El giro estructural que anticipa Saxo Bank para los mercados en 2026

Saxo Bank anticipa un cambio en el comportamiento de los mercados hacia 2026, marcado por menor tolerancia a las narrativas y mayor exigencia sobre márgenes, flujos de caja y fundamentos macroeconómicos.

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Bloomberg Línea — El escenario financiero global se adentra en 2026 con menos certezas y más preguntas. El cambio de régimen que anticipa Saxo Bank deja entrever que los motores tradicionales del mercado, como el estímulo monetario, las narrativas tecnológicas o la confianza en los bancos centrales, podrían perder tracción frente a nuevas fuentes de riesgo y valoración.

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El informe, elaborado por la estratega jefe de inversiones Charu Chanana, advierte que los inversionistas podrían enfrentar un entorno de menor tolerancia a las promesas y mayor exigencia sobre los resultados tangibles. La transición desde un mercado guiado por historias a uno condicionado por restricciones fiscales, geopolíticas y estructurales marca el tono del análisis.

“2026 puede tener menos que ver con un ‘escenario base’ ordenado y más con un cambio de régimen”, señala el informe. Según Saxo Bank, el mercado puede volver a valorar lo que verdaderamente importa: crecimiento, inflación, disciplina fiscal, concentración bursátil y tensiones geopolíticas.

Del relato de la IA al escrutinio financiero

Durante 2025, las expectativas en torno a la inteligencia artificial impulsaron valoraciones y flujos hacia empresas tecnológicas con promesas de monetización futura. Pero Saxo Bank anticipa un giro en el foco de los inversionistas. “2025 recompensó la narrativa: capex, escala y la promesa de que la monetización de la IA llegaría ‘pronto’. 2026 es cuando los mercados pueden volverse menos pacientes y más forenses: muéstrame márgenes, muéstrame poder de precios, muéstrame flujo de caja”, afirma Chanana.

Esto implica un riesgo para los inversionistas altamente expuestos a grandes tecnológicas. La concentración en fondos de crecimiento vinculados a las mismas acciones podría amplificar la volatilidad. “Los ganadores aún pueden ganar, pero el beta fácil puede desvanecerse”, advierte el banco. Según Chanana, en un entorno de expectativas elevadas, “los resultados ‘buenos’ pueden ser castigados si no son sorprendentes”.

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La presión no sólo proviene de los fundamentos corporativos. La política fiscal emerge como un factor clave que podría reordenar las prioridades del mercado. “¿Estamos subestimando un mundo donde la política fiscal importa más que los bancos centrales?”, plantea el informe.

Durante la última década, el protagonismo de la Reserva Federal y otros bancos centrales estructuró las decisiones de inversión. Sin embargo, Saxo Bank señala que, en la próxima etapa, “los bancos centrales pueden estar reaccionando, no liderando, y el ‘apoyo’ puede verse diferente”.

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Volatilidad estructural y correlaciones rotas

Más allá de los riesgos tradicionales, el informe sugiere que los mercados podrían entrar en una fase de mayor inestabilidad estructural, con correlaciones menos predecibles y shocks más frecuentes.

El verdadero riesgo no es que la inflación se mantenga alta. Es que la inflación se vuelva errática”, señala el informe. Según Chanana, esta variabilidad la haría más sensible a choques de oferta, eventos geopolíticos o intervenciones de política.

En este entorno, la diversificación tradicional por clases de activos podría resultar insuficiente. “2026 puede recompensar carteras construidas en torno a diferentes exposiciones: sensibilidad a tasas, sensibilidad al crecimiento, sensibilidad a la inflación, sensibilidad a la liquidez, sensibilidad a divisas y sensibilidad geopolítica”, advierte el análisis.

Según Chanana, “la diversificación no consistirá en tener más tickers. Consistirá en tener diferentes impulsores de riesgo y en saber lo que realmente se posee cuando la historia se rompe”.

La dinámica del dólar también figura como una variable crítica. Un repunte de la moneda estadounidense podría impactar primero a activos sensibles como monedas emergentes, commodities y empresas multinacionales estadounidenses.

“Un dólar más fuerte a menudo golpea primero las áreas más sensibles: monedas emergentes y apetito por riesgo, luego los commodities y más tarde las ganancias globales a través de la conversión de divisas”, explica el informe, según Chanana. Este tipo de movimientos, según Saxo Bank, “rara vez es suave, y puede endurecer las condiciones financieras a nivel global”.

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El informe también plantea dudas sobre la seguridad tradicional de los bonos de largo plazo, especialmente si los recortes de tasas por parte de la Reserva Federal no vienen acompañados de una desaceleración del crecimiento. “Si el crecimiento se mantiene, los rendimientos a largo plazo pueden seguir elevados”, concluye Chanana.