moderada, diferenciales de crecimiento más amplios que favorecen a los mercados internacionales y el reconocimiento público de Washington de que un dólar más débil apoya el comercio ejercieron presión a la baja”, señala Dorson.

La inyección de liquidez también beneficia a los activos emergentes. En los últimos 25 años, las acciones de mercados emergentes han superado al S&P 500 en un promedio de 11,9% y 15,4% durante los seis y doce meses posteriores al último recorte de tasas de la Fed, respectivamente. En deuda, los bonos en dólares de mercados emergentes superaron a los bonos investment grade de EE. UU. por 4,6% y 8,8% en esos mismos periodos.

La recuperación de China constituye otro elemento central. El Banco Mundial elevó su previsión de crecimiento para el país de 4% a 4,8%. La cumbre entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump, en octubre de 2025, se interpreta como un paso hacia la distensión bilateral.

Dorson subraya que “China muestra signos tempranos de emprender reformas de gobernanza e iniciativas favorables para los accionistas similares a los programas de ‘creación de valor’ vistos en Corea y Japón”.

En este contexto, sectores como el consumo discrecional, la tecnología aplicada a valor agregado y la economía verde ganan peso estratégico. La política de “prosperidad común” y el objetivo de duplicar la clase media para 2035 respaldan esta orientación. La dominancia china en tierras raras y su liderazgo en automatización industrial consolidan su rol estratégico en la transformación global.

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IA, S&P 500 y los contrastes

El entorno internacional también presenta contrastes importantes. En Estados Unidos, los datos económicos de 2025 revelaron una disociación entre el crecimiento del PIB y la creación de empleo.

A pesar de una expansión de 3,8% en el segundo trimestre, solo se generaron unos 110.000 nuevos empleos. La Reserva Federal ha tomado nota de esta anomalía y podría recortar tasas en marzo de 2026.

Seguimos creyendo que la Fed podría aplicar dos recortes de 25 puntos básicos para marzo de 2026, mientras que las expectativas del consenso se deslizaron hasta junio”, advierte Scott Helfstein, jefe de estrategia de inversión de GlobalX.

La solidez del mercado accionario estadounidense ha sido impulsada principalmente por el crecimiento de las ganancias corporativas, no por una simple expansión de múltiplos. “Cuando las empresas generan más flujo de caja y se expanden los márgenes, los múltiplos deberían ajustarse para reflejar ganancias futuras sólidas”, sostiene el análisis.

El gasto de capital se mantiene como un eje central del nuevo ciclo económico, liderado por inversiones en inteligencia artificial, automatización y centros de datos. Las grandes tecnológicas han destinado más de US$200.000 millones desde 2024 a construir la infraestructura necesaria para estas tecnologías.

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El sector de infraestructura digital, junto con los proveedores de energía como uranio y energía nuclear, se perfila como un canal indirecto de exposición a este fenómeno.

Aunque persisten riesgos estructurales, como los desequilibrios geopolíticos y la tensión comercial, el reporte concluye que “la revolución tecnológica y económica en curso puede generar ganancias significativas”.