Bloomberg — Los precios al consumo estadounidenses repuntaron en noviembre, reforzando la intención de la Reserva Federal de mantener las tasas de interés elevadas a corto plazo.
El llamado índice de precios al consumo subyacente, que excluye los costes de alimentación y energía, aumentó un 0,3% tras un avance del 0,2% en octubre, según cifras del Gobierno. Desde hace un año, avanzó un 4% por segundo mes consecutivo.
Los economistas consideran que el índice que excluye los elementos volátiles es un mejor indicador de la inflación subyacente que el IPC general, que aumentó levemente. En términos interanuales, el índice general subió un 3,1%.
Los datos del martes ponen de relieve la inestabilidad de la inflación. Aunque las presiones sobre los precios han retrocedido en gran medida desde máximos de varias décadas, un mercado laboral todavía fuerte sigue impulsando el gasto de los consumidores y la economía en general.
Las autoridades de la Fed inician el martes una reunión de dos días que se espera culmine con el mantenimiento de los tipos de interés. Es probable que el presidente Jerome Powell reitere que él y sus colegas quieren ver un retroceso más sostenible en el crecimiento de los precios antes de flexibilizar la política.
Los bonos del Tesoro recortaron ganancias, los futuros bursátiles se mantuvieron al alza y el dólar se debilitó tras la publicación.
Las cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales reflejaron aumentos en los alquileres, la atención médica y los seguros de automóviles. Los precios de los autos usados subieron por primera vez desde mayo. En cambio, bajaron los precios de la ropa y los muebles.
Los precios de la vivienda, que representan aproximadamente un tercio del índice general del IPC, subieron un 0,4%, compensando el descenso de los precios de la gasolina. Los economistas consideran que una moderación sostenida en la categoría de la vivienda es clave para reducir la inflación subyacente hasta el objetivo de la Reserva Federal.
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