Banderas de Irán.
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Bloomberg Opinión — Mientras las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán llegan a su fin en Viena, el régimen de Teherán parece creer que su mano se ha fortalecido con la invasión de Rusia a Ucrania. La administración de Biden, después de haber anunciado que está preparada para retirarse en lugar de someterse a las demandas de la República Islámica, pronto pondrá a prueba su determinación.

Durante la mayor parte de un año, EE.UU., junto con Rusia, China y el trío europeo de Alemania, Francia y el Reino Unido, han estado intentando resucitar el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), el acuerdo nuclear que alcanzaron con Teherán en 2015. Pero Irán se ha estado demorando, atascando las conversaciones con demandas absurdas incluso mientras se apresura a enriquecer uranio a niveles cada vez más cercanos al grado para crear armas.

Irán afirma, de manera inverosímil, que sus actividades nucleares son totalmente pacíficas. Pero ahora está enriqueciendo uranio a niveles que no tienen ningún propósito pacífico. Esto le ha dado a la más reciente ronda de conversaciones en Viena un impulso adicional: los negociadores occidentales temen que un mayor enriquecimiento haga que sus discusiones sean inútiles. También están ansiosos por la posibilidad de que la hostilidad abierta entre Rusia y Occidente por Ucrania obstaculice la cooperación en las conversaciones.

El presidente Joe Biden, quien ha hecho de la reactivación del JCPOA una alta prioridad de política exterior, ha hecho varios gestos conciliadores hacia el estado teocrático con la esperanza de lograr un avance clave. Ha mirado hacia otro lado cuando Irán ha desafiado las sanciones de EE.UU. para vender petróleo, especialmente a China y ha ofrecido a Teherán un alivio de algunas sanciones .

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Pero también ha empuñado un gran garrote al amenazar con nuevas sanciones si fracasan las conversaciones en Viena.

Pero los iraníes, que se han negado a negociar directamente con EE.UU., creen que Biden está mintiendo. Teherán sigue exigiendo compromisos que sabe que el presidente estadounidense no puede dar, como una garantía de que los futuros ocupantes de la Casa Blanca no rescindirán el acuerdo como hizo su predecesor en 2018 . Y quiere que se eliminen todas las restricciones económicas, incluidas las sanciones vinculadas a sus violaciones de derechos humanos y su programa de misiles balísticos, medidas que se mantuvieron incluso después de que se llegó al acuerdo de 2015.

El régimen parece pensar que su posición negociadora se ha visto reforzada por la guerra de Rusia en Ucrania. El líder supremo iraní, Ali Khamenei, quien ha culpado por completo del conflicto a los EE .UU. y sus aliados, considera que deja a Biden en un doble aprieto: el presidente de los EE.UU. debe apagar una gran conflagración geopolítica incluso mientras intenta evitar una crisis económica como resultado del aumento de los precios del petróleo y el gas.

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Biden, según el pensamiento en Teherán, ahora debe estar mucho más ansioso por un acuerdo en Viena: le quitaría un problema geopolítico de las manos y la eliminación de las restricciones sobre los suministros de petróleo y gas iraníes reduciría los precios. (Irán tiene las segundas reservas más grandes de gas natural del mundo y las cuartas reservas más grandes de petróleo). Por el contrario, el colapso de las negociaciones nucleares permitiría a Irán acelerar hacia el estatus de estado en umbral nuclear, similar a Japón y Corea del Sur, que no tienen armas nucleares pero tienen la capacidad de fabricarlas rápidamente, creando una crisis de seguridad completamente nueva en el Medio Oriente a la que EE.UU. tendría que hacer frente.

Es especialmente revelador que el más reciente punto conflictivo en las negociaciones sea la demanda de Irán de que la Agencia Internacional de Energía Atómica detenga su investigación sobre las actividades nucleares pasadas de Teherán. Esto sugiere que el régimen tiene algo que ocultar. Los inspectores de la agencia están investigando actualmente el origen de los rastros de uranio encontrados en sitios iraníes que el régimen no había declarado previamente. Irán se niega a cooperar con la inspección y podría enfrentar una fuerte censura en una reunión clave de la junta de la OIEA el próximo lunes.

Los negociadores occidentales en Viena rechazaron la demanda de Irán y dijeron que la OIEA es un organismo independiente al que se debe permitir que desempeñe su papel de guardián nuclear, ya sea que se reviva o no el acuerdo nuclear. “Las salvaguardias son una parte fundamental del sistema de no proliferación y están separadas”, escribió en Twitter la negociadora británica Stephanie Al-Qaq . “Siempre rechazaremos cualquier intento de comprometer la independencia del OIEA”.

¿Qué sigue? Si Irán se apega a sus demandas, las negociaciones no podrán continuar. Biden ha dicho que luego buscará “otras opciones”. Eso debe incluir poner fin a la laxitud que ha caracterizado la imposición de sanciones existentes por parte de su administración, así como la imposición de nuevas sanciones para infligir aún más castigo a Teherán. Habiendo demostrado abundante buena fe al tratar de asegurar un acuerdo, Biden ahora puede contar con que los europeos sigan su ejemplo.

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Por su parte, Teherán podría darse cuenta que la guerra en Ucrania no es del todo un as bajo la manga. El presidente Vladimir Putin no tiene interés en tener otro vecino cercano con armas nucleares, y el presidente ruso sabe que un acuerdo nuclear que abre las válvulas del petróleo y el gas iraníes socavaría su capacidad de chantajear a Occidente para que lo deje salirse con la suya.

Los iraníes lo interpretan al revés: es Biden quien debería no creer el farol de Khamenei.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Miriam Salazar