Vladimir Putin
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Bloomberg Opinión — ¿Cómo ven los líderes estadounidenses y europeos el final del juego en Ucrania? Si están pensando en ello, están dando pocas señales. Y si su respuesta es derrotar a Vladimir Putin, tienen que hacerse otra pregunta: ¿Qué significa eso?

Conmovidos, como debería ser, por la asombrosa valentía del pueblo ucraniano -y por la indignación de sus propios votantes ante la agresión rusa-, los líderes estadounidenses y europeos están decididos, por ahora, a denunciar al presidente ruso, ampliando sanciones y aplicando las que ya han desplegado. Hay un dejo de celebración en sus expresiones de unidad y poder económico, que parecen haberles tomado por sorpresa.

Aun así, sigue existiendo una enorme incertidumbre sobre el desarrollo de los acontecimientos, y hay que preguntarse qué significa derrotar a Putin. Ahora es posible pensar que el evidente error de apreciación de Putin -de la determinación mostrada por Ucrania, de la voluntad de Estados Unidos y Europa de tomar represalias, y del sentimiento de la opinión pública rusa sobre la guerra- podría llevar a su derrocamiento a manos de los rusos. Así que tal vez la “derrota” signifique un cambio de régimen.

Es una perspectiva atractiva, y sería satisfactorio que Putin corriera esa suerte. Pero que Estados Unidos y Europa trabajen explícitamente para lograr ese fin sería extraordinariamente arriesgado. Según los informes, Putin está errático y sometido a una enorme presión. Al menos por el momento, comanda el mayor arsenal nuclear del mundo, y ya ha amenazado con utilizarlo. La idea de que va de farol, o de que sus generales no le dejarían lanzar un ataque, no es nada reconfortante.

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Estados Unidos y sus aliados están atentos a este peligro, incluso cuando intensifican su guerra económica. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, que lucha por la libertad de su país por cualquier medio, ha pedido que Estados Unidos establezca una zona de exclusión aérea sobre Ucrania (lo que haría que Estados Unidos entrara en combate directo con las fuerzas rusas) y que la UE admita a Ucrania como miembro inmediatamente (lo que la convertiría en un socio formal de defensa).

Por el momento, ambas cosas se han descartado. Pero si los aliados estuvieran realmente dispuestos a pagar cualquier precio para rescatar a Ucrania y repeler la invasión rusa, estas escaladas podrían tener sentido.

Todavía no están dispuestos. Sin embargo, dependiendo de lo que haga Rusia a continuación, podrían cambiar de opinión. Por ahora, los aliados pretenden hacer una distinción: Impondrán medidas económicas drásticas con la intención declarada de destruir la economía rusa y (tal vez) llevar al derrocamiento de su gobierno. Pero no participarán en combates reales ni se comprometerán a convertir a Ucrania en un aliado formal.

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Si se produce el escenario de cambio de régimen, esta tensión será aplaudida como parte necesaria de una estrategia brillante. Si no sucede, los aliados podrían lamentar no haber ofrecido a Putin una puerta de salida.

La forma básica de esa salida está clara, pero ponerla en marcha no será fácil. Un acuerdo plausible podría ser el siguiente: la retirada de las fuerzas rusas, el compromiso de Ucrania de permanecer fuera de la OTAN y no alinearse, la cesión de los estados separatistas del este a Rusia y las garantías de seguridad que aseguren a Ucrania su independencia de Rusia.

Suponiendo por el momento que Putin aceptara, la gran objeción política es obvia: podría presentar esto como una victoria. Es lo que quería desde el principio, podría decir. Es lo que los aliados se negaron a discutir, y fueron necesarias las armas rusas para hacer entrar en razón a Ucrania y sus amigos. Para Ucrania, se sentiría como una derrota: ¿Nuestro sacrificio fue para esto? Y para los políticos occidentales, sería algo difícil de explicar.

Pero ellos y el gobierno de Ucrania deben sopesar las alternativas. ¿Están lo suficientemente seguros de que se puede derrocar a Putin, o hacer que se rinda incondicionalmente sin una guerra más amplia en la que quizá haya armas nucleares? ¿Es realmente lo mejor para los ucranianos una guerra de bajo nivel limitada a Ucrania? ¿Es mejor el sometimiento total de Ucrania, si Putin se impone a pesar de todo, que la finlandización? ¿Y cuánto tiempo podrán los aliados mantener sus sanciones una vez que se haga más evidente el costo para sus propias economías y sistemas financieros?

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Por supuesto, si a Putin se le ofreciera una vía de escape y decidiera utilizarla, reclamaría la victoria. Pero él y todos los demás sabrían el resultado: Provocar el disgusto en todo el mundo libre conlleva enormes costos estratégicos. La guerra económica puede ser mucho más poderosa de lo que se creía. Las personas amantes de la libertad no se dejan acobardar fácilmente por las amenazas. Los autócratas tienen que preocuparse por conservar el apoyo interno.

Si se hubiera ofrecido una puerta de salida y se hubiera tomado antes de que Putin eligiera la guerra, estas lecciones -todas ellas en beneficio de Estados Unidos, Europa y Ucrania- no se habrían aprendido. Putin podría haberse embolsado las concesiones y empezar a planificar su próximo movimiento. Si ahora se ofrece y se acepta una rebaja, eso es mucho menos probable. Puede que Putin no lo admita, pero estaría escarmentado. Y los rusos lo sabrían.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios