Bogotá — El sonido estridente de las sirenas se cuela por el teléfono durante una conversación con el exministro de Desarrollo Económico y actual presidente de la Escuela de Economía de Kiev, Tymofiy Mylovanov, quien permanece en la capital ucraniana en medio de la guerra.
“Todo parece estar bien, pero ¿quién sabe?”, dice Mylovanov tras la breve interrupción de la llamada con Bloomberg Línea en la que aborda los desafíos económicos y sociales de una guerra que ha expulsado a por lo menos 10 millones de personas de sus hogares en ese país, o alrededor del 25% de la población, según cifras de la ONU.
La guerra está provocando heridas difíciles de borrar para Ucrania, cuya economía podría desplomarse hasta un 35 % este año si la invasión rusa se extiende por más tiempo, de acuerdo a cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los daños a la infraestructura ya han totalizado más de US$100.000 millones, lo que incluye edificios de salud, educativos, residenciales, entre otros, mientras que el 90% del país tiene el riesgo de que “caiga en la pobreza”, advirtió Naciones Unidas.
En Ucrania, un 86% de las empresas se ralentizaron, redujeron su actividad e incluso se detuvieron como consecuencia de la guerra, según cifras divulgadas por la Escuela de Economía de Kiev. Pero las consecuencias se extenderán más allá de las fronteras ucranianas, pues la guerra amenaza con restarle un punto al crecimiento económico global en el primer año y 1,4 puntos al PIB de la zona euro.
La invasión rusa en Ucrania podría amenazar la seguridad alimentaria mundial y matar de hambre a cientos de millones en todo el mundo (...) Ucrania y Rusia juntas exportan alrededor del 30% de todo el trigo y alrededor del 18% de todo el maíz en el mundo. El trigo es el producto básico clave para la seguridad alimentaria mundial.
Informe del la Escuela de Economía de Kiev
A pesar las negociaciones, la violencia se mantiene en esta joven nación europea, que alcanzó la independencia en 1991 tras la disolución de la Unión Soviética y desde entonces ha tenido que sortear diversas situaciones que van desde las crisis de los mercados emergentes de principios de siglo, de las hipotecas subprime en 2008-2010 y luego la pandemia.
Como ministro de Desarrollo Económico, Comercio y Agricultura de Ucrania (agosto 2019-marzo de 2020), Mylovanov tuvo que afrontar el comienzo de la pandemia de coronavirus, para lo cual dice que fue necesario ajustar las cadenas de suministro y asegurarse de que las empresas pudieran operar de forma remota, aunque reconoce que “tomó algún tiempo para proporcionar liquidez a la economía”.
El plan, dice, era responder “rápidamente y temprano”, antes de que las tasas de contagio se incrementaran, con miras a evitar el menor daño posible a una economía que a pesar de las medidas se contrajo un 4% en el 2020, tras progresar un 3,2 % en 2019.
La guerra amenaza ahora el futuro del país, pero a pesar de los desafíos Mylovanov considera que “la consecuencia permanente resultante será la formación de una nación aún más fuerte, porque ahora la sociedad, el Gobierno, la clase política y el Ejército están mucho más unidos. Así que creo que la nación se está fortaleciendo”.
En cuanto a la economía, dijo que esto dependerá “de cómo el mundo se una después de la guerra para reconstruir Ucrania. Y creo que es responsabilidad del mundo hacerlo”, comentó Tymofiy Mylovanov, al señalar que mucho dependerá de qué tanto del aparato productivo “sobreviva a la guerra”.
“Y lo que quiero decir es que en cada industria tienes que tener algunas empresas que queden operativas (…) tienes que tener una buena compañía de cada parte de la economía. Si esas empresas están ahí puedes escalar después de la guerra fácilmente. Sin embargo, si pierde algunas industrias específicas, todas juntas, será difícil de recuperar”.
¿Cómo la guerra desestabiliza a Europa?
Tymofiy Mylovanov, quien además ocupó el cargo de vicepresidente de la Junta del Banco Nacional de Ucrania (2016-2019), dice que la guerra va a desestabilizar al menos tres aspectos en el resto del mundo, incluyendo a Europa en particular.
“Uno es la logística, especialmente los suministros de China; dos, la energía, y tres es la seguridad alimentaria”, causando un efecto duradero ya que Ucrania es un jugador clave en la exportación de granos y sobre todo en los insumos necesarios para la elaboración de fertilizantes, lo que amenaza a Latinoamérica.
A propósito, el índice de precios de los alimentos, que sigue los cambios mensuales en los precios internacionales, promedió 140,7 puntos en febrero, un 3,9% más que en enero y un 24,1% por encima de su nivel del año anterior, informó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La seguridad alimentaria mundial será un problema
No solo la seguridad alimentaria ucraniana está amenazada por la guerra, sino que en el mundo también comenzará a ser un problema, adelantó Mylovanov, al argumentar que Ucrania tiene el 11% del mercado mundial de trigo y Rusia tiene entre un 16% y 18%.
Ante las irrupciones que sufre el sector agrícola en el país, ve amenazadas las actuales cosechas en Ucrania, lo que podría imprimir más presión a esta situación en un escenario marcado por la alta inflación.
Resaltó la importancia de Ucrania como uno de los principales mercados de al menos cinco de los 10 principales cereales, entre otros, el maíz, el trigo o la cebada. Atado a lo anterior está el tema de los fertilizantes, al cual considera que no se le ha prestado la atención que requiere, lo que podría generar problemas con la productividad de los cultivos en regiones como Latinoamérica, lo que “desencadenará todo tipo de problemas alimentarios”.
Consultado sobre la situación en el mercado interno, manifestó que las tiendas de comestibles están operando en su mayoría, pero con excepción de las ciudades que están sitiadas. “No es la típica economía pacífica en la que puedes conseguir productos de alta gama, pero los básicos están ahí y, de hecho, está mejorando”.
El uso de las criptomonedas
Las criptomonedas han jugado un papel importante en medio de las sanciones impuestas a varias compañías y empresarios cercanos al Kremlin, quienes han sido aislados del sistema financiero en el marco de la guerra en Ucrania.
Inclusive, con el propósito de evitar que las organizaciones sujetas a las sanciones evadieran las sanciones, el G7 sigue de cerca las transacciones en criptomonedas y han lanzado advertencias a los Gobiernos en ese sentido.
Mylovanov cree que a pesar de los intentos Rusia no podrá eludir todas las sanciones a través de las sanciones, dados los retos que aún existen para convertir estas operaciones en las actividades económicas tradicionales.
En el caso de Ucrania relata que las personas se volcaron inicialmente a las criptomonedas como refugio ante las preocupaciones con respecto al funcionamiento del sistema bancario, pero ya que esta incertidumbre se calmó y ahora la entidades están en funcionamiento, los inversores vuelven a los métodos tradicionales.
Ucrania puso en marcha este año la ley sobre activos virtuales, con lo que sentó las bases regulatorias para el uso de las criptomonedas en un país que es considerado el cuarto en adopción global, de acuerdo al análisis The 2021 Geography of Cryptocurrency Report de Chainalysis.
De acuerdo a ese informe, “una posible razón de la popularidad de la criptomoneda en Europa del este, y especialmente en Rusia y Ucrania, es la desconfianza generalizada en las instituciones”, particularmente en los bancos.
“Rusia tiene que ceder, o tiene que destruirnos”
Tymofiy Mylovanov se refirió a su situación personal y dijo que permanecerá en el país luchando, al explicar que Rusia no quiere ver a su país como una entidad independiente y Ucrania quiere defender su autonomía.
“Rusia tiene que ceder, o tiene que destruirnos, es una lucha existencial para Ucrania”, señaló el presidente de la Escuela de Economía de Kiev, quien considera que el Kremlin “mordió más de lo que podía masticar” y por ello va a tener “verdaderos problemas”.
Analiza que la duración de la guerra también está teniendo un alto costo para Rusia, por lo que opina que le será complicado extender su presencia en el país ante la falta de insumos críticos.
No obstante, sí cree posible que se pongan en marcha “algunas medidas desesperadas”, que incluyen ataques a infraestructuras críticas o el uso de armamento nuclear. “Pero ya sabes, simplemente no tienen la resistencia económica o política para dirigirlo durante un largo período (…) los soldados rusos morirán al mismo ritmo que ahora, habrá un montón de problemas políticos internos”.