Larga, moderada y dolorosa: Así podría verse la próxima recesión en EE.UU.

Según analistas, aunque la contracción puede ser moderada, podría acabar durando más que las de 1990-91 y 2001, que duraron aproximadamente ocho meses

Un vendedor hace una pausa fuera de la Bolsa de Nueva York en el distrito financiero de Nueva York el 14 de junio de 2022.
Por Rich Miller
04 de julio, 2022 | 11:24 AM
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Bloomberg — Cada una de las recesiones, al igual que las familias infelices, son sufridas a su propia manera.

Y la próxima de EE.UU. (que los economistas ven cada vez más posible a finales del próximo año) probablemente lo confirme. La recesión en el país podría ser moderada, pero también larga.

Muchos observadores esperan que cualquier descenso sea mucho menos desgarrador que el de la Gran Crisis Financiera de 2007-09 y los descensos consecutivos de la década de 1980, la última vez que la inflación fue igual de alta que ahora. La economía no está tan golpeada como en esos periodos anteriores, dicen.

  Azul: Profundidad (% de disminución del PIB) Rojo: Duración (meses)dfd

Aunque la recesión podría ser moderada, también tiene chances de acabar durando más que las contracciones abreviadas de ocho meses de 1990-91 y 2001. Esto se debe a que la elevada inflación puede impedir que la Fed se apresure a revertir la caída.

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“La buena noticia es que la gravedad de la crisis tiene un límite”, dijo Robert Dent, economista jefe de Nomura Securities (NMR). “La mala noticia es que va a ser prolongada”. El ex analista de la Fed de Nueva York ve una contracción de aproximadamente el 2%, comenzando en el cuarto trimestre y prolongándose hasta el año que viene.

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Independientemente de la forma que adopte el retroceso, una cosa parece segura: Hará mucho daño cuando llegue. En la docena de recesiones que se han producido desde la Segunda Guerra Mundial, la economía se contrajo una media del 2,5%, el desempleo aumentó unos 3,8 puntos porcentuales y los beneficios empresariales cayeron un 15%. La duración media fue de 10 meses.

Incluso una desaceleración en el extremo más superficial del espectro probablemente haría que cientos de miles de estadounidenses, como mínimo, perdieran sus empleos. El maltrecho mercado bursátil podría sufrir una nueva caída a medida que se reduzcan los beneficios. Y los índices de popularidad del presidente Joe Biden, ya de por sí bajos, podrían sufrir otro golpe.

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“Esta sería la sexta o séptima recesión, creo, desde que empecé a hacer esto”, dijo el veterano de la inversión privada Scott Sperling. “Cada una de ellas es un poco diferente, y cada una de ellas se siente igualmente dolorosa”.

Los signos de debilidad económica se multiplican: el gasto personal cayó en mayo por primera vez este año, después de tener en cuenta la inflación, y un indicador del sector manufacturero de EE.UU. alcanzó un mínimo de dos años en junio. El economista jefe de JPMorgan Chase & Co. (JPM) en EE.UU., Michael Feroli, respondió a los más recientes datos recortando sus previsiones de crecimiento a mediados de año “peligrosamente cerca de la recesión”.

La profundidad y la duración dependerán en gran medida de la persistencia de la inflación y del nivel de dolor que la Fed esté dispuesta a infligir a la economía para reducirla a niveles que considere aceptables.

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El asesor económico jefe de Allianz SE (ALV), Mohamed El-Erian, dijo que le preocupa un escenario de “stop-go” similar al de la década de 1970, en el que la Fed suaviza prematuramente la política en respuesta a la debilidad económica antes de haber erradicado la inflación.

Una estrategia de este tipo sentaría las bases para un declive económico más profundo en el futuro y una desigualdad aún mayor, dijo el también columnista de Bloomberg Opinión. El-Erian ya advirtió el año pasado que la Fed estaba cometiendo un gran error al restar importancia a la amenaza inflacionaria.

Lo que dice Bloomberg Economics...

“La Fed no va a hacer una pausa hasta que vea que la inflación ha bajado de forma convincente. Eso significa que esta Fed va a hacer una pausa hasta bien entrada la debilidad económica, lo que probablemente prolongará la duración de la recesión.”

Anna Wong, economista jefe de Estados Unidos

Por su parte, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha argumentado que, si bien existe el riesgo de una recesión, la economía aún está en condiciones de soportar las subidas de tasas y esquivarla.

Un número creciente de economistas privados no están convencidos.

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“Una economía vacilante es casi inevitable”, dijo Lindsey Piegza, economista jefe de Stifel Nicolaus & Co. (SF) “La cuestión ha pasado de si vamos a ver una recesión a cuál es la profundidad y duración”.

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Al igual que ocurrió hace unos 40 años, el descenso del producto interior bruto será impulsado por un banco central decidido frenar unos precios al consumo desbocados. El indicador de inflación favorito de la Reserva Federal es más del triple de su objetivo del 2%.

Pero hay buenas razones para esperar que el resultado no sea ni de lejos tan malo como el de principios de la década de 1980 o la crisis financiera de 2007-09, episodios en los que el desempleo se disparó a los dos dígitos.

Como ha señalado el economista jefe de Goldman Sachs Group Inc. (GS), Jan Hatzius, la inflación no está tan arraigada en la economía o en la psique de los estadounidenses como lo estaba cuando Paul Volcker tomó el timón de la Fed en 1979 tras una década de persistentes y fuertes presiones sobre los precios. Por lo tanto, no hará falta un desplome tan grande para que el banco central de hoy reduzca las subidas de precios a niveles más aceptables.

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El destacado economista académico Robert Gordon considera que la tarea de la Reserva Federal requiere hoy la mitad de la desinflación a la que Volcker tuvo que someter a la economía.

Además, los consumidores, los bancos y el mercado de la vivienda están en mejor situación para capear las turbulencias económicas que antes de la recesión de 2007-09.

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“Los balances generales del sector privado están en buena forma”, dijo el economista jefe de Deutsche Bank Securities Inc. “No hemos visto un apalancamiento tan grande como el que vimos” antes de la crisis financiera.

Gracias, en parte, a las cuantiosas ayudas del gobierno que impulsaron el ahorro, las obligaciones de deuda de los hogares ascendieron a sólo el 9,5% de la renta personal disponible en el primer trimestre, según los datos de la Fed. Esta cifra es muy inferior al 13,2% registrado a finales de 2007.

Los bancos, en tanto, han superado recientemente la última prueba de resistencia de la Reserva Federal, demostrando que tienen los medios para soportar una desagradable combinación de aumento del desempleo, desplome de los precios inmobiliarios y caída de las acciones.

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Mercado inmobiliario

Y aunque el sector de la vivienda se ha visto afectado últimamente por el aumento de las tasas hipotecarias, también se encuentra en mejor situación que en 2006-07, cuando estaba inundada de oferta debido a un boom especulativo de la construcción.

En la actualidad, EE.UU. está unos 2 millones de viviendas “por debajo de lo que nuestro perfil demográfico sugeriría en este momento”, dijo Doug Duncan, economista jefe de Fannie Mae. “Eso pone un cierto piso en cuanto a lo profunda que podría ser una recesión”.

El caso base de Duncan es el de una fuerte depreciación en los aumentos de los precios de la vivienda, pero no un descenso absoluto.

En el mercado laboral, la escasez subyacente de trabajadores (gracias a la jubilación de los baby boomers y una menor inmigración) probablemente hará que las empresas sean más cautelosas a la hora de despedir personal en una recesión, especialmente si ésta es leve.

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“La historia de los últimos dos años ha sido la de empresas que luchan por encontrar trabajadores”, dijo Jay Bryson, economista jefe del banco corporativo y de inversión de Wells Fargo (WFC). “No creemos que se vayan a ver despidos masivos”.

Sin embargo, algunos economistas dicen que la próxima recesión resultará duradera si la Reserva Federal se abstiene de acudir al rescate de la economía, como ha señalado que podría hacerlo si la inflación se mantiene obstinadamente alta.

Powell dijo en una conferencia de bancos centrales la semana pasada que no restaurar la estabilidad de los precios sería un “error mayor” que empujar a EE.UU. a una recesión.

La política fiscal también se verá obstaculizada, y podría volverse contractiva, si los republicanos vuelven a ganar el poder en el Congreso, como parece probable en las elecciones de mitad de mandato de noviembre. En un eco de lo que ocurrió tras la crisis financiera, los legisladores republicanos podrían utilizar los enfrentamientos por el límite de la deuda para impulsar recortes en el gasto público.

Aunque no predice una recesión, Feroli, de JPMorgan, está de acuerdo en que una recesión puede ser larga si se produce. Esto sería especialmente cierto si la Reserva Federal vuelve a tener dificultades para ayudar a la economía al no poder recortar los tipos de interés por debajo de cero.

“No creemos que sea grave, pero podría ser larga”, dijo.

Con la asistencia de Sonali Basak y Vince Golle.

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Este artículo fue traducido por Andrea González