El empleo en América Latina cerrará 2023 sin volver al nivel pre-pandemia: OIT

El organismo internacional muestra preocupación por el crecimiento del empleo informal en la región

Fuente: Argentina.gob.ar
16 de enero, 2023 | 01:47 PM

Bloomberg Línea — La crisis desatada por los confinamientos de 2020 y 2021 golpeó fuerte en el empleo, y América Latina aún no se ha recuperado. De hecho, se espera que en 2023 la región tampoco logre retomar los niveles previos a la pandemia del coronavirus, según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicadas en el informe “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo”.

VER +
Guía de los perfiles laborales 2023: cuáles serán los más buscados en América Latina

Se prevé que las regiones de Europa y el Pacífico sean las que más se acerquen a ese objetivo (de recuperar los niveles de empleo prepandémicos), mientras que las perspectivas son más negativas para América Latina y el Caribe y para Asia Sudoriental”, detalla el documento del organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Más allá de las diferencias territoriales, la OIT advierte, de todas formas, que todas las regiones del mundo se enfrentan a “graves riesgos” a la baja en cuanto a la recuperación de su mercado laboral, derivados de las repercusiones de la pandemia.

“Se prevé que el desempleo mundial se sitúe en 207 millones en 2022, es decir, que supere su nivel de 2019 en unos 21 millones”, detalla la OIT.

PUBLICIDAD

Además, esta situación está alterando la estructura de los mercados de trabajo de tal manera que una vuelta a los niveles de referencia anteriores a la crisis podría ser insuficiente para compensar el daño que ha causado.

Las heridas de las cuarentenas

Ante todo, el estudio de la OIT recuerda que América Latina y el Caribe registró unas pérdidas netas de empleo de unos 25 millones, de las que hasta el 82% fueron abandonos de la fuerza de trabajo.

Fuente: OITdfd

El relevamiento consigna además un efecto de la crisis de 2020 es que mucha gente, directamente, dejó de buscar trabajo, tras perder el suyo. “En lugar de pasar al desempleo o incorporarse a un trabajo informal, como en crisis anteriores, tanto los trabajadores despedidos como los trabajadores por cuenta propia dejaron la fuerza de trabajo”.

PUBLICIDAD

Por otro lado, según la OIT, el desproporcionado efecto sobre los trabajadores informales se reflejó en un descenso de la tasa de empleo informal en algunos países en los peores momentos de la crisis en 2020. “La pandemia ha puesto de relieve los estrechos vínculos que existen en la subregión entre informalidad, hogares con ingresos bajos y desigualdad”, resume el documento.

VER +
LatAm se desacelerará en 2023

El empleo informal, el que más se recupera

Según detalló la OIT, el cierre y la desaparición de millones de mipymes en toda la región apuntan a que la recuperación del empleo no irá unida a la reactivación del crecimiento económico y a que la calidad del empleo podría deteriorarse. Al respecto, el informe puntualiza:

  • La transición al empleo formal que se estaba produciendo en muchas economías de América Latina y el Caribe se interrumpió antes de la pandemia.
  • Durante buena parte de los años 2000, la tasa de informalidad se redujo en muchos países de esta subregión. Esta tendencia a la baja estuvo impulsada por diversos factores, como una demanda dinámica de mano de obra en un contexto de crecimiento económico, y una situación macroeconómica estable, reforzada por políticas específicas para fortalecer el proceso de formalización.
  • Desde 2015 y hasta el comienzo de la pandemia, sin embargo, el paso del trabajo informal al formal se invirtió (Argentina, Brasil, Ecuador y Panamá), se detuvo (Uruguay) o se ralentizó (Colombia y México). El proceso solo continuó en unos pocos países (por ejemplo, Paraguay y Perú).
Fuente: OITdfd
  • Las primeras etapas de la pandemia tuvieron un efecto sin precedentes en los mercados de trabajo de la región, en parte porque el empleo informal no podía cumplir su función anticíclica tradicional de absorber a los trabajadores desplazados del sector formal.
  • Sin embargo, tras esta fase crítica de la crisis, con la relajación gradual de las medidas restrictivas y la reapertura de las economías, el empleo informal es el que más claramente se ha recuperado.
  • Los empleos informales representaban más del 70% de la creación neta de empleo desde mediados de 2020 en muchos países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, México y el Perú, y más de la mitad de todo el crecimiento del empleo en Chile y Costa Rica.
  • Dos son los efectos que están impulsando la fuerte recuperación del empleo informal en las primeras fases de la recuperación: el paso de estar fuera de la fuerza de trabajo a incorporarse al empleo informal y el del empleo formal al informal.
VER +
¿Por qué República Dominicana es la que más crecerá en 2023 de la región?

Recomendación de la OIT a América Latina

Sobre el final del apartado del estudio dedicado a la región, la OIT recomienda a los países que “las políticas se centren ahora en generar el suficiente empleo formal, no solo para absorber la fuerza de trabajo que está recuperándose, sino también para evitar posibles riesgos de desformalización”. A partir de ello, puntualiza:

  • Esto es de aplicación a las políticas de apoyo a las mipymes, que han de garantizar que estas alcancen el nivel mínimo de eficiencia y rentabilidad para crear trabajo decente, y las políticas que alientan el uso de las tecnologías digitales para apoyar el paso a la economía formal o la «e-formalización» y facilitan esta transición de las empresas —incluidas muchas nuevas empresas digitales— a la formalidad.
  • También es crucial que en la estrategia de recuperación económica se incluya una estrategia de empleo integral.
  • Por último, aunque los países de la región han hecho grandes esfuerzos para colmar las lagunas de la protección social y ampliar temporalmente la cobertura a trabajadores que en otro momento estarían excluidos, uno de los grandes retos es canalizar esos esfuerzos hacia la creación de sistemas de protección social sólidos y sostenibles, que comprendan garantías de ingresos permanentes y pisos de protección social.