Bloomberg — La agitación política en Perú, desencadenada por la decisión del Congreso de no adelantar las elecciones presidenciales, se ha cobrado su primera víctima en Lima tras la muerte de un manifestante en la ciudad.
La muerte de Víctor Santisteban Yacsavilca eleva a 58 el número de personas fallecidas en las protestas de las últimas ocho semanas, entre ellas un agente de policía. Según el Ministerio del Interior, Santisteban fue atendido en un hospital local por una herida detrás de la oreja. La policía y la Fiscalía están investigando los hechos.
El martes, la asediada presidenta Dina Boluarte, que sustituyó a Pedro Castillo cuando fue destituido el 7 de diciembre, expresó su preocupación por la posibilidad de que se produjera un martirio en la capital.
“Cuando se trasladaron del interior del país a Lima, ¿qué decían los mensajes en las redes sociales? Una muerte en Lima vale por cien en provincia”, dijo Boluarte en rueda de prensa.
A primera hora del sábado, el Congreso rechazó una propuesta para adelantar las elecciones a octubre, una decisión criticada por el frágil gobierno de Boluarte. Se espera que los legisladores celebren una nueva votación el 30 de enero, según la emisora peruana RPP.
Desde hace casi dos meses, tras la detención de Castillo por intentar disolver el Congreso y gobernar por decreto, los manifestantes exigen la dimisión de Boluarte y de los congresistas.
“Ya he explicado las consecuencias negativas que tendría para el país mi dimisión en este momento”, dijo Boluarte a Trome, según una entrevista publicada el domingo. “Eso no resuelve la crisis”.
Mientras tanto, el recrudecimiento de la violencia en las protestas amenaza con reducir la producción de cobre del segundo proveedor mundial, con cerca del 30% de su producción en peligro en un momento de escasas existencias mundiales y precios elevados.
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