Bloomberg — El gobierno de Portugal anunció que el trabajo remoto será obligatorio en la semana del 2 al 9 de enero, ya que intenta evitar un aumento en los contagios de Covid-19 después de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo.
Las escuelas volverán a abrir el 10 de enero, una semana más tarde de lo previsto, dijo el jueves el Primer Ministro, Antonio Costa, en una rueda de prensa en Lisboa. Hasta esa primera semana de enero, se recomendará el trabajo remoto cuando sea posible.
A partir de diciembre será obligatorio el uso de mascarillas en espacios cerrados, se necesitarán certificados digitales para acceder a restaurantes y hoteles, y se requerirán pruebas negativas para entrar a discotecas, bares y recintos deportivos. Actualmente ya se exige el uso de mascarillas en el transporte público. Se requerirán pruebas negativas de Covid-19 para todos los vuelos que lleguen a Portugal y el gobierno aumentará las multas a las aerolíneas que transporten a pasajeros sin pruebas.
Las nuevas medidas se anunciaron casi dos meses después de que el gobierno pusiera fin a la mayoría de las restricciones, ya que el país registró una alta tasa de vacunación. Portugal ahora se une a otras naciones europeas para tomar medidas para hacer frente al reciente aumento de casos en la región, lo que ha llevado a países como Austria a imponer un cierre.
Cerca del 86% de la población del país ha completado la vacunación, una de las tasas más altas del mundo. Actualmente, Portugal está administrando una tercera dosis de la vacuna a las personas de 65 años o más, así como a algunos grupos específicos, como los trabajadores de la salud. Su objetivo es alcanzar el objetivo de que 2,5 millones de personas reciban la tercera dosis en enero. Hasta ahora, más de 900.000 personas han recibido la dosis adicional.
Portugal informó el miércoles 3.773 nuevos contagios de Covid-19, la mayor cantidad de casos diarios en cuatro meses. El número de pacientes en las unidades de cuidados intensivos es de 103. Las últimas cifras de nuevos casos confirmados siguen siendo menos de una cuarta parte del récord diario de más de 16.000 registrado a finales de enero, cuando el país se enfrentó a uno de los peores brotes del mundo y el número de pacientes en unidades de cuidados intensivos rondaba los 900, lo que obligó al gobierno a imponer estrictas medidas de confinamiento.
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