Los Emiratos Arabes Unidos aceptan al presidente afgano Ghani por “razones humanitarias”

El ministerio de Relaciones Exteriores del país hizo el anuncio en un comunicado

Ashraf Ghani , Photographer: Dan Kitwood/Getty Images
Por Sylvia Westall - Eltaf Najafizada - Archana Chaudhary
18 de agosto, 2021 | 10:53 AM

Bloomberg — Los Emiratos Arabes Unidos (EAU) dijeron el miércoles que han aceptado al presidente afgano Ashraf Ghani en su territorio por “razones humanitarias”.

Ver más: El caos en Afganistán se agrega a la lista de riesgos geopolíticos monitoreados por los mercados

“Los Emiratos Árabes Unidos han dado la bienvenida al presidente Ashraf Ghani y a su familia al país por razones humanitarias”, dijo el ministerio de Relaciones Exteriores del país en un comunicado.

Ghani huyó de Afganistán cuando insurgentes talibanes se acercaban rápidamente a Kabul después de haber tomado capitales provinciales. Los militantes declararon victoria cuando tomaron control de Kabul y el martes anunciaron que formarán un nuevo gobierno.

PUBLICIDAD

Ver más: Presidente interino del banco central huye de Afganistán y la moneda cae en medio del caos

También aseguraron en una conferencia de prensa que el grupo militante “no quiere enemigos internos ni externos”, y anunciaron una “amnistía a todos los que lucharon contra nosotros”.

“No vamos a vengarnos de nadie. No guardamos rencor. Queremos asegurarnos de que Afganistán ya no sea un campo de conflicto. Hemos perdonado a todos los que han luchado contra nosotros. No queremos repetir ninguna guerra. Todas las animosidades han llegado a su fin”, dijo el vocero del grupo, Zabihullah Mijahid, en la primera conferencia del grupo desde tomar el control del gobierno.

PUBLICIDAD

En otro pasaje del mensaje, el grupo dijo que aplicará la ley Sharia y que ello incluye lo que respecta a la situación de las mujeres en el país. “Les garantizamos todos los derechos dentro del marco de la ley islámica”, dijo Mijahid sobre el cuerpo normativo islámico, que contempla la pena de muerte y los castigos físicos.

De presidente a villano

Antes de convertirse en presidente en 2014, Ghani pasó gran parte de su vida estudiando cómo impulsar el crecimiento en las naciones pobres. Becado por Fulbright con un doctorado en la Universidad de Columbia, enseñó en algunas de las instituciones académicas de élite de Estados Unidos antes de pasar por el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Más tarde fue coautor de Fixing Failed States: A Framework for Rebuilding a Fractured World (Arreglando Estados fallidos: Un marco para reconstruir un mundo fracturado, en español).

De muchas maneras, la rápida caída de Ghani refleja el fracaso general de Estados Unidos a la hora de imponer un gobierno en Afganistán que cuente con el apoyo de una serie de agentes de poder que compiten entre sí y que tienen un largo historial de lucha en el campo de batalla más que en las urnas. Aunque era pashtún, el grupo étnico dominante en el país, Ghani era visto como un extranjero que carecía del tacto político necesario para unir a facciones dispares, y se fue aislando con el tiempo.

“Ghani no se acomodó a las realidades de cómo funciona Afganistán”, dijo Kabir Taneja, autor de The ISIS Peril: The World’s Most Feared Terror Group and its Shadow on South Asia (El peligro del ISIS: El grupo terrorista más temido del mundo y su sombra en el sur de Asia en español) y miembro de Observer Research Foundation (Fundación de Investigación del Observador o ORF por sus siglas en inglés) en Nueva Dehli, “No entendió o no pudo entender a los caudillos, que son esencialmente personas que representan los distintos grupos étnicos”.

Tras la invasión de Estados Unidos en 2001, Ghani regresó a Afganistán por primera vez en más de un cuarto de siglo, y ejerció durante dos años como ministro de Economía en la administración dirigida por Hamid Karzai. Después, Ghani se convirtió en el favorito del mundo de la ayuda internacional, dando charlas Ted, escribiendo artículos de opinión en los principales periódicos y hablando en conferencias. En un momento dado se le consideró como posible candidato a secretario general de la ONU.

Tras el fracaso de su candidatura a la presidencia en 2009, Ghani se alió con varios políticos afganos destacados (entre ellos el influyente caudillo convertido en vicepresidente Abdul Rashid Dostum) para ganar el máximo cargo cinco años después. Pero su victoria se vio perjudicada desde el principio: John Kerry, el entonces el principal diplomático de Estados Unidos, voló a Kabul para negociar un gobierno de unidad que otorgó a su principal rival el cargo de “jefe ejecutivo”, un título que no aparece en ninguna parte de la constitución de Afganistán modelada por Estados Unidos.

En 2017, Ghani dijo que tenía “el peor trabajo del mundo” en una entrevista con la BBC. Aún así, afirmó que las fuerzas de seguridad afganas habían dado un giro contra los talibanes y que las fuerzas de la coalición podrían marcharse en 2021.

PUBLICIDAD

Eso resultó ser cierto, sólo que no de la manera que él predijo. La administración del presidente Donald Trump inició conversaciones directas con el Talibán en un intento de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, y dejó a Ghani fuera del proceso. Luego, este año, después de que el presidente Joe Biden fijara un plazo de retirada para el 31 de agosto, Ghani se resistió a los llamamientos para que se hiciera a un lado y permitiera que un gobierno de transición tomara el poder mientras los talibanes hacían avances militares.

Ghani fingía estar a favor de la paz, pero en realidad estaba a favor de la guerra para mantenerse en el poder aunque costara vidas y empujara a los talibanes a volver a la opción militar”, dijo Omar Samad, ex embajador afgano en Europa y miembro del Atlantic Council. “Las tácticas de retraso arruinaron las posibilidades de un acuerdo que le hubiera destituido pero que hubiera allanado el camino para una transición amplia”.

‘Traición’

Después de marcharse, Ghani publicó un post en Facebook en el que decía que salía del país para evitar el derramamiento de sangre, una medida que enfureció a su gabinete.

“Nos ataron las manos a la espalda y vendieron el país”, dijo en Twitter Bismillah Mohammadi, ministro de Defensa en funciones de Afganistán, tras la huida de Ghani. “Malditos sean Ghani y su equipo”.

PUBLICIDAD

Sin Ghani, el expresidente Karzai y otros políticos afganos dirigen ahora las conversaciones con los talibanes en Doha para establecer un nuevo gobierno. Una cosa en la que ambos estarán fácilmente de acuerdo: el desprecio por Ghani.

“Ashraf Ghani ha traicionado a su propia patria, a su equipo y a su tribu”, dijo Abdul Haq Hamad, miembro del equipo de medios de comunicación del Talibán, a Tolo News de Afganistán. “Tal traición será siempre recordada”.

Con la asistencia de Bibhudatta Pradhan y Sudhi Ranjan Sen.