Bloomberg — La crisis de las cadenas de suministro ha puesto de cabeza al otrora estable mundo de la fabricación e industria. El desequilibrio es tan severo que los consumidores están sintiendo el impacto, dado que los precios de las materias primas y de los bienes están fuera de control. Los debates sobre las presiones inflacionarias están en auge. ¿Qué más podría salir mal? Bueno, pues mucho. Sobre todo si la grasa que hace girar las ruedas empieza a secarse.
Ese lubricante es la confianza.
Hasta ahora, el mundo ha tenido que lidiar con el desequilibrio de la oferta y la demanda de bienes físicos. Ha sido doloroso, sin duda. Pero como eso persiste, con pocas soluciones a largo plazo a la vista, las garantías que mantienen a las empresas en marcha también han comenzado a agotarse. Esto es importante porque la confianza juega un papel incuantificable pero crítico en la codependencia entre los fabricantes y varios niveles de proveedores.
Sin ella, el compromiso de recepción y entrega de productos, piezas y pagos se debilita. Esa incertidumbre paraliza las empresas, aumenta los costos y disminuye la productividad y la eficiencia. Alrededor de un tercio de las alianzas fracasan debido a “la falta de confianza entre los socios comerciales”, mostró un estudio sobre el diseño y la gestión de cadenas de suministro de la década de 1990.
En el ámbito de las cadenas de suministro, la confianza se define en términos generales como “la creencia de una empresa de que otra realizará acciones que darán resultados positivos para la empresa” y de que la otra empresa no tomará “acciones inesperadas que den resultados negativos”. Medirlo es un desafío, pero hay indicadores indirectos, como las encuestas sobre el sentimiento de las empresas, los directivos y los proveedores.
El problema en este momento es que todo es un objetivo en movimiento. Las empresas no están realizando de manera proactiva acciones para perjudicar a otras empresas, sino que se están protegiendo de la escasez y los fallos que evolucionan constantemente. Las incertidumbres de las cadenas de suministro son dinámicas, dijo el CEO de J.M. Smucker Co., fabricante de productos alimentarios, en una reciente conferencia de resultados. Los retos, dijo, pueden “cambiar de una semana a otra, de un mes a otro; podría ser un ingrediente o un componente de empaque; en un momento dado, podrían ser algunos desafíos laborales aislados en una geografía particular”. Smucker concluyó que esta dinámica continuará en el futuro inmediato.
Estas incertidumbres están obligando a las empresas a cambiar sus comportamientos junto con la producción. Por ejemplo, los ejecutivos del fabricante de maquinaria pesada Caterpillar Inc. describieron una solución: La empresa ha “redirigido proactivamente los componentes y alterado nuestros procesos de ensamblaje en la medida de lo posible para mantener la producción”. Los inventarios aumentaron en cerca de US$1.000 millones en el tercer trimestre en comparación con el periodo anterior, de los cuales más de la mitad fueron un aumento de los inventarios de producción.
Otra incógnita es que la base de la oferta se encuentra principalmente en Asia, y en gran parte concentrada en China, mientras que la demanda se encuentra predominantemente en EE.UU. Las estrategias de la era de la pandemia de las regiones (Cero-Covid-19 versus vivir con Covid-19) son cada vez más divergentes, lo que lleva a diferencias claras en cómo sus economías están funcionando. Las decisiones tomadas en China y otras partes de Asia que siguen estando muy restringidas pueden inyectar incertidumbre en otros lugares. Los cierres internos habitualmente se imponen repentinamente, lo que obliga a las empresas a cambiar de rumbo rápidamente.
El caso de Toyota Motor Corp. muestra cómo hacerlo bien. Tras años de hacer su sistema a prueba de catástrofes naturales y dominar el arte de la fabricación justo a tiempo, la empresa empezó a tener más existencias al principio de la pandemia. Ha mantenido una clara comunicación e intercambio de información con los proveedores a través de su sistema de “rescate”. Toyota también se ha puesto en contacto con los concesionarios en tiempo real, ajustando el suministro de sus autos en algunas partes de EE.UU. Esto ha ayudado a evitar los graves problemas a los que se han enfrentado otros fabricantes de automóviles.
Toyota, sin embargo, es en gran medida un caso atípico. Para la mayoría, estos cambios tienden a limitar el negocio y enturbiar el panorama de los pedidos. A pesar de la alta demanda, la confianza de los fabricantes se está deteriorando, como en el caso de las grandes empresas japonesas. Esto conduce a un menor gasto de capital en el futuro. La incertidumbre crea problemas para los balances. Los proveedores generalmente se involucran en financiamiento a corto plazo y las presiones prolongadas que estamos viendo afectan el pago, la entrega y la disponibilidad del crédito, lo que los lleva a entrar a un ciclo doloroso.
Al observarlos en conjunto, estos problemas empiezan a tener rasgos de las relaciones con déficit de confianza. Como dice un estudio, “la falta de confianza entre los socios comerciales suele crear una situación en la que cada transacción tiene que ser examinada y verificada”. Esto aumenta los costos hasta niveles inaceptables, y se pierde productividad, eficiencia y eficacia. Las “piedras angulares de los objetivos de la cadena de suministro” se ven comprometidas.
Vale la pena preguntarse si, si finalmente todo vuelve a su lugar, con los suministros oportunos y las líneas de producción en funcionamiento como un reloj, la confianza volvería. Quizás. Pero el problema es que, incluso si la cadena de suministro se alivia, las empresas aún tendrán que descubrir cómo navegar por una nueva normalidad. Es probable que los fabricantes tengan una nueva perspectiva sobre cómo se comportan sus clientes y proveedores después de haber visto cómo se desenvuelven en tiempos muy estresantes. Esto puede cambiar las relaciones para bien, o para mal.
Una forma de aliviar las presiones, dicen los expertos, es empujar a los directivos a involucrarse más en las relaciones con los proveedores y hacer un hábito de comunicación e intercambio de información, como hizo Toyota. Cuanto antes empiecen las empresas a reconocer la creciente brecha de confianza, más rápido empezarán a encontrar soluciones. Hasta entonces, las cadenas de suministro seguirán tensas.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.
Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.