Isla de San Andrés se conecta a fibra óptica tras inversión de US$15 millones

La isla, afectada duramente por el impacto del huracán Iota en 2020, accederá a servicios de telecomunicaciones más modernos tras conectarse al cable submarino.

Un primer plano de unos cables de datos de fibra óptica.
12 de diciembre, 2021 | 05:51 PM

Bogotá — Colombia inauguró este domingo un cable submarino para la conectividad con fibra óptica de la isla de San Andrés con una inversión privada total de US$15 millones, informó este domingo la Presidencia.

“El desarrollo del proyecto traerá consigo una generación de empleo necesaria para el aumento de ingresos y la recuperación de los hogares”, según el Gobierno colombiano.

San Andrés se conectará al cable submarino de fibra óptica AMX-1, de Claro, que recorre siete países con sus 17.500 km de longitud y que tuvo una inversión inicial de US$500 millones.

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En la isla de San Andrés la penetración del servicio de Internet fijo residencial es de solo 15,7%, inferior al promedio de municipios similares en 9 puntos, de acuerdo con la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC).

El sistema principal de cable submarino fue instalado por América Móvil en 2013 para proporcionar enlaces de comunicación de alta velocidad entre Estados Unidos (Florida y Puerto Rico), Jamaica, Colombia, Guatemala, República Dominicana, México y Brasil.

“Conectó a Colombia en 2015 aterrizando en Barranquilla y Cartagena, aumentando 50 veces la capacidad de conexión digital del territorio nacional con el mundo”, indicó la firma.

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Dicha operación permitirá acceder a la red de banda ancha a San Andrés, con cubrimiento con tecnologías 4G y 4.5G.

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Este domingo el presidente colombiano, Iván Duque, participó en la inauguración del cable submarino AMX-1, en el que los datos se transmiten mediante rayos láser (haces de luz), que se desplazan a lo largo de fibras de vidrio.

Según los fabricantes, “el cable está diseñado con materiales que minimizan el impacto ambiental y la fibra óptica se acomoda en una carcasa de tubo de acero inoxidable rellena de aislante, rodeada de dos capas de cables de acero que forman una bóveda protectora contra la presión y el contacto externo”.

“Estos cables no emiten ningún tipo de radiaciones electromagnéticas, ni presentan riesgos de explosión, dilución o derrame de materiales peligrosos o contaminantes al medio marino”, destacaron.