La gente cree que el visor de Apple es muy caro; pensaban lo mismo del Apple 1
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Bloomberg Opinión — Empecemos con una gran advertencia: no sabemos cómo se desenvolverá el visor Vision Pro de Apple en el mundo real.

Tras años de expectación, Apple desveló el lunes el visor -que mezcla elementos del mundo digital y físico- y ofreció grandes promesas de rendimiento y potencial para el gran público.

Sólo el uso intensivo del dispositivo, en lugar de los vídeos promocionales de Apple o sus entornos de demostración altamente controlados, revelará si tiene otro éxito similar al iPhone entre manos, o más bien, en nuestras caras. ¿Será cómodo utilizar el dispositivo durante periodos prolongados o provocará mareos a algunos usuarios? ¿Nos acostumbraremos a llevar unas gafas de esquí de alta tecnología o nos parecerá una tontería ponérnoslas en público? ¿Estarán dispuestos los consumidores a gastarse US$3.499 en el dispositivo cuando salga a la venta el año que viene?

Evidentemente, a Wall Street no le impresionaron ni el precio ni el plazo: Tras un día de subidas bursátiles que situaron a Apple en máximos históricos y a escasa distancia de los US$3 billones de capitalización bursátil, sus acciones cayeron cuando el mundo internalizó lo que la empresa había tardado años en desarrollar.

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Pero es demasiado pronto para descartar la entrada de Apple en lo que la empresa denominó el lunes “computación espacial”. De hecho, incluso si el dispositivo inicial de Apple no consigue ganar tracción, lo que vimos en la presentación del lunes demostró potencial para convertirse en una nueva plataforma informática esencial.

Apple ha hecho lo que muchos observadores tecnológicos creían imposible. Ha conseguido que la computación de realidad mixta sea interesante y atractiva. A diferencia de los dispositivos de la competencia, que hacen que el usuario se sienta aislado, Apple promete un dispositivo que reduce la intrusión de la tecnología. Los ojos del usuario son visibles para quienes le rodean, lo que permite simular el contacto visual sin necesidad de quitarse el dispositivo. Es una función que, con el tiempo, se convertirá en estándar en todos los dispositivos de realidad mixta y nos parecerá tan obvia que olvidaremos que alguna vez hubo que inventarla.

Un dial en la unidad permite al usuario aumentar o reducir el nivel de inmersión en función de sus preferencias personales. Se puede ajustar en un sentido para bloquear el mundo que nos rodea, o abrirlo si no queremos sentirnos aislados. Esta opción hará que sea más práctico llevarlo durante periodos más largos.

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La navegación por el dispositivo se controla con los ojos y las manos, y no, como se señaló en la presentación de Apple, con los toscos mandos de otros dispositivos, como el visor Quest de la empresa rival Meta Platforms Inc. El nuevo sistema operativo, visionOS, mantiene el lenguaje visual del iPad y el iPhone y, con él, la sensación de familiaridad con el funcionamiento de las aplicaciones.

Todo esto es posible gracias al dominio de Apple en hardware. Por ejemplo, se puede hacer una videollamada a usuarios que estén en iPhones o iPads, y las funciones de bienestar se emparejan con el Apple Watch. En la oficina, la conexión entre el MacBook y los auriculares deja atrás al tosco software de realidad virtual que ofrecen Meta y otros.

Irónicamente, la empresa matriz de Facebook, Meta, podría beneficiarse del despliegue de Vision Pro. Sus visores ya están disponibles y cuestan una fracción de lo que cuesta el dispositivo de Apple. El nuevo Meta Quest 3, anunciado la semana pasada para acaparar unos días de titulares antes del lanzamiento de Apple, cuesta US$499 y ya cuenta con un nutrido catálogo de aplicaciones y juegos.

Pero con el tiempo, el ecosistema de productos de Apple se impondrá sin duda, convirtiendo a Vision Pro, y a las iteraciones que le sigan, en líder del mercado, aunque en un segmento de productos que, con unos 35 millones de usuarios en EE.UU., es aún pequeño. Para aumentar enormemente la adopción, Apple necesita reunir a sus vastas legiones de desarrolladores externos para crear usos innovadores para lo que actualmente es un dispositivo extremadamente caro.

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Un acuerdo con la plataforma de desarrollo de juegos Unity es un buen comienzo, y la compatibilidad con las aplicaciones de realidad aumentada para iPad existentes significa que al menos habrá algunas cosas que hacer desde el primer día. Pero será difícil convencer a los desarrolladores de que inviertan recursos en un dispositivo que durante mucho tiempo tendrá un número muy reducido de usuarios.

Hasta entonces, dará la sensación de que el dispositivo no hace gran cosa más allá de recrear cosas que ya hacemos -transmitir películas, navegar por Internet o participar en videollamadas-, sólo que de una forma que a la vista parece más grande.

Pero esa es la realidad de una primera versión. El primer iPhone no tenía tienda de aplicaciones. El ordenador Apple 1, lanzado en 1976, apenas hacía nada en comparación con los estándares actuales. El primer ordenador de Apple costaba US$666, unos US$3.500 actuales.

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Tanto el iPhone como el Apple 1 hablaban de un futuro informático que hasta entonces no se había imaginado del todo. Con el tiempo, el coste del Vision Pro bajará, la batería dejará de ser necesaria y se eliminarán otras limitaciones. El dispositivo será cada vez más fino, ligero y fresco.

Apple no puede presumir de haber inventado la realidad mixta, por supuesto, pero, como es habitual en ella, ha aportado innovación y diseño inteligente a una categoría que carecía de ambas cosas. Pero no lo llames metaverso, ¿vale?

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg lp y sus propietarios.