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El colapso de SVB dice mucho sobre San Francisco y Seattle

Bloomberg Opinión
Por Conor Sen
13 de marzo, 2023 | 09:35 AM
Tiempo de lectura: 4 minutos

Bloomberg Opinión — La Reserva Federal ha estado recordando a los inversores que tiene intención de seguir subiendo las tasas hasta enfriar la inflación y llevarla más cerca de su objetivo del 2% y restablezca el equilibrio de la economía. Pero se centra en el panorama nacional. ¿Cómo será una economía estadounidense más equilibrada a nivel metropolitano?

A algunos lugares siempre les irá mejor que a otros, y la economía pospandémica no es diferente. El colapso del Silicon Valley Bank ha puesto de relieve cómo las condiciones económicas locales pueden propagarse por una región de forma inesperada.

Las ofertas de empleo y los datos de vivienda ofrecen una ventana a la forma en que otro descenso en el ritmo de la actividad económica podría desarrollarse en todo el país, ciudad por ciudad. Tal y como lo muestra SVB, un banco centrado en startups tecnológicas, las peores tendencias del momento se observan en las ciudades de la costa oeste con un fuerte componente tecnológico, los mismos lugares que fueron los más beneficiados en la década de 2010: San Francisco, San José y Seattle. La crisis de SVB se traducirá probablemente en una menor disponibilidad de crédito para las startups y las empresas tecnológicas privadas en el futuro, lo que creará aún más vientos en contra para la economía tecnológica concentrada en la región.

Incluso si la economía estadounidense logra un aterrizaje suave, lo mejor que pueden esperar estas tres metrópolis es una leve recesión, por lo que los ciudadanos y los funcionarios públicos deberían empezar a planificar desde ahora.

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Una forma de ver hasta qué punto se ha desequilibrado el mercado laboral es comparar el nivel actual de ofertas de empleo con el mercado anterior a la pandemia. Esto es lo que hace la Reserva Federal cuando estudia cómo fijar la política monetaria. La semana pasada conocimos la Encuesta de Ofertas de Empleo y Rotación Laboral de la Oficina de Estadísticas Laborales correspondiente al mes de enero, que mostraba que había 10,8 millones de vacantes, frente a los poco más de 7 millones que había antes de la pandemia, lo que supone un aumento del 50%. El sitio web de empleo Indeed, que hace un seguimiento en tiempo real de las ofertas de empleo, muestra que a principios de marzo había un 33% más de ofertas que en enero de 2020.

Los datos de Indeed son especialmente útiles porque hacen un seguimiento de las ofertas a nivel metropolitano. Y aunque la mayoría de las ciudades parecen comparables a las cifras nacionales, San Francisco y Seattle tienen un 6,5% menos de ofertas de empleo que antes de la pandemia, y San José un 12% menos. Incluso entre sus homólogas occidentales destacan Phoenix, Los Ángeles, Sacramento y Denver, que siguen teniendo niveles de ofertas de empleo muy superiores a los de antes de la pandemia.

Los datos sobre el precio de la vivienda cuentan una historia similar. Según el índice Case-Shiller de S&P CoreLogic, entre las 20 principales áreas metropolitanas para las que se publican datos, sólo San Francisco y Seattle vieron caer los precios de la vivienda en diciembre en comparación con el año anterior.

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No es ningún secreto lo que ha ocurrido en estas ciudades. El sector tecnológico está experimentando una reducción de plantilla después de que el bombardeo de contrataciones durante la pandemia resultara excesivo. En muchos casos, las empresas tecnológicas están pivotando para centrarse más en la rentabilidad que en el crecimiento. Con algunos de los precios de la vivienda más altos del país, las tasas hipotecarias del 7% empeoran aún más la asequibilidad de la vivienda.

El problema al que se enfrentarán estas metrópolis tecnológicas durante al menos el próximo año es que, si bien sus economías aún podrían entrar en el ámbito de un “aterrizaje suave”, la economía general de EE.UU. sigue estando más caliente de lo que la Reserva Federal tolerará. Y si el crecimiento nacional tiene que desacelerarse, es probable que las condiciones empeoren para el Área de la Bahía y Seattle, empujándolas al territorio de la recesión.

Si hay un resquicio de esperanza para esta región de la Costa Oeste, es la oportunidad de remodelar unas economías que, según la mayoría de la gente, se habían inclinado demasiado hacia los “que tienen” (en su mayoría trabajadores tecnológicos y propietarios inmobiliarios) frente a los “que no tienen”. La desigualdad era galopante a medida que la escasez de vivienda expulsaba a la gente. Los gobiernos locales parecían no querer o no poder abordar los problemas. El floreciente crecimiento del empleo, los edificios de oficinas bien ocupados y el aumento del valor de las acciones y de los bienes inmuebles permitían evitar decisiones difíciles.

Ahora la incertidumbre es la norma. El sector tecnológico se encuentra en un periodo de transición, el futuro de los edificios de oficinas y de los distritos comerciales centrales está en entredicho, el valor de los inmuebles está bajando y, aunque el desempleo sigue siendo bajo, cabe preguntarse cómo será el mercado laboral cuando se agoten las indemnizaciones por despido en el sector tecnológico.

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Sea cual sea la frustración de la gente con las economías del Área de la Bahía y Seattle en la última década, la recesión hacia la que se dirigen tampoco será un picnic. Pero si ayuda a impulsar reformas relacionadas con la vivienda y la gobernanza y diversifica las economías que dependían excesivamente del sector tecnológico, quizá merezca la pena.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.