Jerome Powell
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Bloomberg Opinión — La Reserva Federal de EE.UU. se enfrenta a una difícil cuestión en su reunión de política monetaria del martes y miércoles: ¿Cómo responder a unas presiones inflacionarias que están siendo mucho más fuertes de lo esperado? Si los funcionarios no anuncian una senda de subidas de tasas de interés mucho más agresiva de lo que yo espero, su pasividad supondrá el riesgo de que se repita la Gran Inflación de los años setenta.

La situación económica ha cambiado drásticamente en el último año. En diciembre de 2020, las presiones inflacionarias eran tenues, como lo habían sido durante gran parte de la década anterior: La medida preferida por la Reserva Federal de los precios al consumo (PCE, por sus siglas en inglés), el índice básico de los gastos de consumo personal, sólo había subido un 1,5% con respecto al año anterior. Ahora, la inflación subyacente del PCE se sitúa en el 4,1% (según la última lectura de octubre), más del doble del objetivo del banco central y el ritmo más rápido en más de tres décadas.

Este rápido cambio tiene un paralelismo histórico preocupante. A principios de 1965, la Reserva Federal tampoco tenía motivos para preocuparse por la inflación, hasta que el gobierno federal amplió considerablemente el alcance de la participación de Estados Unidos en Vietnam. La demanda adicional empujó la tasa de inflación del PCE básico rápidamente al alza. En principio, el impulso del gasto adicional debería haber sido temporal, pero fomentó una psicología inflacionista en la que los precios y los salarios empezaron a subir en previsión de futuras subidas de precios y salarios.

Durante años, la Fed no respondió con la suficiente agresividad a este espiral alcista que se reforzaba por sí solo. Como resultado, la inflación se disparó hasta los dos dígitos a finales de la década de 1970. Sólo al someter a Estados Unidos a una brutal recesión con una tasa de desempleo de dos dígitos pudo la Fed finalmente volver a controlar los precios.

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El riesgo de este mismo tipo de psicología inflacionista es evidente hoy en día. Los salarios están aumentando considerablemente: En el tercer trimestre de 2021, los sueldos y salarios de la industria privada aumentaron un 4,6% respecto al año anterior, más que en cualquier otro momento de este siglo. El “índice de precios fijos” del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, que mide los precios que cambian con poca frecuencia, también ha subido mucho, lo que sugiere que los comerciantes que fijan sus precios durante muchos meses esperan que persista la alta inflación.

Para hacer frente a la amenaza de las crecientes expectativas inflacionarias, la Fed debe actuar con rapidez y agresividad. En concreto, debe estar preparada para iniciar una secuencia de subidas de tasas de “reunión tras reunión’' en el primer semestre del año que viene, y seguir así hasta que la inflación vuelva a acercarse al 2%. Una senda de endurecimiento tan pronunciada podría llevar las tasas de interés a corto plazo muy por encima del nivel del 2,5% que los funcionarios de la Fed consideran “neutral”, muy por encima de lo que prevén actualmente. Esto supondría un impacto para los mercados y conllevaría cierto dolor económico inmediato. Pero eliminaría el riesgo de mucho más dolor en el futuro.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Andrea González