Bloomberg — Boris Johnson se enfrenta a otra semana difícil. Su futuro como primer ministro del Reino Unido está bajo cuestionamiento en medio de una furiosa reacción pública por las fiestas que rompieron las reglas relacionadas a la pandemia en su oficina de Downing Street.
Seis legisladores del gobernante Partido Conservador ya han pedido la dimisión de Johnson por las denuncias de reuniones con alcohol en las que participó el personal de Downing Street cuando el país estaba en medio de un confinamiento.
Muchos miembros del Parlamento conservadores afirman haber recibido cientos de correos electrónicos de activistas y votantes locales molestos por los eventos, entre los que se incluyen aquellos celebrados en abril de 2021, la noche antes de que la reina Isabel II asistiera sola al funeral de su marido, el príncipe Felipe.
En medio de las advertencias de que Johnson tiene una última oportunidad para salvar su liderazgo, el titular del Partido Conservador, Oliver Dowden, dijo que el “arrepentido” primer ministro se ha comprometido a abordar la “cultura subyacente” en Downing Street. Los medios de comunicación británicos informaron de que Johnson está planeando una limpieza de personal y una serie de anuncios políticos populistas, entre los que se incluyen abordar el retraso de las operaciones del Servicio Nacional de Salud y eliminar las restricciones restantes respecto al Covid-19 el 26 de enero.
Para su futuro será fundamental el veredicto de la alta funcionaria Sue Gray, encargada de investigar los diversos actos celebrados en Downing Street y en los alrededores de Whitehall durante la pandemia. Muchos tories dicen que sólo se decidirán cuando Gray haya publicado sus conclusiones, lo que podría ocurrir esta misma semana.
El Telegraph informó el lunes de que Gray ha entrevistado a Johnson. La oficina del primer ministro declinó hacer comentarios sobre el informe.
El destino de Johnson está en manos de los parlamentarios de su bancada, el 15% de los cuales (54 miembros del Parlamento) pueden generar una votación sobre su liderazgo presentando cartas de censura. Casi tres docenas de tories apoyan una votación, informó el Sunday Times, citando una fuente gubernamental de alto nivel que no identificó.
El escándalo del “partygate” ha sumido a Johnson en la crisis más profunda de su mandato, con unas encuestas que muestran el desplome de sus índices de aprobación personal y una desventaja de los conservadores de unos 10 puntos porcentuales respecto al Partido Laborista opositor. Está perdiendo apoyo en los distritos del norte de Inglaterra, donde tradicionalmente se encuentra una amplia cantidad de votantes del Partido Laborista, y cuyo cambio a los conservadores fue crucial en las elecciones generales de 2019.
La más reciente demanda para que Johnson deje su puesto vino del exministro Tim Loughton, quien dijo que “lamentablemente” había llegado a la conclusión de que su posición es ahora “insostenible.” El también diputado tory Andrew Bridgen dijo que Johnson había perdido la autoridad moral para dirigir.
Sin embargo, otros salieron en apoyo de Johnson. En su comparecencia del domingo, Dowden reconoció la profundidad de la ira pública pero dijo que Johnson había tomado la “decisión correcta” en lo que respecta a las vacunas. El diputado conservador James Wild dijo que no pedía la renuncia de Johnson “en este momento”.
En una medida que probablemente resulte popular entre muchos conservadores, la secretaria de Cultura, Nadine Dorries, fiel aliada de Johnson, señaló el fin del canon anual que financia la British Broadcasting Corporation (BBC). El lunes, el periódico Times informó de que se recurrirá al ejército para hacer frente a los inmigrantes que cruzan el Canal desde la Europa continental.
Durante el fin de semana, el líder laborista Keir Starmer repitió su petición de que Johnson dimitiera, diciendo que creía que el primer ministro había violado la ley y había mentido.
“El primer ministro ha degradado el cargo de primer ministro y ha perdido toda la autoridad, no sólo en su propio partido sino en el país”, dijo Starmer en el “Sunday Show” de la BBC.
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Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.