La sorprendente actividad solar es una advertencia para los operadores de red

La primera indicación que tuvieron los humanos de que las fuerzas que causaron la aurora tenían consecuencias reales se produjo en 1859, cuando una enorme tormenta geomagnética azotó el planeta

Los científicos recopilaran datos del raro evento ocurrido durante la semana pasada y también se escrivirán numerosos artículos que deberán revisar.
Por Brian K. Sullivan
18 de mayo, 2024 | 03:59 PM

Bloomberg — Al final de la última semana, el Sol liberó millones de toneladas de gas sobrecalentado desde su superficie hacia el planeta Tierra y todos sus habitantes.

Y luego volvió a ocurrir, y otra vez, y, bueno, ya te haces una idea.

Alaska

Las fulgurantes auroras observadas en todo el mundo durante el último fin de semana nos ayudarán a comprender mejor la capacidad de la estrella.

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Prácticamente, se pueden oír los documentos de investigación que se están redactando, y que nos ayudarán a comprender mejor cómo debemos proteger infraestructuras vitales.

El pasado viernes, el Sol había lanzado 5 de las denominadas eyecciones de masa coronal (CME, por sus silgas en inglés) a 93 millones de millas (149,6 millones de km) de la Tierra.

Otra cadena de CME ha abandonado la superficie del Sol, lo que coloca este acontecimiento en un territorio poco frecuente.

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Michael Wiltberger, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica que estudia las eyecciones de masa coronal, afirma: “Lo que me parece asombroso es la velocidad con la que ha emitido tantas CME en dirección a nuestro planeta”. “Esto es algo que jamás habíamos visto con anterioridad”.

La forma en que un sol hiperactivo afecta el clima no necesariamente será lo primero en su lista. El Sol pasa por ciclos en los que produce muchas manchas solares y luego casi ninguna, en intervalos de aproximadamente 11 años.

Los llamados ciclos solares pueden tener una influencia en el clima, aunque sea pequeña, en comparación con las emisiones humanas y otros cambios naturales en la Tierra, como fenómeno de El Niño.

El mito de que el Sol salvará a la Tierra del calentamiento global ha sido un meme popular entre los negacionistas del clima.

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El razonamiento fue que hubo un momento en la historia en el que el Sol no produjo muchas manchas llamadas Mínimo de Maunder, lo que ocurrió durante un período en el que las temperaturas en toda Europa cayeron tanto que el período se conoce como la Pequeña Edad del Hielo.

Sin embargo, si bien hubo superposición, la Pequeña Edad del Hielo comenzó antes y duró más que el Mínimo de Maunder, que sólo se desarrolló entre 1645 y 1715.

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El mundo ha atravesado un período tranquilo en cuanto a manchas solares durante las últimas décadas, pero las temperaturas globales han alcanzado niveles récord.

Actualmente, el Sol está produciendo más manchas que en al menos los dos últimos ciclos, y 2023 fue el año más caluroso registrado. Los primeros meses de 2024 han sido aún más calurosos (aunque puede surgir La Niña y enfriar un poco las cosas).

Si bien es seguro decir que el Sol no revertirá repentinamente la tendencia del calentamiento global ni la acelerará, los eventos de este fin de semana estimularán una avalancha de otras investigaciones que podrían ser particularmente útiles para operar la red y la creciente infraestructura renovable.

Esas eyecciones de masa coronal son corrientes de partículas cargadas que interactúan con el campo magnético de la Tierra y pueden afectar todo tipo de tecnologías modernas.

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La primera indicación que tuvieron los humanos de que las fuerzas que causaron la aurora tenían consecuencias reales se produjo en 1859, cuando una enorme tormenta geomagnética azotó el planeta.

Las oficinas de telégrafos estallaron en llamas cuando la corriente eléctrica fluyó a través de los cables, las tuberías se energizaron y la aurora pudo haberse visto hasta en el sur de Hawái.

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El aumento de este fin de semana no estuvo ni cerca de la intensidad de esa tormenta geomagnética, conocida como el Evento Carrington. Eso es bueno. Las estimaciones de principios de este siglo encontraron que una tormenta de esa magnitud podría costar entre US$1 y US$2 billones y tardar entre cuatro y diez años en recuperarse.

El mundo se ha estado preparando. Estados Unidos y el Reino Unido han construido centros meteorológicos espaciales para emitir pronósticos y monitorear el Sol, y otros países han seguido su ejemplo.

Sin embargo, aunque el Sol brilla intensamente en el cielo, todavía tenemos mucho que aprender.

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El gigantesco cúmulo de manchas solares que provocó la aurora de este fin de semana y estresó a los operadores de la red girará alrededor de la parte posterior de la estrella. Nadie sabrá lo que está haciendo hasta que regrese, si es que regresa, dentro de varias semanas.

Los investigadores continuarán recopilando datos sobre este raro evento, y montones de investigaciones llegarán a los escritorios de los examinadores de revistas durante el próximo mes con la misma seguridad que las aves volarán hacia el sur durante el invierno.

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