Yates y dinero rusos van a lugares donde la influencia de EE.UU. ha disminuido

Los aliados de EE.UU. en Medio Oriente ahora se han convertido en imanes para los ricos de Rusia

Una terminal de carbón operada por SUEK en Murmansk, Rusia, en 2019.
Por Bloomberg News
05 de junio, 2022 | 07:00 AM

Bloomberg — Andrey Melnichenko tenía un problema. Presionado por las sanciones europeas contra los multimillonarios de Rusia, uno de los hombres más ricos de ese país necesitaba una jurisdicción segura para proteger los negocios que había construido. Y la encontró en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

El productor de carbón SUEK, con sede en Moscú, y la empresa de fertilizantes EuroChem, con sede en Zug, Suiza, ambas fundadas por Melnichenko, están abriendo unidades comerciales locales en el país exportador de petróleo del Golfo, según cinco personas con conocimiento del asunto. El empresario de 50 años dimitió de los consejos de administración de ambas empresas antes de las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) por sus presuntos vínculos con el Kremlin. Las autoridades suizas dijeron en mayo que habían descongelado las cuentas de EuroChem después de que Melnichenko transfiriera la propiedad a su esposa.

Melnichenko, que ya pasaba más tiempo en Dubai, trasladó su Motor Yacht A, de US$300 millones, a la ciudad y lo mantuvo allí hasta principios de marzo, según datos de seguimiento de Bloomberg. La última vez que se le vio fue en Ras Al Khaimah, en los Emiratos Árabes Unidos. Su otro yate fue incautado por Italia en marzo.

Los portavoces de Melnichenko y SUEK, el mayor productor de carbón térmico de Rusia, no quisieron hacer comentarios. EuroChem no respondió a las solicitudes de comentarios. Un portavoz de Melnichenko dijo tras la imposición de las sanciones de la UE en marzo que no tenía ninguna afiliación política y que no había ninguna justificación para las medidas. Un funcionario del gobierno dijo a Bloomberg que los Emiratos Árabes Unidos se toman muy en serio su papel de proteger la integridad del sistema financiero mundial y colaboran estrechamente con el sector privado para aplicar sanciones financieras selectivas y luchar contra la evasión, de acuerdo con sus obligaciones internacionales.

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Andrey Melnichenko dfd

Los EAU son uno de los tres países de Medio Oriente que han surgido como imanes para los ricos de Rusia desde la invasión de Ucrania el 24 de febrero, frustrando los esfuerzos de Estados Unidos por reunir un frente unificado contra el presidente ruso, Vladimir Putin. Turquía y, en menor medida, Israel, que ya eran populares entre los rusos que buscaban climas más cálidos, también se han convertido en destinos preferidos.

La nueva disposición de los aliados de EE.UU. en Medio Oriente a seguir su propio camino se produce tras años de resentimientos enconados, agravados por la preocupación sobre la progresiva desvinculación estadounidense. La invasión de Ucrania puso de manifiesto la profundidad de las fisuras, y aliados de EE.UU. tan lejanos como Japón y Corea del Sur se unieron a la campaña contra Rusia con sus propias sanciones y confiscación de activos, pero socios clave en Medio se mantuvieron al margen.

“Estos tres países han sido históricamente importantes aliados de Washington”, dijo Norman Bailey, exdirector senior de asuntos económicos internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, que estudia el dinero ruso en Medio Oriente. “Esto demuestra que la influencia de EE.UU. está disminuyendo constantemente”.

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Los EAU se negaron a condenar la invasión rusa en una votación de la ONU. Junto con Israel, el país ha sido crítico con el esfuerzo de la administración Biden para restaurar el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, que ambos países ven como una amenaza para la seguridad. Turquía, aunque es una potencia de la OTAN, es a su vez objeto de sanciones estadounidenses por su compra de armas rusas. Aunque ha suministrado aviones no tripulados a Ucrania, también ha mantenido lazos con Putin y ha tratado de hacer de mediador.

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El gobierno de Biden ha tratado de recomponer los lazos en toda la región desde la invasión, pero, en otra señal de la disminución de su influencia, no ha logrado persuadir a los aliados del Golfo para que ayuden a moderar el aumento de los precios del crudo, que está haciendo subir la inflación en todo el mundo. Los EAU forman parte de la OPEP, el grupo de exportadores de petróleo que sigue coordinando la producción con Rusia.

Mientras que algunos de los mayores bancos rusos quedaron fuera del sistema de pagos internacionales SWIFT tras la invasión, los empresarios sancionados pudieron mover dinero a través de bancos más pequeños a los EAU y Turquía, según banqueros, abogados y funcionarios con conocimiento de los movimientos.

Muchos individuos con grandes patrimonios ya tenían cuentas bancarias en Europa y Norteamérica, que utilizaron para encaminar los fondos en peligro de ser congelados, dijeron. Los rusos ricos con conexiones de alto nivel también pudieron canalizar dinero en efectivo a los EAU, a veces a bordo de aviones privados, añadieron, declinando dar detalles.

Mientras tanto, las criptomonedas han surgido como una forma de transferir fondos a nivel internacional con poca supervisión.

Incluso antes de la guerra, los Emiratos Árabes Unidos y Turquía estaban en el punto de mira por la escasa supervisión del dinero extranjero. El Grupo de Acción Financiera Internacional, organismo de control de los delitos financieros, los incluyó en marzo y octubre, respectivamente, en su lista gris de países que no hacen lo suficiente para contrarrestar los flujos de dinero negro.

Los funcionarios de los EAU afirman que su país sigue abierto a las empresas e inversores de todo el mundo, aunque se esfuerzan constantemente por reforzar el marco normativo y combatir los delitos financieros.

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El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía no respondió a las solicitudes de comentarios. El ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo en el Foro de Doha en marzo que se permitiría a los multimillonarios rusos hacer negocios en Turquía siempre que se ajustaran a la legislación nacional e internacional.

La magnitud de los flujos relacionados con Rusia es más difícil de calibrar, ya que se alejan de las redes bancarias formales. Los movimientos de efectivo o criptomonedas son más fáciles de ocultar y las transacciones se realizan a menudo a través de complejas redes de empresas ficticias diseñadas para ocultar, mediante fideicomisos ciegos, a miembros de la familia o abogados contratados para ayudar a sortear las sanciones.

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Ante la petición de Ucrania de que se tomen más medidas, los funcionarios estadounidenses dicen que han discutido la posibilidad de imponer sanciones secundarias al petróleo ruso. Estas sanciones expondrían a cualquier país o empresa que incumpla las sanciones estadounidenses a penalidades por parte de Washington. Sin embargo, la idea es divisiva, porque perjudicaría y podría alejar a algunos aliados, especialmente a los que dependen del gas ruso y otros productos básicos.

“Se está produciendo un realineamiento geopolítico”, dijo Jodi Vittori, profesora de la Universidad de Georgetown que estudia el nexo entre los flujos financieros y la seguridad nacional de Estados Unidos. “Y no creo que EE.UU. tenga una respuesta”.

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Por el momento, la administración Biden ha tratado de cerrar algunas lagunas prohibiendo a las entidades estadounidenses prestar servicios de contabilidad, formación de empresas y consultoría de gestión a cualquier entidad rusa. Reino Unido ha tomado medidas similares, dificultando que las empresas occidentales de servicios profesionales ayuden a los rusos que buscan refugiarse de las sanciones.

Si los multimillonarios que trasladan sus activos a Dubái o Estambul están preocupados por esas jurisdicciones, no lo demuestran.

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Al menos cuatro yates vinculados a Rusia han navegado hacia Turquía desde que comenzó la guerra, según los datos de seguimiento de Bloomberg. Entre ellos se encuentran el Eclipse y el My Solaris de Roman Abramovich, propietario del Chelsea Football Club, así como el Predator del magnate minero Iskandar Makhmudov. Otros ya estaban en Turquía cuando estalló la guerra en Ucrania.

Abramovich, sancionado por Reino Unido y la UE, también tiene un respaldo en Israel.

El sistema financiero de Israel está estrictamente regulado. Las medidas establecidas para impedir la financiación del terrorismo y el blanqueo de dinero han dificultado que los rusos transfieran fondos a través de los bancos, aunque pueden comprar propiedades con relativa facilidad, según banqueros, abogados y agentes inmobiliarios.

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El país también ofrece la ciudadanía a judíos de todo el mundo, lo que lo convierte en una opción obvia para los rusos de origen judío. Mientras que Israel ha recibido tanto a ucranianos que huían como a rusos desilusionados, un número importante de multimillonarios también cumple los requisitos.

Abramovich, de 55 años, obtuvo la ciudadanía en 2018 después de luchar para renovar su visado del Reino Unido y compró una mansión de US$65 millones en Herzliya dos años después. También posee otras propiedades ahí.

Israel atrajo una rara reprimenda de EE.UU. después de que surgieran imágenes de Abramovich en el aeropuerto de Tel Aviv en marzo, cuando la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, le advirtió que no se convirtiera “en el último refugio para el dinero sucio que está alimentando las guerras de Putin.” El avión de Abramovich partió de Israel hacia Turquía.

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel dijo que el país no se permitiría ser una vía para eludir las sanciones impuestas a Rusia por EE.UU. y otros países occidentales, y ha creado un grupo de trabajo para asegurarse de que los distintos sectores de la economía comprenden las sanciones y las consecuencias de su incumplimiento.

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Las preocupaciones políticas también están en primer plano para Turquía. Los rusos representaron una quinta parte de los turistas extranjeros el año pasado y Turquía compra casi la mitad de su gas a Rusia. Con una inflación récord que provoca el enfado de la población a un año de las elecciones clave, es especialmente difícil que Turquía se aleje.

Sergiy Volchenkov, socio de Tolerance Homes en Antalya, la localidad mediterránea de Turquía, afirma que la mayoría de sus clientes son rusos y que la demanda se ha quintuplicado desde la invasión rusa de ucrania.

“Algunos compran hasta 15 departamentos de una sola vez para obtener la ciudadanía”, dijo.

Desde la invasión, Turquía elevó el umbral para que los compradores extranjeros de propiedades obtuvieran la ciudadanía a US$400.000, frente a US$250.000. Esta cifra sigue siendo atractiva, especialmente para los rusos más ricos que necesitan un respaldo, ya que la UE está poniendo fin a sus programas de “pasaporte dorado”.

Las ventas de viviendas a extranjeros se duplicaron en los cuatro primeros meses de 2022 respecto al año anterior, según datos oficiales. En abril, los rusos encabezaron por primera vez el ranking de compradores extranjeros en Turquía.

Davut Cetin, director de la Cámara de Comercio e Industria de Antalya, dijo que a la oleada inicial de rusos de clase media le siguieron peces más grandes.

“No estuvieron en la última década, sino que eligieron Europa occidental”, dijo. “Después de todas esas sanciones y confiscaciones, pueden volver”.

Con la asistencia de Ben Bartenstein, Taylan Bilgic, Daniel Avis y Selcan Hacaoglu.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.