Las cuentas más “alegres” ven un aumento del PIB de Colombia del 11,2% en 2021

Sin embargo, la proyección central es del 9,8%. Para 2022 el alza del PIB podría ser tan solo del 0,7% en el caso más adverso, o de 6,5% en el más favorable.

Las cuentas más “alegres” ven un aumento del PIB de Colombia del 11,2% en 2021
03 de noviembre, 2021 | 12:33 PM

Bogotá — En la más reciente Junta Directiva del Banco de la República la decisión de tasas de interés fue por un aumento de 50 básicos por cuenta de un mejor desempeño de la economía.

Y es que mes tras mes el equipo técnico del banco central colombiano viene incrementando sus proyecciones sobre el comportamiento esperado para el Producto Interno Bruto del país en este y el próximo año.

De acuerdo con el más reciente Informe de Política Monetaria se revisaron al alza las proyecciones de crecimiento del PIB para 2021 (9,8%, en un rango entre el 8,4% y el 11,2%) y 2022 (4,7%, en un rango entre el 0,7% y el 6,5%).

Según el documento, de confirmarse estas estimaciones, entre 2020 y 2022 el producto registraría un aumento promedio del 2,3%, cifra inferior al crecimiento sostenible de largo plazo estimado para Colombia antes de la pandemia.

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El nuevo pronóstico de crecimiento de 2022 sigue teniendo en cuenta una base baja de comparación un año atrás (debido a los efectos negativos de la pandemia y los bloqueos) y su revisión al alza supone que los niveles de consumo que se estiman para finales de 2021 se mantendrían relativamente estables en 2022, mientras que la inversión y las exportaciones netas continuarían recuperándose a un mejor ritmo que el estimado en el informe anterior.

No obstante, sobre estas estimaciones persisten riesgos a la baja inusualmente altos. En primer lugar, porque no se suponen efectos significativos sobre la actividad económica de posibles nuevas olas de contagio del Covid-19.

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En segundo lugar, los altos niveles del consumo privado, que ya superan por amplio margen los registrados antes de la pandemia, podrían tener un comportamiento menos favorable que el estimado en este pronóstico, toda vez que pueden estar reflejando un fenómeno temporal de demanda represada, en un entorno de apertura de algunos servicios (v. g.: turismo) y de una desacumulación del ahorro privado registrado durante la pandemia.

En tercer lugar, las disrupciones en las cadenas de suministro podrían ser más persistentes que lo considerado en este informe, seguir impactando los costos de producción y afectar negativamente la actividad económica.

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Finalmente, la acumulación de desbalances macroeconómicos en Colombia genera una mayor vulnerabilidad del país ante un cambio fuerte en la percepción de riesgo de los agentes, locales y externos, o en las condiciones financieras internacionales, lo que representa un riesgo a la baja sobre el crecimiento.

Pero las revisiones al alza no solamente fueron sobre el desempeño del PIB, la inflación también está siendo proyectada más alta, casi un punto porcentual por encima del techo del rango meta, y 2 puntos porcentuales más arriba de la meta de largo plazo del Emisor.

El incremento de los precios y de los costos internacionales continúa generando presiones al alza sobre varias subcanastas del índice de precios al consumidor (IPC), a lo que se suma la reversión parcial de algunos de los alivios de precios implementados en 2020.

El pronóstico de la inflación se revisó al alza por una persistencia de los choques externos que sería mayor que la estimada en el informe anterior y por los efectos de la indexación a una mayor inflación sobre algunos precios de la economía.

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Adicionalmente, los excesos de capacidad productiva se estarían reduciendo más rápido de lo previsto, lo que se reflejaría en menores presiones a la baja sobre la inflación básica. Con esto, la inflación total alcanzaría el 4,9% y 3,6% para finales de 2021 y 2022, respectivamente.

Para las mismas fechas, la inflación básica (sin alimentos ni regulados: SAR) se situaría en el 2,5% y 3,9% (Gráfico 1.3), incremento explicado, en parte, por choques transitorios asociados con los efectos de las medidas tributarias, como los días sin impuesto al valor agregado (IVA).

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No obstante, estas estimaciones mantienen un amplio margen de incertidumbre asociado, parcialmente, con la magnitud de los excesos de capacidad productiva en la economía y la velocidad con la que estos se sigan reduciendo.

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También, por una mayor volatilidad en los precios y en su medición por cuenta de la extensión de la emergencia sanitaria y los alivios de impuestos aprobados en la Ley de Inversión Social (v. g.: los días sin IVA), hechos que dificultan estimar la inflación básica en el horizonte de pronóstico.

Finalmente, por el riesgo de que la mayor persistencia de los choques de oferta afecte las expectativas de inflación o induzcan un aumento en la indexación de algunas canastas del IPC con respecto a lo contemplado en el pronóstico.