Bloomberg Línea — El primer recorte de tasas de la Reserva Federal en 2025 dio un respiro inmediato a los mercados globales, pero plantea un dilema para Latinoamérica: la inflación converge más lento a las metas y ahora la región deberá definir su propio rumbo monetario.
El banco central estadounidense bajó el miércoles sus tasas en un cuarto de punto, situándola en un nuevo rango de 4% a 4,25%, en medio aún de las preocupaciones que aún suscita el mercado laboral.
Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas de Banco Itaú en Colombia, explicó a Bloomberg Línea que “fue un recorte moderado que ya se venía descontando por el mercado en las últimas semanas“.
Y, a su juicio, no necesariamente implicará recortes más agresivos en Latinoamérica.
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Aunque la inflación bajó en 16 países entre diciembre de 2024 y junio de 2025, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que la convergencia hacia las metas es cada vez más lenta.
Para Jonathan Fortun, economista del IIF en diálogo con Bloomberg Línea, la decisión de la Fed “cambia el tono general del ciclo global, pero no abre automáticamente la puerta a recortes más agresivos en América Latina”.
“Lo que hace, más bien, es aliviar ciertas restricciones externas y devolver algo de autonomía a los bancos centrales de la región”, dijo.
A partir de ahora, según Fortun, la dinámica pasa a depender casi exclusivamente de los datos domésticos en Latinoamérica: inflación subyacente, expectativas, tipo de cambio y riesgo fiscal.
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En ese marco, cada país enfrenta una ecuación distinta, aunque en términos generales se espera un aumento de flujos de cartera hacia América Latina.
Particularmente en mercados de deuda local que mantienen credibilidad y anclaje de expectativas, según Fortun.
Sin embargo, a diferencia de episodios anteriores, la relación riesgo-retorno es menos clara, el diferencial con el bono estadounidense a 10 años pierde guía y el dólar frente a monedas emergentes es más errático.
Brasil y México concentrarían la mayor parte del interés, mientras que países como Colombia o Chile muestran flujos más volátiles.
Según el economista de IIF, “en general, hay más dispersión y menos apetito estructural. La Fed ayuda, pero no resuelve”.
Latinoamérica, atenta a las señales de la Fed
Latinoamérica seguía de cerca la decisión de la Reserva Federal en la medida en la que el recorte podría despertar un interés en los activos de mayor riesgo e incidir directamente en las políticas monetarias a nivel interno.
En Brasil, la mayor economía del continente, el Banco Central dejó sin cambios este miércoles su tasa de interés de referencia, que permanece en 15 % anual, el nivel más alto en casi dos décadas.
En México, el Banco Central recortó en agosto en 25 puntos base la tasa de interés para dejarla en 7,75% desde un nivel previo de 8%.
Entre las decisiones más recientes, la semana pasado el Banco Central chileno mantuvo la tasa de interés referencial en 4,75%.
Por su parte, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) redujo el viernes pasado la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%.
Y en Colombia, el Banco de la República de Colombia optó por mantener sin cambios su tasa clave en 9,25% en su reunión de julio.
Si bien reconoció una moderación inflacionaria y cierta solidez en el mercado laboral, las autoridades monetarias reiteraron que la inflación subyacente continúa elevada y que se requiere cautela.
Carolina Monzón, de Banco Itaú, explica que Colombia presenta dos grandes retos locales.
De un lado, la inflación, que se mantiene por encima del 5% y dificulta cumplir el rango meta en 2026.
De otra parte, están los desafíos fiscales, con un déficit esperado superior al 7%.
A estos factores se suman los retos en la definición del presupuesto y la reforma tributaria.
Por ello, “se exigiría mucha cautela por parte del banco central antes de ejecutar nuevos recortes de tasa”.
Indicó que en Itaú esperan una tasa de cierre de año del 9,25% y unos 100 puntos básicos de recorte de cara a 2026 en Colombia, llegando a 8,25%, “siendo conscientes de que los riesgos alcistas están sobre la mesa”.
En el caso de Argentina, el recorte de la Fed podría dar cierto alivio a la deuda al mejorar el costo de financiamiento y el apetito inversor, pero el elevado riesgo país y la incertidumbre fiscal y monetaria limitan ese efecto.
Jorge Ángel Harker, analista de mercados internacionales de Adcap Grupo Financiero, explica que la baja de tasas de la Fed ayudará a los mercados emergentes a refinanciar su deuda o a emitir deuda mucho más barata.
“Esto lo estuvimos viendo las últimas semanas: las primas de riesgo de los emisores emergentes latinoamericanos fueron mejorando y se vio un rally de los bonos en general, lo cual significa que volvió el apetito por los bonos y tendríamos mejores tasas para invertir. No sería este el escenario para el caso argentino", señaló Harker en un análisis.
Consideró además que para los mercados emergentes se avecina un escenario de mayor debilitamiento del dólar, lo que encarecerá la competitividad de sus productos por la apreciación de sus monedas.
Al mismo tiempo, podría estar gestándose un superciclo de materias primas, que se perfilarían como un refugio ante un eventual escenario de estanflación.
Dan Siluk, gestor de carteras de Janus Henderson, advierte que las revisiones de las previsiones económicas, que incluyen una mayor inflación, un mayor PIB y un menor desempleo, “plantean dudas sobre la coherencia interna de la trayectoria de la política de la Fed”.
En su opinión, “los mercados pueden acoger con satisfacción la tendencia a la flexibilización, pero el mensaje sigue siendo matizado y está lejos de ser un giro completo”.
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