Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., habla durante una conferencia de prensa tras una reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en Washington, DC, EE.UU., el miércoles 14 de diciembre de 2022. Fotógrafo: Al Drago/Bloomberg
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Tras haber fluctuado entre la previsión de una nueva alza de los tipos de interés de medio punto porcentual por parte de la Fed la semana que viene o una de un cuarto de punto porcentual, los comerciantes se han decantado firmemente por esta última opción, basándose tanto en los discursos de los responsables de la Fed como en los informes de los medios de comunicación. Si bien algunos índices económicos y de los mercados apoyan esta medida, distan mucho de ser uniformes. En efecto, mi análisis más extenso de la situación de la economía y las finanzas sería favorable a que la Reserva Federal elevase los tipos medio punto porcentual, teniendo en cuenta también factores como la gestión de riesgos, la fiabilidad y el constante desacople entre los valores de mercado y las previsiones de política monetaria del banco central para este año.

Según los datos de la última reunión de la Reserva Federal celebrada en diciembre y los múltiples comentarios posteriores, los responsables políticos han guiado a los mercados para que prevean una subida de tipos por parte del banco central de un cuarto de punto porcentual, para establecer un tipo máximo de algo más del 5% en este ciclo de subidas y permanecer en ese nivel durante el resto del año. Pese a la uniformidad y coherencia poco habituales del mensaje de los responsables de la Reserva Federal, los mercados siguen resistiéndose a tener plenamente en cuenta esta orientación política. En su lugar, los comerciantes esperan una rebaja de tipos de la Fed en el segundo semestre del 2023 y lo confirman con sus decisiones.

Por tanto, la Reserva Federal tiene ante sí tres objetivos prioritarios para la reunión de la semana que viene: Demostrar a los mercados sus previsiones de política para el 2023; implementar una política consecuente con las mismas; y, por consiguiente, restaurar en parte su reputación, perjudicada por su flagrante interpretación equivocada de la inflación durante la mayor parte de 2021 y, posteriormente, por una primera respuesta demasiado modesta en materia de política monetaria.

La Reserva Federal está convencida de que un incremento de un cuarto de punto porcentual es compatible con este propósito, frente al medio punto porcentual de diciembre y el máximo histórico de cuatro incrementos consecutivos de tres cuartos de punto porcentual. Las razones que se esgrimen para tal bajada trascienden la previsión de que una tasa inflacionaria ya decreciente siga a la baja en los meses venideros. Además, resulta consistente con el considerable nivel de liquidez de la economía, tanto a nivel nacional como internacional, o, en palabras del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, con la sensación de andar lentamente por un cuarto oscuro para sentirse más cómodo en él. Esta reflexión adquiere mayor relevancia en el marco de los índices prospectivos que apuntan a una posibilidad aún elevada de recesión, entre los que se incluyen los segmentos muy invertidos de la curva de rendimientos del Tesoro estadounidense.

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Sin embargo, estos argumentos no están exentos de contrapartidas notables. Considere los siguientes cuatro como iniciales:

  • Si bien la inflación seguirá bajando en el futuro inmediato, sus principales impulsores se han desplazado hacia el sector de los servicios, lo que aumenta el riesgo de presiones de precios más arraigadas cuando el mercado laboral se mantiene sólido.
  • Con el crecimiento global sorprendiendo al alza, la ventana para aumentos de tasas más ordenados se ha abierto más.
  • Las condiciones financieras se han relajado significativamente en los últimos meses y, según algunas medidas, están alrededor de los niveles que prevalecieron en marzo pasado, cuando la Fed inició este ciclo de alzas.
  • Un viaje más rápido a la tasa máxima, que ya ha sido señalado y reiterado por los funcionarios de la Fed varias veces, reduce las complejidades de vincular el camino a un destino variable.

También existen sólidos argumentos de gestión de riesgos a favor de otro aumento de 50 puntos antes de reducir a 25 puntos básicos.

Tal acción política reduce el riesgo de tener que aumentar las tasas a finales de este año, cuando la economía mundial se haya debilitado. Puede ayudar a revertir parte del daño a las credenciales de lucha contra la inflación de la Reserva Federal, comenzando con una mejor alineación entre la guía de política del banco central y la fijación de precios del mercado. Además, en un mundo intrínsecamente fluido en el que la probabilidad de otro error de política es incómodamente alta, permite una recuperación más fácil en caso de tal error.

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Si bien es cierto que la Fed camina por una cuarto oscuro, también es cierto que el tiempo es esencial. La Fed no tiene tanto tiempo como desea. De hecho, después de haberse atrasado dos veces (en la comprensión del fenómeno inflacionario actual y en la respuesta a él), una mala gestión adicional del reloj sería perjudicial no solo para la credibilidad del banco central y la futura eficacia de la política, sino también, lo que es más importante, para el bienestar de la economía nacional y de las economías globales.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

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