¿Cómo le irá a Colombia en 2026? Estos son los riesgos que ve JPMorgan

El banco proyecta un crecimiento moderado y señala que el próximo gobierno deberá actuar con rapidez para evitar un deterioro fiscal mayor, en un entorno de presiones inflacionarias y política monetaria restrictiva.

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Bloomberg Línea — Colombia se acerca a un año marcado por elecciones y riesgos macroeconómicos que presionan la estabilidad interna. JPMorgan (JPM) identifica tensiones fiscales, presiones inflacionarias y una posible corrección cambiaria como elementos centrales que influirán en el desempeño de la economía en 2026.

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El banco señala que el país transita hacia un ciclo electoral en el que se enfrentan propuestas de continuidad y de cambio, con efectos directos sobre expectativas y precios de los activos.

El informe plantea que la trayectoria del crecimiento reciente refleja un impulso fuerte del consumo, que se mantiene por encima del desempeño del producto, mientras la inversión fija continúa rezagada.

Esta combinación sostiene la actividad en el corto plazo, pero al mismo tiempo expone al país a un ensanchamiento de los desequilibrios externos y a presiones sobre la moneda. Según la proyección, el crecimiento sería de 2,7% en 2025 y de 2,8% en 2026, con una brecha de demanda que se mantiene abierta.

En materia inflacionaria, JPMorgan anticipa un proceso de convergencia lento. El informe afirma que “la inflación sigue obstinadamente alta”, lo que dificulta el retorno hacia la meta en la trayectoria prevista por el Banco de la República. Para 2026, la estimación para la inflación total se ubica en 4,7%, mientras la inflación básica se mantendría en 5,2%.

Riesgos fiscales

JPMorgan advierte que “el próximo gobierno debe actuar con rapidez para estabilizar la política fiscal”. Esta afirmación sintetiza la preocupación del banco sobre un aumento sostenido en el gasto primario y un deterioro en los ingresos que mantiene elevadas las necesidades de financiamiento.

De acuerdo con el informe, el déficit primario sería de -3,5% del PIB en 2025 y de -2,8% en 2026, mientras el balance fiscal total se ubicaría en un déficit de -7,3% en 2025 y de -6,6% en 2026.

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El estudio subraya que el efecto observado en la reducción del servicio de deuda no refleja una mejora estructural, sino ajustes contables que no disminuyen las necesidades reales de financiamiento.

JPMorgan señala que las necesidades brutas podrían llegar a 9,5% del PIB en 2025 y a 11% en 2026. Este nivel presiona las primas de riesgo y limita la capacidad del banco central para considerar recortes de tasas, incluso en un contexto de actividad moderada.

Los riesgos fiscales se dan en medio de un proceso electoral abierto, con un electorado expuesto a señales mixtas de seguridad, política fiscal y desempeño económico.

JPMorgan señala que “se espera una elección presidencial de segunda vuelta muy reñida en 2026”, en la que el votante promedio enfrenta un escenario de continuidad o cambio.

El documento añade que “las probabilidades actuales favorecen el cambio de régimen” y la lectura del banco sugiere que la expectativa de un giro político explica que el índice de incertidumbre local no muestre desviaciones importantes frente a países comparables.

El reporte también detalla que la participación en las primarias del Pacto Histórico superó los niveles previstos, lo que reactivó al partido oficialista, mientras la oposición mantiene un panorama fragmentado que sólo se clarificaría con las consultas de marzo. Este entorno electoral influye sobre las primas de riesgo, el tipo de cambio y la valoración de los activos domésticos.

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Riesgo de política monetaria más estricta

JPMorgan sostiene que “la inflación permanece obstinadamente alta”, y relaciona esta dinámica con un nivel de consumo que supera la capacidad interna de oferta. El documento ve riesgos al alza para la inflación asociados a ajustes salariales y presiones en precios de servicios. La estimación también incluye un incremento real del salario mínimo de 6%.

El informe remarca que “las expectativas de inflación han aumentado”. Según el banco, las expectativas a 12 meses subieron 50 puntos básicos y las de 24 meses aumentaron 30 puntos básicos, ubicándose las primeras por encima del rango superior de la meta.

En este contexto, el banco central enfrenta restricciones para considerar recortes, ya que un sesgo menos estricto podría reactivar presiones cambiarias o inflacionarias.

El documento afirma que la probabilidad de un aumento de 100 puntos básicos en la tasa de política “se acerca a 50%”. Aunque el escenario base de JPMorgan plantea una tasa estable de 9,3% durante 2026, señala que la postura mayoritaria en la junta se ha tornado más estricta y que una decisión de aumento dependerá de los datos próximos de inflación, expectativas y demanda interna.

El informe también presenta una estimación de la tasa neutral y explica que “estimamos la neutral en 3,75%, 65 puntos básicos más alta”.

Riesgos sobre el tipo de cambio

El análisis expone que la brecha entre demanda y oferta presiona la posición externa del país. Según los analistas de JPMorgan, “el desequilibrio externo probablemente se ampliará”, debido a importaciones dinámicas, exportaciones estancadas y un flujo de remesas que ya no exhibe crecimientos significativos. El déficit en cuenta corriente pasaría de -2,7% del PIB en 2025 a -3,2% en 2026 y el balance básico se ubica en terreno negativo.

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JPMorgan advierte que este escenario incrementa la posibilidad de una corrección cambiaria en el mediano plazo. Para los analistas del banco, la combinación de demanda interna firme, remesas estables y precios de exportación sin variaciones significativas tensiona el tipo de cambio y reduce la capacidad del mercado para absorber choques externos.

Un entorno fiscal más restrictivo y señales de política monetaria al alza podrían mitigar parcialmente esas presiones, pero el informe indica que la trayectoria dependerá de la evolución de la actividad global y de las decisiones políticas internas.

La lectura general de JPMorgan apunta a un panorama para 2026 condicionado por decisiones electorales y por la capacidad de las autoridades para estabilizar las cuentas públicas y anclar expectativas inflacionarias. Colombia ingresa en un ciclo con presiones simultáneas sobre crecimiento, inflación, tipo de cambio y política fiscal.