QUITO — Ecuador produce el mejor cacao del mundo y con él se elaboran finos chocolates. Pero el cacao es más que chocolate y para Carla Anderson, Claudia Valverde, Luca Franzetti y David Granizo aquello también fue un descubrimiento.
Cuando este grupo de diseñadores y arquitectos juntaron sus talentos en 2019, la idea que era desarrollar un proyecto con impacto social. Después de mucha investigación, descubrieron que los desechos del cacao podían convertirse en algo más, y así nació Kajkao.
Esta startup de economía circular tiene como objetivo central mejorar la vida de los cacaoteros ecuatorianos utilizando los desechos de esa materia prima como base de nuevos productos, específicamente de paneles (tableros), cuero y plástico vegetales, es decir, una “producción cascada”, como lo explica a Bloomberg Línea Carla Anderson, una de sus fundadoras: “Los desechos, en realidad no son desechos, son la materia prima del siguiente producto”.
¿Pero cómo llegaron a esta conclusión? En la investigación de campo descubrieron que apenas 50% o menos del fruto es aprovechado, lo que significa que casi el 60% se pierde. Pero no solo eso, pues estos residuos agrícolas, si no son bien tratados, pueden generar toxinas y reducir la productividad de la tierra, lo que se traduce en menores ingresos para los agricultores.
LOS CACAOTEROS, EL ESLABÓN PRINCIPAL
“Este proyecto partió con la idea de apoyar a las comunidades”, indica a BL David Granizo, otro de los socios de la firma, para quien lo fundamental “es que cada actor tenga su participación y su justa remuneración, darle importancia a cada actor de la cadena”. Por ello cree que si bien existen otros proyectos de desarrollo de materiales, la complejidad de su idea los diferencia.
Han trabajado con cacaoteros de Esmeraldas (Costa norte) y de la Amazonía ecuatoriana, del Puyo específicamente, a quienes les pagan por sus desechos, pero no solo eso, les enseñan cómo mejorar la productividad de sus tierras.
Por ejemplo, si una asociación de cacaoteros genera 600 toneladas de desechos al año, por esa cantidad podrían recibir entre US$ 3.000 y US$ 4.000 mensuales como pago, y a partir de esa materia prima se producirían 12.000 metros cuadrados de tableros y alrededor de 10.000 metros cuadrados de cuero.
“Ahí está el impacto del proyecto: poder generar y optimizar estos recursos y poder escalarlos y posteriormente insertarlos en el mercado”, aclara Anderson al insistir en que la idea es que todo lo que se cree sea “compostable y biodegradable”, el mayor reto de la economía circular. Así, un desecho que hoy no tiene valor, “una actividad que de cierto modo ha sido desvalorada, a través de estas trasformaciones van a generar ingresos” para los agricultores.
Pero también su tierra mejorará si se recogen los remanentes del fruto, pues se ha comprobado que la acumulación de desechos genera gases de efecto invernadero y degrada el suelo, además de la aparición de plagas. Es decir, la ganancia es en todos los aspectos: social, económico y ambiental.
PREPARANDO LA INDUSTRILIZACIÓN
Luego de todo un camino de experimentación, Kajkao ha desarrollado hasta el momento tres productos con éxito: paneles, cuero y plástico de cacao. Al momento realizan pruebas a escala industrial para en poco tiempo “llegar con un producto mínimo viable al mercado”, asegura Anderson.
Asimismo, están haciendo adecuaciones al modelo de negocio, para poder acceder a inversiones, pues hasta ahora todo se ha levantado con fondos propios y ya superan los US$ 100.000. Se enfocarán primero en los paneles y el cuero y valorarán “si es más factible realizarlos en Ecuador y exportarlos hacia Europa o maquilar en Asia manteniendo la materia prima en el Ecuador”.
Además, valorarán qué pasa con su huella ecológica en todo ese proceso, pero algo en lo que están completamente enfocados es en “mejorar la calidad de vida de las personas, de la parte más pequeña o principal de la cadena, que son los campesinos y los productores del Ecuador”.
¿Y EL MERCADO?
¿A quiénes venderán su producto? Creen que su mercado natural es el europeo y el asiático principalmente, sobre todo porque ese consumidor es “más consciente” y aprecia el valor agregado de los productos.
“Nuestro mercado natural está en Asia y en Europa, son zonas del mundo que llevan un tiempo más preocupadas sobre cómo vivir con sostenibilidad, cómo generar menos impactos a nivel social, también a nivel ambiental”, apunta Anderson.
Sobre el uso que tendrán los productos finales, la socia de Kajkao explica que los paneles podrán usarse en revestimientos o como acabados de interiores, también como mobiliario; mientras que el cuero podría servir para accesorios e indumentaria como carteras o zapatos.
Pero por ahora están definiendo exactamente el segmento del mercado al que se dirigirán, quizá diseñadores o arquitectos que están construyendo bajo principios de sostenibilidad o empresas de retail que quieran trabajar con estos materiales.
Lo cierto es que en poco tiempo el cacao ecuatoriano ya no estará solo en el paladar del mundo, sino también en las pasarelas y las grandes construcciones.