Qué necesita norte de Centroamérica para enfrentar crisis de seguridad alimentaria

Con el 20% de la población de El Salvador, Guatemala y Honduras en situación de inseguridad alimentaria aguda, la agrologística podría contribuir a enfrentar la situación

Naranjas
19 de mayo, 2023 | 02:20 PM

Bloomberg Línea — El Salvador, Guatemala y Honduras, países que conforman el norte de Centroamérica, enfrentan algunas de las consecuencias más severas la crisis mundial de seguridad alimentaria.

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Casi el 20% de la población de los tres países, es decir unas 7 millones de personas, sufren inseguridad alimentaria aguda (es decir, cuando la incapacidad de consumir alimentos suficientes pone su vida o sus medios de subsistencia en peligro inmediato) comparable a las tasas de prevalencia promedio en África Oriental, y se espera que esta situación se deteriore aún más.

Honduras y Guatemala, junto con Malawi, Sri Lanka, Zimbabue y Madagascar, están entre los seis países clasificados como “puntos críticos de hambruna” por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Es en este marco que un análisis del Banco Mundial propone que la agrologística puede apoyar a los pequeños agricultores de esta región, lo que podría contribuir a aumentar la seguridad alimentaria, aliviar la presión sobre los recursos naturales y el clima y mejorar los ingresos de los agricultores, las empresas agroalimentarias y las economías familiares.

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Por agrologística el informe se refiere a la infraestructura, maquinaria y servicios que permiten el movimiento de productos agroalimentarios de la granja a la mesa, tanto dentro de los países como a nivel internacional.

Los desafíos en el norte de Centroamérica

Un sistema de agrologística eficiente puede contribuir a resultados de desarrollo ecológicos, resilientes e inclusivos, como dietas saludables, menor huella de carbono y de agua, resiliencia climática, empleos de alta calidad, así como participación en el mercado y ganancias para productores familiares, señala el análisis.

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Sin embargo, los tres países históricamente han tenido un desempeño deficiente en este área, enfrentando desafíos como una baja productividad agrícola, falta de innovación, limitada inclusión financiera y alta vulnerabilidad climática.

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“En general, la región ha quedado rezagada respecto al resto del mundo en términos de eficiencia logística”, dice el artículo a cargo de cuatro economistas en agricultura y economía, “con caminos e infraestructura deficientes, una gestión fronteriza débil y sistemas de inspección fitosanitaria de bajo rendimiento que suponen costos adicionales y obstaculizan la productividad y competitividad del sistema alimentario”.

Además, la eficiencia logística en Centroamérica y el Caribe está desfasada, con una capacidad inadecuada de postcosecha y almacenamiento que contribuye de forma directa a la pérdida y el desperdicio de alimentos.

En Guatemala, estas circunstancias contribuyen a que se pierda cerca de un 38% anual de la producción de alimentos, cifra superior a la media de América Latina (34%) y de todas las regiones del mundo (desde un 26% en el sur y sudeste de Asia hasta 36% en África y Asia occidental y central). En el caso de Guatemala, la mayor cantidad de pérdidas suceden después de la cosecha.

¿Qué pueden hacer estos países?

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En términos de agrologística, el reporte se enfoca en los siguientes puntos:

  • Recopilación actualizada y sistemática de datos agrícolas y alimentarios. Los últimos censos agrícolas todos los países del norte de Centroamérica tienen, al menos, 15 años y las encuestas agrícolas no incluyen información agrologística.
  • Sistemas de innovación agrícola fortalecidos. Los objetivos de beneficios múltiples deben ser mencionados explícitamente en las políticas y programas públicos para la generación y transferencia de tecnología agrícola; asimismo, se debería establecer una coordinación más estrecha entre los diversos centros de innovación agrícola de la región.
  • Expandir el acceso a laboratorios y pruebas de calidad de los alimentos. Proporcionar una mejor articulación, calidad y rapidez de las pruebas y la certificación de la calidad de los alimentos hará que las cadenas de valor agroalimentarias sean más eficientes y confiables.
  • Diálogo intersectorial efectivo. La coordinación con el sector transporte para la operacionalización de los Planes Logísticos nacionales promoverá la inserción y la conectividad.
  • Simplificar procesos transfronterizos. La simplificación de los controles e inspecciones de los productos agrícolas aumentaría la eficiencia del comercio de alimentos y promovería la integración regional, garantizando que los pequeños agricultores puedan beneficiarse de oportunidades de exportación de alto valor.

Inversiones específicas en la cadena de valor pueden facilitar la puesta en práctica de esta agenda y complementar las políticas facilitadoras, concluyen los especialistas del Banco Mundial.